Entre otras cosas, una de las características del barrio de El Limonar es que está literalmente a los pies del parque natural de los Montes de Málaga, una zona verde reconocida y protegida de unas 5.000 hectáreas. En esa zona hay un par de centros ecuestres, algunas casas, y mucho campo.

Ahora, con este boom inmobiliario, están construyendo las exclusivas Colinas de El Limonar. El barrio sigue creciendo a costa de comerse la poca zona sin urbanizar que queda en la ciudad. Sin embargo, un poco más arriba, hay unos pocos vecinos que se sienten abandonados por el Ayuntamiento y que se consideran la escombrera de las obras de alrededor.

Éstos están en una zona que, según ellos, siempre ha sido un punto muerto para el alcalde. Están en un camino sin apenas uso que acaba en el camino de los montes, ya fuera de la ciudad y que hasta hace poco estaba incluso sin asfaltar.

Recientemente, por la presión y con apoyo de los dos negocios hípicos y de los vecinos, asfaltaron la mitad del carril hasta el Club Hípico. Dejaron atrás las casas de los que siguen gritando que les ignoran.

Recurrentemente se han quejado de las basuras, que además de atraer a los animales propios de las inmediaciones de un parque natural como son zorros, jabalíes y diversas aves, llamaban a los equinos de alrededor para darse un festín de basuras. Éstos no son caballos salvajes sin dueño, sino que tienen un dueño que evidentemente deja que desear en los estándares de cuidado animal.

Eso da problemas de plagas, de contaminación del suelo y además no está bonito en una zona frecuentada por caminantes y familias que van a pasar la tarde en una de las pocas zonas verdes de verdad al lado de la ciudad. Ahora, han subido dos puntos el problema de basuras hasta convertirlo en neumáticos, sillas de plástico, termos abandonados y hasta escombros. Probablemente, según los vecinos, de las obras de alrededor.

Éstos, obviamente, se han quejado a las autoridades, pero han entrado en el círculo infinito de la administración; han ido a la junta de distrito, al ayuntamiento y a la consejería de Medio Ambiente que se van pasando el problema como si tuvieran una polea para subir y bajar los niveles de la administración.

Las ordenanzas municipales dicen que el Ayuntamiento recogerá los residuos sólidos domésticos de los vecinos, pero cuando son de una actividad económica como los bares, restaurantes, o las obras; las empresas serán las responsables. Por ello, cuando se hace una obra, por pequeña que sea, hay que encargarse de los escombros y desde luego no tirarlos en una arboledas. Eso es incívico.

Hablaba anteriormente de la economía circular, pero la verdad es que el ser humano es una máquina perfecta de crear desperdicios que hay que gestionar. Las basuras habituales que encontramos en las calles sí son responsabilidad del ayuntamiento, y es una queja habitual de los vecinos, especialmente a las puertas de elecciones municipales.

Pero el vertido descontrolado de despojos en zonas naturales es punible y hay que condenar al que lo haga para que al menos se cubran los gastos de la limpieza, y no lo tengamos que pagar todos los malagueños. También habrá que dar una de cal y otra de arena y facilitar que pequeños empresarios y autónomos cumplan su parte con incentivos económicos. Mientras tanto, el ayuntamiento tiene que dar un paso adelante y encargarse en lo que se ha convertido en la exclusiva escombrera de El Limonar.