¿Terminar la segunda torre de la Catedral en metacrilato? ¿Hacer una bóveda de cristal? ¿Apostar por materiales renovables para mantener el compromiso social con la sostenibilidad? Todas estas preguntas van dirigidas a un futuro hipotético del que apenas se tienen conocimientos. Sin embargo, en la línea cronológica que define la historia del primer templo de la Diócesis de Málaga sí que hay constancia de respuestas inimaginables.
Cualquier ciudadano con un mínimo de interés en este edificio sabe situar en el tiempo cuándo se colocaron los primeros cimientos, qué pasos se siguieron durante su construcción y de qué manera ha ido evolucionando el inmueble. Se han escrito ríos de tinta sobre la Catedral desde que se inició el proceso a principios del siglo XVI. No obstante, lo que ocurrió antes de esa fecha quizá es una sorpresa para muchos. Y es que basta con echar la vista atrás para comprobar que sus inicios materiales se remontan a muchos, muchos, muchos años antes. Concretamente, unos 65 millones de años.
Alberto J. Palomo Cruz, archivero de la Catedral de Málaga, en un artículo reciente para la revista Diócesis habla al respecto de un conocido hallazgo. Explica que fue en el año 1996 cuando comenzó la restauración del pavimento del templo; unos trabajos que fueron llevados a cabo por la escuela taller Molina Lario. "Resanado lo roto y puliendo la superficie, se consiguió el efecto de lustre perdido que el conjunto tuvo en su origen", destaca.
Estas labores permitieron sacar a la luz "numerosos restos de fósiles integrados en los sedimentos de las piedras". Palomo Cruz subraya que la gran mayoría proceden de ammonites, una subespecie de los moluscos y caracoles que habitaron en los océanos hasta el final el periodo cretácico. Una etapa en la escala temporal geológica que tuvo lugar hace entre 145 y 65 millones de años.
"Esto atestigua que las canteras de donde se obtuvo el material, proveniente de Mijas y del Torcal de Antequera, formaron parte en su momento del lecho marino". La solería del primer templo terminó de instalarse en el siglo XVIII, "coincidiendo con la unificación de la obra nueva con la antigua", expone el archivero.
Para aquellos que quieran saber dónde se encuentran algunos de estos restos, Palomo Cruz apunta a que "uno de los más visibles" se puede apreciar cerca del altar de San Sebastián, próximo a la puerta del Patio de las Cadenas. No es el único caso de restos históricos que existe en el principal templo de la Diócesis de Málaga.
El doctor José Manuel García Aguilar, del departamento de Ecología y Geología de la Universidad de Málaga, elaboró una "interpretación geológica del paisaje" a través de rutas por la ciudad, con el objetivo de desarrollar los conocimientos sobre geología urbana. En el caso concreto de la Catedral, el profesor señala: "Este edificio encierra un extenso e interesante catálogo de rocas entre las que tenemos ejemplos espectaculares de areniscas fosilíferas de edad Mioceno superior (unos 8 millones de años) que contienen abundantes restos de fauna marina como son bivalvos, ostreidos y gasterópodos".
Estas rocas, que forman parte del perímetro exterior oeste, constituyen uno de los elementos de geología urbana "más interesantes y llamativos de todo el centro urbano de Málaga", subraya García Aguilar. ¿La mejor opción para descubrirlas? Un paseo por el casco antiguo de la ciudad.