Si hay una imagen típica el 12 de octubre en Málaga esa es la de las largas colas desde primera hora de la mañana en el barrio de Las Delicias, donde la heladería Inma más que un establecimiento resulta ser una institución. El Día de la Hispanidad marca el fin de temporada en muchas casas heladeras como Inma, que aprovecha la jornada de festivo para poner todos sus helados a mitad de precio con el principal objetivo de vender a lo largo del día todo su stock.
Como saben que los consumidores aprovechan este día para comprar sus helados favoritos casi en toneladas para tener provisiones para todo el invierno -los más solicitados, como el kinder, suelen desaparecer a primera hora-, en la heladería se suelen ver obligados a limitar los litros de helado que puede llevarse cada cliente.
El cierre de la heladería da paso a la temporada de castañas. A tan solo unos metros de la heladería Inma, en la Glorieta Escultor Antonio Leiva Jiménez, es curioso, pero podemos encontrar un puesto llamado Castañas Inma. Pese a que puede parecer una estrategia de marketing pensadísima, el nombre proviene del nombre de una de sus dueñas, Inma. "La gente se cree que es por la heladería, pero no es así, es por mi nombre. Aunque reconozco que todo ayuda, porque les hace gracia. ¡Ojalá fuera mía la heladería también!", reconoce Inma riendo.
Junto a Antonio, su pareja, abrió hace una década el puesto, muy cerca de donde viven. "Nos va muy bien, la verdad. Es un barrio muy agradecido, nos tienen muy en cuenta y se acuerdan de nosotros siempre para bien. Jamás hemos tenido un problema aquí", explica Antonio a este periódico, mientras que Inma atiende a una vecina, que asegura que "ellos tienen las mejores castañas del mundo".
Para ellos, lo mejor de ser castañeros es ver cómo los niños del barrio van creciendo año tras año y les visitan. "Lo peor, al contrario, como en un barrio donde hay tantísima gente mayor te vas dando cuenta de cómo desaparecen y los vas perdiendo", añaden.
Ellos pusieron el puesto tras ver cómo un familiar ponía uno en La Palma. "Yo le dije que teníamos que ponerlo, que nos iría bien", dice Inma. "Y aquí estamos", responden a la vez mirándose de manera cómplice.
Reconocen que la temporada está "flojita", aunque va mejorando "el panorama con el paso de los días". "Cuando pongan las luces de Navidad en el centro, la cosa cambia. Los de aquella zona hacen mucho más que nosotros. Es por eso por lo que hay aprovechar bien estos meses", explica Antonio. Pueden tener el puesto abierto hasta el 31 de diciembre, con la posibilidad de prorrogarlo hasta el Día de Reyes. Antonio se muestra agradecido con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, por el trato que dio a los castañeros en los peores momentos de la pandemia. "Nos amplió el horario hasta las 21.00 horas. Nosotros cuidábamos al detalle todo, el líquido para lavarse los manos estaba en el mostrador y pedíamos a la gente que guardara la distancia en la cola. Fueron tiempos difíciles", recuerda la pareja.
Para diferenciarse de la competencia, Antonio e Inma han creado una tarjeta de fidelización -hay algunos más que lo hacen-. Cada vez que un cliente le compre un euro, que equivale a cinco castañas, le pondrán un sello. Cuando gasten un total de 15 euros, podrán llevarse un cartucho de castañas gratis. "A los niños les vuelve locos la idea. Lo ven como un juego", aclara Inma. ¿Se acabarán haciendo tan populares como la heladería? ¡El tiempo lo dirá! EL ESPAÑOL de Málaga pudo probar las castañas y hemos de decir que estaban deliciosas.