Muere Ablaye, el enfermo terminal que emocionó con su última voluntad, ver a su hijo: luchó y lo consiguió
El senegalés había empeorado mucho durante la última semana, especialmente este sábado, cuando decidieron sedarle para que dejara de sufrir.
4 diciembre, 2022 12:12Noticias relacionadas
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Su caso emocionó a la provincia de Málaga y provocó mucho movimiento social, especialmente a través de las redes. Ablaye Mboup sabía que fallecería más pronto que tarde por la enfermedad rara que padecía, hipertensión arterial pulmonar. Sin embargo, se aferraba a la vida por un deseo en concreto, su última voluntad: "tocar" a su hijo mayor, como le pedía a los médicos. Quería morir acompañado de Cheikh, su hijo, y desde el Hospital Costa del Sol se pusieron manos a la obra para traerlo cuanto antes desde Senegal, de donde el propio Ablaye era originario. Jamás pensaron que el camino sería tan difícil. Que la burocracia iba a complicar tanto las cosas. Pero la presión social y mediática logró el milagro y Cheikh pudo llegar a tiempo para pasar los últimos días con su padre la semana pasada. Desde entonces, no se ha separado de él.
Era una sensación extraña. Todos sabían que iba a morir, pero lo importante era cumplir su deseo. Era el final 'feliz' que querían lograr, aunque la muerte viniera después porque significaría que Ablaye se iba a ir en paz. Este domingo 4 de diciembre de madrugada, la diminuta llamada de vida de Ablaye se apagó para siempre. Según cuenta a este periódico Rafa Bravo, su cardiólogo, que ha luchado por hacer los últimos días de Ablaye lo más llevaderos posibles, el senegalés había empeorado mucho durante la última semana, especialmente este sábado, cuando decidieron sedarle para que dejara de sufrir.
Cheikh estuvo con él hasta el final de sus días como él quería. El joven pasó una odisea en su país, llegando a dormir en la puerta del Consulado de España en Senegal para lograr una cita que le permitiera obtener el visado para acudir a la llamada de su padre. Tenía todo en regla, pero tuvo que mover cielo y tierra para conseguirlo. Bravo escribió hasta a Letizia Ortiz, muy concienciada siempre con las enfermedades raras, para intentar que los plazos se aceleraran. Ablaye se apagaba por minutos. No había tiempo. El 21 de noviembre fue cuando Cheikh entró por la puerta de su habitación en el Costa del Sol, donde jamás se olvidarán de un paciente como él y de la lección que les ha dado a todos.