"Esta es nuestra mesa, Manolo". Se escucha el ruido de una silla arrastrarse y el tintineo de cucharillas o copas. La imagen está en negro. "A todos los deportes se juega, se juega a todo. Nadie dice 'jugamos al boxeo'". Así comienza el documental El pésimo actor mexicano. Manuel Alcántara en plano durante una hora. Apenas han pasado dos minutos y aparecen dos Dry Martini en la mesa. Estamos en el restaurante María, en la avenida del Pintor Sorolla.
Hay habituales del establecimiento que jamás se han sentado en una mesa. No es raro traspasar el dintel de la puerta, junto al mosaico del antiguo restaurante Conde Ansúrez, y ver una cordillera de paellas esperando a ser recogidas. Un take away gourmet. Los que sí se sientan se enfrentan a intensas mesas y largas sobremesas. Buen ejemplo de éstas son las tertulias en las que, entre otros, compartían Manuel Alcántara, el arquitecto Francisco Peñalosa, el exalcalde de Málaga Pedro Aparicio con Salvador Moreno Peralta o los periodistas Rafael Porras y Teodoro León Gross.
Son los recuerdos de este último los que hablan de las horas en María como "un ejercicio de memoria sentimental". Durante las más de tres décadas de amistad entre León Gross y Alcántara recuerda preferencias por diferentes restaurantes, pero "donde se sentía más cómodo, quizá porque le recordaba a Madrid, era María".
Era la basílica donde acudir semanalmente a la liturgia de la tertulia. Cada jueves, a mesa y mantel, la reunión se conformaba en torno a Manuel Alcántara como ministro de la palabra. Concelebraban los anteriormente citados. En aquellas ceremonias ocurría que de cuando en cuando se acercaba alguien a la mesa y espetaba: "¡Qué tertulia! Las conversaciones deben ser maravillosas, culturales e intelectuales", recuerda León Gross. Los comensales se reían: "Muchas veces estábamos hablando de asuntos frívolos".
Entre esos asuntos frívolos, obviamente, el fútbol: "A Manolo Alcántara siempre le gustó definirse como viudo del Club Deportivo Málaga, una expresión que luego le he robado. Pero también tenía algo de madridista, como lo teníamos todos los demás. A excepción de Pedro Aparicio, que era profundamente del Barcelona".
María se convertía, con la botella de CVNE sobre la mesa, en el escenario de largas reuniones. "Nada humano me es ajeno", decía Terencio. Por eso, en aquellas tertulias se hablaba de política, "y mucho sobre la ciudad de Málaga".
La elección de este restaurante para las tertulias fue por una conjunción de elementos: "A Manolo (Alcántara) le gustaba mucho la comida de producto, de materia prima. Es decir, la cocina tradicional. Y el caldo del puchero en invierno en María es excelente. También el lechazo, el cochinillo y unos buenos arroces", recuerda León Gross. A ese importante matiz, el de la comida, se le une que María está situado en un punto de paso.
Antes de llegar a María, la tertulia pasó por otros lugares como El Cobertizo, Hermanos Alba o Juanito Juan, en El Palo. Pero durante años se asentó en este punto intermedio entre el Miramar y El Morlaco.
"La tertulia de los jueves se instaló allí durante años, pero se acabó resintiendo con la muerte de Pedro Aparicio". Aquel primer golpe a los tertulianos llegó en 2014, cuando el exalcalde fallecía con 71 años. Ya sin la regularidad de los jueves, relata León Gross, "hubo una cierta diáspora, pero ocupamos una mesa más pequeña, el Rincón del maestro, donde nos mantuvimos fieles hasta el final". En abril de 2019, se produjo la muerte de Manuel Alcántara.
Pero León Gross, profesor titular de Periodismo de la Universidad de Málaga y director del programa de Canal Sur Mesa de Análisis, no sólo ha estado con Alcántara en María. "Es un sitio en el que he estado con muchísimos amigos de Málaga, porque es de los sitios que se tienen en mente para comer bien", señala.
Una de las conversaciones más divertidas que recuerda fue con la cantaora Mayte Martín. "Mayte es una de las cantaoras de flamenco más innovadora, con capacidad de trascender la ortodoxia. Además, hizo un disco espléndido sobre los poemas de Manuel Alcántara". Junto a León Gross han pasado por María otros periodistas, como Silvia Cruz o Arcadi Espada.
Un punto y seguido
María supone un punto y seguido en el largo viaje entre restaurantes malagueños. En su momento era, prácticamente, una casa de postas que lindaba con aquella ciudad que volvía a existir una vez pasado El Balneario de Los Baños del Carmen. De María hasta Pedregalejo no había nada.
Abre de lunes a domingo al mediodía y los viernes y sábados también por las noches. Sus arroces son todo un clásico y se pueden encargar para recoger. En Google tiene casi 600 reseñas que le otorgan una calificación de 4,6 sobre 5 estrellas. Entre las opiniones destacan las menciones a la comida tradicional, sus arroces o la cocina de producto de la que disfrutaba Manuel Alcántara.