Pepe y Pepi posan en el interior de la barra.

Pepe y Pepi posan en el interior de la barra. Alba Rosado

Gastronomía

Durán Durán, el local con los camperos más musicales de Málaga: "El Bisbal es nuestra estrella"

La propietaria de la hamburguesería, Pepi, sueña con que el artista almeriense pruebe algún día su bocadillo más vendido, que lleva su nombre, y en el que la cebolla caramelizada es la protagonista.

11 octubre, 2023 05:00

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Bisbal, Alborán o Flores. Aunque parezca curioso, no son los cabezas de cartel que encontrarás en el próximo festival de música que venga a Málaga el próximo verano, sino los nombres de algunos de los camperos más populares de la hamburguesería Durán Durán, que lleva cuatro décadas deleitando a los malagueños con sus famosos bocadillos musicales.

Llevan prácticamente treinta años en Santa Paula, a unos metros de La Térmica, pero los primeros once años de historia de este negocio familiar, tuvieron lugar en Carlinda, donde los padres de Pepi, la actual propietaria, abrieron el local donde empezó todo en los años 80. Tenían serranitos, pero también camperos clásicos como el normal o el de pollo, "lo típico", reconoce. Durán Durán fue uno de los primeros locales malagueños en tomar el testigo a Los Paninis, el templo creador del campero, que ya desapareció.

"Fue en Carlinda cuando un cliente, en lugar de pedirme un campero Durán Durán, me pidió un Duncan Dhu... Del error del cliente, aprendí yo, me dio la idea de meter nombres musicales a nuestros camperos con la gracia encima de que Durán Durán es un grupo", confiesa Pepi entre risas.

Pepi, con un Bisbal, el campero estrella.

Pepi, con un Bisbal, el campero estrella. Alba Rosado

Su local se llama así porque a su padre todo el mundo lo conocía como "el Durán". Ella se apellida Durán y su marido, Pepe, también, pues ambos son primos. "Yo convencí a mi padre para que al final le pusiera Durán Durán, como los que cantaban. Nos salió redondo, porque nuestros hijos se apellidan Durán Durán", remarca, dando a entender que no hay mejor publicidad que esa para su bar.

Tras el error del cliente, Pepi empezó a crear nuevas combinaciones de camperos con diferentes ingredientes a los que iba añadiendo nombres de artistas. "Hay más antiguos, como el Danza, que nos lo piden mucho, por Javier Ojeda, pero también otros más actuales como el Alborán, que es el de kebab. Nosotros vamos añadiendo poco a poco nuevos nombres, casi siempre al inicio de año meto cambios en la carta", explica.

El Bisbal

Sin embargo, si hay un campero estrella en Durán Durán, ese es el Bisbal, el clásico al que no le falta ni un ingrediente. Pepi hace unos 120 camperos Bisbal por noche cada fin de semana. Al jamón cocido y el queso de base, en el Bisbal encontramos cebolla caramelizada, pollo, beicon, huevo, lechuga, tomate y mayonesa.

"Nuestro sueño es que Bisbal, alguna vez que pase por Málaga, decida venir a visitarnos. Nosotros le reservamos un hueco y lo que haga falta", dice Pepi con una sonrisa. Por allí ya han pasado artistas como Fran Perea, Estrella Morente, Celia Flores o Javier Ojeda, algo que agradece muchísimo, pero cree que el almeriense también debe darle una oportunidad a su campero más popular.

"No le pongo el David delante porque no lo tengo patentado, pero es que es su campero. Desde que lo hice hace años en un programa de televisión una vez que me llamaron, es una locura. Viene gente de muchos lados a probarlo especialmente", declara.

Pepi preparando un campero.

Pepi preparando un campero. Alba Rosado

Solo unos cuantos camperos de su carta tienen nombres musicales porque cree que los más normales no se merecen tenerlos. "A un campero normal, no le voy a poner un nombre curioso... A mí me gusta que sean especiales", expresa. De hecho, el próximo mes de enero quiere ampliar la carta y añadir algunas combinaciones más.

Tras ser cuestionada por si todos los cantantes malagueños tienen ya su campero, Pepi se queda unos segundos en silencio. "¿Ana Mena tiene?", le preguntamos desde EL ESPAÑOL de Málaga. "Pues mira, no tengo campero Mena aún. En enero venís y lo probáis. Y ella que se venga también", responde con gracia.

El secreto

Para Pepi, que un local clásico como el suyo tenga a diario colas para comer no tiene más secreto que "trabajo, trabajo y más trabajo", así como mantener precios competitivos sin perder la calidad del producto. "Si yo tuviera el pollo congelado o hecho en un tupperware iría más rápido, pero la realidad es que no lo tengo así. Todo se hace en el momento, menos el huevo, que es diferente como lo trabajo, pero vamos, mi pollo es fresco a diario", explica.

Pepi posa con la bandeja de pollo.

Pepi posa con la bandeja de pollo. Alba Rosado

Sobre las críticas que recibe por Internet, Pepi reconoce que lee todas para mejorar y aprender. "Dicen que tardo mucho, pero es que eso no lo puedo remediar. Lo preparo todo en el momento y eso lleva un tiempo, pero normalmente la gente suele esperar, dicen que merece la pena, que en el médico se tarda a veces lo mismo y te tienes que aguantar", comenta.

Otra crítica que le suelen poner es que su marido es "poco simpático". "Con la 'jartá' de años que llevo con él yo siempre digo que es muy buena gente, tiene arte y es un pedazo de trabajador, lo que pasa es que está un poco quemadillo después de tantos años, pero ya se jubila en noviembre", dice con una sonrisa.

Tiene clientela fiel desde hace más de treinta años que saben que los tiempos de espera son los que son, pero priorizan el sabor a todo ello. "Mi pan es Mateo Luque, que ese fue el primero que hizo el pitufito tal y como lo conocemos aquí, un panadero muy bueno. Encima yo le quito el migajón para que quepan más ingredientes", matiza.

A Pepi le llena de orgullo cada vez que alguien que viene de lejos va a su local a comer y le felicita por sus camperos. Ella también está a punto de jubilarse y no cambiaría lo vivido en su hamburguesería pese al esfuerzo y dedicación que esta le ha supuesto. "A lo largo de estos años me han llovido ofertas, como montar uno en Londres y otro en Alemania, quería que me fuera allí a enseñar a alguien y montar algo similar a una franquicia, pero nunca me animé. También me plantearon hacer uno en el centro de Málaga, con el mismo nombre. No me involucré demasiado en la idea, pero creo que mi hijo y el camarero que tenemos ahora sí que lo harán", cuenta.

Alejandro y Jesús, los que seguirán con Durán Durán.

Alejandro y Jesús, los que seguirán con Durán Durán. Alba Rosado

Su hijo Alejandro es militar, pero siempre que puede trabaja en la cocina de Durán Durán y cree que el futuro del local cuando se jubilen ella y Pepe está más que asegurado. "Creo que él y el chico que tenemos ahora como camarero, Jesús, que ha pasado 15 años en el Café Central, tienen en mente seguir con esto, eso sería lo que les gustaría. Yo creo que en el futuro, Durán Durán se expandirá", insiste.

Así lo confirma a este periódico el propio Alejandro, que dice que no puede permitirse cerrar un local que tanta vida le ha dado su familia. "Mi madre se ha dejado la piel y va a ser difícil quitárnosla del medio aunque se jubile, porque es la jefa, la que ordena todo esto. Pero se merece descansar y que nosotros cojamos el testigo... esto desgasta mucho", declara Alejandro.

Él se jubila como militar a los 45 años, así que su idea es que pese a que ahora echa una mano a su familia, una vez se acabe su etapa trabajando en la base aérea, se centre en Durán Durán, con la idea de que el negocio se expanda. "A nosotros nos encantaría llegar primero al nivel de ellos, a mantener lo que tienen en el local de ahora, y una vez conseguido eso, llegar a otros sitios, pero paso a paso, poquito a poco", añade.

Uno de los camperos de Durán Durán.

Uno de los camperos de Durán Durán. Alba Rosado

Experiencias

En la actualidad trabajan en Durán Durán Pepi y su marido Pepe, le echa una mano su hijo Alejandro siempre que puede, y además tienen a dos chicas en cocina y un par de camareros más, uno de ellos Jesús, y otro que les sirve de extra, sobre todo los fines de semana, cuando tienen más movimiento. "Curramos mucho para levantar entre siete, con sus más o menos, un local así y con los precios súper baratos. No es sencillo, pero con mucho trabajo lo conseguimos", dice.

Aún así, Pepi reconoce que ella no antepone el trabajo a vivir. "Si no, la vida sería un rollo. No estoy montada, pero tanto trabajo me permite cerrar el mes de diciembre entero y poder pegarme unas vacaciones en Punta Cana. Siempre viene bien el descanso y el tiempo con los míos, por supuesto", reconoce.

Durán Durán es el negocio de su vida y el de toda su familia. Aunque le quede poco para jubilarse y desee esa calma como pocos, como bien auguraba su hijo, será muy difícil para ella despegarse del interior de la barra. Desde allí, ha visto cómo miles de personas pasan por allí año tras año.

En concreto, le llena mucho ver cómo niños que comían perritos y camperos de pequeños, junto a su familia, ahora han crecido y van de adultos a visitarla. "Uno de ellos, Alberto Díaz, el capitán del Unicaja. Yo le digo siempre que se ha puesto tan alto porque comía siempre muchos perritos y él se parte", zanja con una sonrisa.