Así preparo una torta loca en 20 minutos: es el dulce más tradicional y sabroso de Málaga
- Con su llamativa capa de glaseado naranja, su relleno cremoso y su crujiente hojaldre, este pequeño pastel ha conquistado a varias generaciones de malagueños.
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Si hay un dulce que brilla en cualquier pastelería de Málaga, es sin duda la torta loca. En algunas como la pastelería Kiki incluso las hacen de tamaño gigante. Con su llamativa capa de glaseado naranja, su relleno cremoso y su crujiente hojaldre, este pequeño pastel ha conquistado a varias generaciones de malagueños.
Es un clásico que se asocia a las meriendas de la infancia, a esas visitas a la abuela con café ardiendo puesto en la mesa. Aunque prepararla en su versión original puede requerir algo de tiempo, existe una forma fácil y rápida de hacerla en casa. En este artículo contamos a los más cocinillas cómo preparar esta delicia malagueña en pocos pasos y con ingredientes que seguro tienen a mano.
Para recrear esta versión exprés de la torta loca, no necesitas ser un experto en repostería ni gastarte un dineral. Los ingredientes son simples y, con un poco de creatividad, podrás darle el sabor y la apariencia que la hacen tan especial. Básicamente, necesitas hojaldre, crema pastelera para el relleno, mermelada para la cobertura y, si quieres el auténtico color naranja, un toque de colorante alimentario.
Ingredientes
Una lámina de hojaldre (la encontrarás en cualquier supermercado), crema pastelera (puede ser comprada o casera, según tu tiempo y preferencia), nata montada (opcional, para suavizar un poco la crema pastelera), mermelada de albaricoque o melocotón (para la cobertura), colorante naranja (opcional, para el clásico color de la torta loca), guindas rojas para decorar (porque una torta loca no es lo mismo sin su guinda).
Preparación
Empieza con el hojaldre. Extiende la lámina de hojaldre en una superficie limpia y corta círculos del tamaño que prefieras. Si tienes un cortador redondo, perfecto, y si no, puedes usar un vaso. Coloca los círculos en una bandeja de horno y hornea a 200 °C durante unos 10-12 minutos, o hasta que estén dorados y crujientes. Déjalos enfriar mientras preparas el relleno.
Prepara la crema del relleno. Si has optado por una crema pastelera comprada, puedes mezclarla con un poco de nata montada para darle una textura más suave. Si tienes tiempo y quieres hacerla desde cero, una crema pastelera casera siempre suma puntos.
Arma las tortas. Sin duda, la parte más divertida del proceso. Coloca un poco de crema en el centro de un círculo de hojaldre y cubre con otro círculo, como si formaras un sándwich. No te preocupes si algo de crema se asoma por los bordes; parte del encanto de las tortas locas está en esa generosa cantidad de relleno.
Haz la cobertura naranja. Para la icónica capa de color, calienta un poco la mermelada de albaricoque o melocotón para que esté más líquida y fácil de esparcir. Si tienes colorante naranja, añade una pizca para darle ese toque típico de las tortas locas. Remueve bien hasta lograr un color uniforme.
Cubre las tortas y decora. Con una cuchara o una brocha de cocina, cubre cada torta con la mermelada. Si quieres darle el toque final, coloca una guinda roja en el centro de cada una. Esa guinda, por pequeña que parezca, es el detalle que hace que una torta loca sea, verdaderamente, una torta loca.
Refrigera y disfruta. Lleva las tortas locas al refrigerador durante unos minutos para que la cobertura se asiente. No hace falta esperar mucho, solo lo suficiente para que todo esté bien fresco y listo para servir.
La torta loca comenzó a ser elaborada por Eduardo Rubio a finales de los años 50 del siglo pasado en la antigua confitería "La Rosa de Oro". Desde entonces comenzó a realizarse también por la mayoría de confiterías de Málaga. En sus orígenes las plantillas de hojaldre con la que se elaboraban tenía forma circular pero dentada.
Desde entonces se ha convertido en un imprescindible de las meriendas y celebraciones. Es un dulce que no solo conquista por su sabor, sino también por su apariencia, que llama la atención desde la vitrina y llena el estómago con solo mirarla. Seguro que si te animas a hacerlas en casa un millón de recuerdos se te pasar´na por la cabeza y volverás a ser ese niño que las disfrutaba con su familia.