El milagro de Francisco, el malagueño con el corazón roto tras un grave accidente salvado en el Regional
El hombre de 73 años llegó al hospital con un agujero de cinco centímetros en el órgano y ha pasado 40 días en la UCI hasta recuperarse. Únicamente existe otro caso con una evolución similar registrado en Estados Unidos.
19 mayo, 2022 13:39Noticias relacionadas
Francisco Camacho Pascual ha vuelto a nacer por segunda vez en el Hospital Regional. El malagueño de 73 años llegó con un inusual agujero de cinco centímetros en el corazón tras sufrir un grave accidente de tráfico. No existen referencias de un caso similar a nivel mundial, únicamente existe otro con una evolución similar por caída desde gran altura en Galveston, Estados Unidos, registrado hace seis años.
El hombre ha pasado 40 días en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital malagueño hasta recuperarse. "Me han salvado la vida. Mis padres han sido los primeros, pero estos son mis segundos padres. Si no hubiera sido por ellos no estaría aquí", ha reconocido emocionado en un vídeo del Regional donde relata que una vez tuvo llegó a Urgencias no se dio cuenta de nada porque "no era consciente".
Francisco se acercó con su mujer a un pueblo vecino, Alfarnate, para hacer unos mandados. A la vuelta, cuando le quedaban 100 metros para llegar a casa, chocó con un vehículo. "No sé lo que me ocurrió. Cuando me levanté el coche estaba encima. Me empezó a doler muchísimo el pecho. La ambulancia tardó un rato en venir. Una vez me atendieron y me pincharon ya no me acuerdo de nada", ha explicado.
El malagueño septuagenario ha llegado a tener el corazón roto, con un agujero de cinco centímetros. "Es algo muy raro lo que me ha pasado. Siento una alegría inmensa de poder estar aquí contándolo. Me encuentro perfectamente. Me cuesta un poquito levantar las pienas. Aún así estoy muy contento", se ha sincerado entre lágrimas mientras ha agradecido al equipo médico el "enorme" trabajo.
Este hombre llegó en estado crítico al Regional tras sufrir un terrible accidente de tráfico donde, tras una primera atención por los profesionales del servicio de Urgencias en colaboración con Radiología y Cardiología, fue estabilizado. Tras confirmarse la existencia de un gran orificio en la pared derecha del corazón, fue trasladado a la Unidad de Cardiacos Agudos de la UCI muy inestable, en situación muy crítica, con altas probabilidades de no superar la situación.
Tras la estabilización hemodinámica, los profesionales de la UCI comprobaron, mediante la realización de una nueva ecocardiografia transesofágica, que la rotura cardiaca no estaba contenida y que su vida corría peligro inminente, motivo por el que fue trasladado de manera urgente a quirófano.
El cirujano cardiovascular José Francisco Valderrama explica que la situación "era aún más crítica porque el paciente había sido sometido a una cirugía previa en la que se le había extirpado el pericardio, la membrana que rodea al corazón para protegerlo".
La ausencia de esta estructura hace que la cirugía sea más compleja si cabe, ya que el corazón se encuentra en íntimo contacto con la pared posterior del esternón y adherido firmemente a las estructuras adyacentes, lo que eleva el riesgo de una complicación grave durante el inicio de la operación.
Así, el equipo, compuesto por dos cirujanos cardiovasculares, un residente de esta especialidad, un anestesista, tres enfermeras, una TCAE y un perfusionista, trabajaron con la prioridad de conectar de forma inmediata al paciente a una máquina corazón-pulmón o bomba de cirugía extracorpórea (CEC).
Con este primer paso, indispensable para la cirugía, los cirujanos lograron vaciar el corazón de sangre antes de abrir el esternón, evitando que el paciente falleciera por exanguinación. "Tras despegar las adherencias de una cirugía previa, localizamos el defecto cardiaco y conseguimos repararlo suturando un parche de pericardio bovino a las paredes del ventrículo", ha señalado Valderrama.
El intensivista José Andrés Arboleda ha añadido que durante su estancia de 40 días en UCI estuvo monitorizado "para mejorar la función de un corazón derecho recién reparado y mantener al paciente estable tras la intervención. Además, los médicos intensivistas apoyados por la enfermería de la UCI aplicaron técnicas más específicas como la hemofiltración o el soporte respiratorio mediante traqueotomía y ventilación mecánica, estando el paciente sedado durante parte de su postoperatorio inicial".
Caso único
La rotura de una de las cavidades del corazón se puede producir por varios motivos. Algunas veces puede ocurrir por enfermedades como el infarto de miocardio o la miocarditis aguda. Otras pueden ser consecuencia de una complicación en cirugía cardiaca o por heridas causadas por arma blanca o arma de fuego.
Finalmente, puede ser consecuencia de un traumatismo cerrado sobre el esternón, como es la realización de un masaje cardiaco en la resucitación cardiopulmonar, una caída desde gran altura o, como este caso, por un accidente de tráfico, que es lo más frecuente.
Lo habitual es una laceración de la pared del corazón, lo que lleva generalmente a un taponamiento cardiaco por salida de sangre a la cavidad pericárdica. Los casos de supervivencia en pacientes en los que se produce un orificio de gran tamaño en la pared de un ventrículo son aislados. Si se añade una cirugía previa, se trata de un caso pionero.
"Lo habitual en estos casos es que el paciente no llegue vivo al hospital y, cuando lo hace, la tasa de mortalidad es altísima. Tras realizar una amplia búsqueda en los principales recursos disponibles, no tenemos conocimiento de que una rotura ventricular traumática de este calibre en un paciente sin pericardio por cirugía previa se haya resuelto satisfactoriamente en nuestro medio, lo cual no quiere decir que no haya ocurrido, sino que no ha sido publicado en revistas científicas; de hecho, el caso ya ha sido aceptado para su presentación en el próximo congreso nacional de la especialidad", ha agregado José Francisco Valderrama.
Así, explica que han tenido acceso a un caso de rotura cardiaca por caída desde gran altura y cirugía previa que fue intervenido con éxito en Galveston, Texas, ciudad que casualmente recibe el nombre de un malagueño, Bernardo de Gálvez.
El jefe de sección de la Unidad Coronaria de la UCI del Hospital Regional Universitario de Málaga, Emilio Curiel, ha explicado que en este tipo de casos, el paciente fallece en el escenario del accidente o durante la atención por parte del equipo de emergencias.