Que la pandemia ha terminado es un hecho. La enfermedad sigue, claro, pero que la emergencia sanitaria hace tiempo que llegó a su fin no son capaces de negarlo ni las personas que siguen llevando puestas las mascarillas FPP2 dentro de sus coches aunque vayan solas. No es que seamos de la cuerda de Miguel Bosé, es que cada día comprobamos los datos y vemos el trajinar continuo del personal en la calle.
Es por ello que vamos a retomar la vieja costumbre de salir a pasear por el campo (que tuvo un boom durante los desconfinamientos bestial que logró lo impensable: que incluso tu tía Pili subiera al monte). Porque si algo tiene Málaga son caminos para aburrir por los que pasear nuestro palmito dominguero, al tiempo que descubrimos lo más recóndito de la provincia.
Y cualquier excusa es buena. Por ejemplo, hoy vamos a recorrer la circular ruta de las Pilas de Alfarnate que es una senda corta, de poco más de 12 kilómetros, que se puede completar, con pachorra, en unas cuatro horas. Además, el clima acompaña a la perfección en esta época del año: ni frío ni calor, es decir, cero grados.
El orgullo de Deméter
Lo más destacado de este trazado senderista es que nos regala un bello paisaje al rodear el fértil poljé en el que crece el municipio de Alfarnate, con excelentes vistas del Tajo de la Palomera, el Chamizo y Sierra de Enmedio.
Además, marcaremos en nuestro diario del caminante la ubicación de las pilas o piletas de agua, que son abrevaderos para el ganado, con las que nos tropezaremos por el camino: las pilas del Cerezal, de Prado Herrera, de Barrionuevo, de Castillejo y la del cortijo Gastarreja.
Al ser de recorrido circular, puede hacerse sin problema en ambos sentidos. Nosotros tomaremos como punto de inicio y de final la cooperativa agrícola Virgen de Monsalud que localizamos a las afueras del pueblo.
Partiendo de este lugar tomamos un camino que atraviesa el valle y sus campos de cultivo. Antes de continuar, si nuestras descriptivas palabras no son suficientes, los simpáticos muchachos de Wikiloc ponen a disposición de los senderistas la ruta ya completa, por si nos viene mejor.
Patrimonio para poetas
Entre charcas de regadío, pozos artesanos, almendros y olivos sobrepasamos un puente romano llamado de los Dos Ojos que cruza el arroyo Morales y comenzamos a subir. No mucho, la cota máxima es de poco menos de mil metros. Pero estas subidas, si echamos la vista atrás como la señora de Lot, nos maravillarán con unas hermosas panorámicas que nuestros acompañantes, los que se creen literatos, usarán para componer algún que otro poema o una canción o una frase cursi que agregar a la foto que subirán a Instagram. A saber; son artistas muy completos estos tipos.
Nosotros, por nuestra parte, con los ojos en blanco, seguimos a pies juntillas el camino principal que nos conduce, en el kilómetro dos de la senda, a las Pilas del Cerezal. Esta es una fuente natural donde hacer un alto en el camino para contemplar las paredes calizas del Tajo de la Palomera, promontorio y refugio de cabras monteses y de aves rapaces.
El trazado continúa rodeando el accidente topográfico hasta alcanzar un poco más arriba el nacimiento del mencionado arroyo Morales. El lugar está marcado por juncos y zarzas que nos indican que debemos comenzar a descender un poco para toparnos con la Pila del Prado de Herrera (que no de Carolina Herrera). Situado en el punto kilométrico 3,6 de la senda, esta pila enlaza más adelante, en el kilómetro 4, con las Pilas de Barrionuevo donde, si queremos, podemos beber agua que en un principio está destinada a los animales. ¡Si hemos sobrevivido a una pandemia nada nos parará!
La Pila de Barrionuevo se caracteriza por estar construida con piedras caliza de la zona y, atención, por usar un antiguo cañón como caño. ¡Aquí nunca se ha tirado nada! ¡Para que aprenda a reciclar Greta Thunberg!
Otra vez subimos, bordeando unas cornisas de piedra, hasta llegar a una nueva senda con la que cruzamos la Loma del Aire, desde donde también contemplaremos unas gratas vistas de Alfarnate. Recordad tomar fotos porque si no las colgáis en las redes sociales es como si no hubieseis estado aquí. Y hacer una ruta para no anunciarlo en Facebook, claro, es tontería.
El camino conduce al Cerro del Castillejo con una clara mancha de bosque mediterráneo y algunos restos de edificaciones árabes, y a cuyos pies se encuentran las pilas del mismo nombre, en el kilómetro 5,5, marcadas por un gran nogal centenario que habrá visto de todo.
Fotos y más fotos de anodinas caras
Una vez más, después de que hayamos hecho con paciencia de santo otras dos mil fotos a nuestros amigos influencers y que estos nos hayan dicho por enésima vez aquello de «nunca me sacas bien», seguiremos andando sin abandonar el carril que nos bajará hasta la carretera de Alfarnate-Periana.
Cruzamos la vía en dirección a Alfarnate para subir al cortijo de Gastarreja en el kilómetro noveno del camino que estamos recorriendo. Este inmueble es una construcción tradicional con muros de piedra, barro y vigas de madera, que actualmente está prácticamente en ruinas, aunque todavía se usa de cobertizo.
Para casi finalizar nos incorporamos a un camino que transcurre a los pies de la Sierra de Enmedio. Rodeados de encinas y pinos tenemos que subir una vez más a la Charca, un pequeño embalse que suministra agua para los cultivos de regadío de la localidad.
Desde este punto descendemos de vuelta a Alfarnate para encarar el último tramo del recorrido. Este camino nos conducirá sin hacer ningún desvío hasta nuestra meta, que también era nuestro punto de inicio.
Antes de decir adiós a la ruta de las Pilas de Alfarnate escribir también que esta senda es recomendada para los amantes de las bicicletas de montaña: no hay grandes dificultades y el trazado está despejado de piedras y peñas que puedan provocar caídas.
Y así, andando, caminando, llegamos al final y, si no hemos matado a nuestros amigos los de los millones de selfies poniendo morritos, cantaremos alabanzas al triunfo de la bondad humana sobre la justicia.