Málaga

Son incuantificables las veces que se ha comparado el aceite de oliva con el oro líquido. Aún así, este símil tan manido y manoseado nos sirve como cebo para escribir sobre una de las sendas más originales que se desenvuelven en Málaga: la de la Ruta del Aceite.

Un camino que muchos esperarían encontrar con mayor coherencia en Jaén, pero el caso es que la provincia malagueña, con una injustificada menor fama, tiene una importante y pujante industria asociada al aceite de oliva virgen extra (AOVE), algo de lo que hace algunas semanas ya dimos cuenta aquí en EL ESPAÑOL de Málaga con un reportaje sobre los molinos de nuestra tierra.

Los olivos de la variedad verdial y hojiblanca dan origen a uno de los mejores aceites del planeta en las almazaras malagueñas, donde, con el permiso de los tiempos modernos, se sigue elaborando de forma natural este graso líquido caracterizado por tener un sabor afrutado, dulce y muy agradable al paladar. Los AOVE de Málaga, por ello, son célebres entre los expertos y, en ocasiones, se ha asegurado que su calidad es mayor que la de los zumos jiennenses.

Algunos olivares de la provincia arropan árboles centenarios. Aceites Mondrón

Lejos de polemizar con este tema que removerá el orgullo por la patria chica de unos y otros, lo cierto es que históricamente las tradiciones malagueñas han estado muy ligadas a la producción de este líquido que vertebra la dieta mediterránea, generando recetas y platos que han conquistado el mundo y limpiado las arterias de millones y millones de extranjeros (¿cuántos británicos se habrían salvado si, además de consumir en la Costa del Sol por primera vez en sus vidas alimentos que podían ser tildados como tal, hubieran dejado a un lado la ginebra? Es una pregunta que nunca tendrá respuesta).

Un trazado por los pueblos y los montes de la Axarquía

Esta tradición centenaria se descubre a cada paso en esta Ruta del Aceite, a través de los restos de grandes muelas y enormes orzas que nos encontraremos por el camino. Hitos que dan testimonio de la antigüedad del cultivo del olivo y la producción de su aceite en la provincia de Málaga.

De igual modo que la Ruta Mudéjar, la Ruta del Aceite pasea por la comarca axárquica mostrando, al mismo tiempo, inefables cambios de paisaje, un embalse rodeado de montañas y hermosos pueblos serranos colgados al filo del Mediterráneo.

El aceite de oliva de Málaga es uno de los mejores del mundo. Aceites Mondrón

Los municipios Riogordo, Colmenar, Alfarnate, Alfarnatejo, Periana, Alcaucín y La Viñuela componen esta ruta de fuerte personalidad ofreciendo un territorio único donde predomina el verde de los olivares, de los pastos y de la exuberante belleza de las sierras que coronan la Axarquía.

Es por esto que la Ruta del Aceite, además de profundizar en el pasado y el presente de la producción de los AOVE de Málaga, ofrece múltiples posibilidades que la complementan, como pasear por las calles de las localidades que la jalonan o realizar rutas senderistas por los paisajes que la rodean.

El pantano de La Viñuela está rodeado de extensos olivares. Aceite Periana

Así, en el embalse de la Viñuela se está impulsando una actividad cada vez más apreciada de turismo rural y activo, siendo la zona de acampada del Alcázar en Alcaucín en plena Sierra Tejeda una de las más visitadas y demandadas entre los aficionados al contacto directo con el medio rural y la naturaleza (pero sólo durante unas horas, claro).

Restos arqueológicos, leyendas de bandoleros, tradiciones populares y una profunda calma y tranquilidad completan el romántico entorno que ofrece la Ruta del Aceite, que ahora pasamos a pormenorizar con mimo.

Colmenar

El mejor consejo: disfrutar paseando con sosiego, sin prisas, por los pueblos de la Ruta del Aceite. En Colmenar las macetas llenas de flores cuidadas por los vecinos nos acompañarán por un entramado de calles muy estrechas y empinadas que nos recuerdan su pasado musulmán (que existió, por muchas películas que los locatis de las redes se monten en contra).

Entre los lugares que visitar, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, es una de las opciones. Destacan en ella su torre y su reloj, que conserva su maquinaria original. A unos pocos metros encontraremos la pequeña calle Rincón de la Bodega, donde se admira la arquitectura de la bodega más antigua de Colmenar, también del XVI, y cuya estructura mantiene sus líneas originales.

La iglesia de la Asunción es uno de los puntos claves de Colmenar. Diputación de Málaga

Más adelante, nos recibe la ermita de La Candelaria, que fue declarada Bien de Interés Cultural en 1996. Este edificio, de estilo barroco, autor desconocido y construido durante los siglos XVII y XVIII, posee una cúpula labrada, característica de este inmueble que antes fue un convento de agustinos. Aquí también localizamos un mirador desde donde contemplar el espléndido paisaje que frente a nosotros nos ofrece la Axarquía, destacando Riogordo y el pantano de La Viñuela.

En cuanto al aceite, excusa primaria de este paseo, en la cooperativa de la Candelaria, podremos hacernos con una excelente botella de aceite virgen extra con la que desayunar cada día en nuestro propio hogar.

Riogordo

Llegaremos a esta localidad pasando por el bonito Puente del Olivar, en el que detenerse en sus alrededores para contemplar el paisaje es una gran idea. Andorrear por Riogordo relajadamente también es uno de los mejores consejos que recibir. Y admirar la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, del siglo XV, es otro.

Pisar la aceituna era uno de los métodos empleados para hacer aceite. Museo Etnográfico de Riogordo

Muy cerca de la parroquia, una visita que pondrá en contexto el pasado de la región: el Museo Etnográfico. Su bonita y antigua fachada oculta una vieja almazara de aceite, incluyendo otros espacios como un lagar de pisar, un molino harinero y numerosos objetos originales que recuerdan con detalle las tradiciones rurales panzonas. Además, el museo cuenta con una exposición permanente dedicada a la representación de El Paso, la fiesta más famosa del pueblo, reconocida como de interés turístico nacional.

La gastronomía en Riogordo, como en el resto de la Ruta del Aceite, tendrá un gran peso que puede ser gratamente aprovechado por los amantes del buen yantar. De hecho, en esta localidad destaca la panadería de Nuestro Padre Jesús Nazareno, un obrador especializado en tortas de aceite, magdalenas y roscos.

Alfarnatejo

Entrado por la avenida del Parque contemplaremos el bonito entorno donde crece esta localidad y en el que destaca el Pico del Lobo. De hecho, en los terrenos que rodean a Alfarnatejo encontramos una serie de accidentes de una espectacularidad inusitada: los Tajos de Sábar, un hermoso exponente del Arco Calizo Central presente en la Axarquía, conocido como los Pirineos del Sur.

El cortijo Pulgarín de Alfarnatejo cuenta con un museo en su interior. Cortijo Pulgarín Bajo

A lo largo de las calles alfarnatejanas, en las cuales se admiran casas antiguas que todavía mantienen las originales peculiaridades de su arquitectura, se nos conduce hasta toparnos con la iglesia del Santo Cristo de Cabrilla. Del siglo XVII, destaca por su torre cuadrangular y maciza, construida en ladrillo cocido al estilo mudéjar.

Alfarnatejo cuenta con numerosos cortijos en sus alrededores, entre los que destaca Pulgarín Bajo, una antigua finca dedicada hoy al turismo rural donde se ha conservado, tal y como era hace un siglo, un viejo molino de aceite que se puede visitar como museo.

Alfarnate

Desde Alfarnatejo, poco antes de llegar a Alfarnate, encontraremos uno de los lugares más emblemáticos de la Axarquía: la antigua Venta de Alfarnate, que data del siglo XIII y que, por tanto, puede que sea la venta más antigua de toda Andalucía.

Admirando las típicas fachadas rurales, llegamos a la iglesia de Santa Ana, el edificio de más valor arquitectónico del pueblo, que brilla por su torre mudéjar de tres cuerpos. De hecho, a lo largo del paseo nos tropezaremos con numerosos ejemplos de arquitectura de estilo mudéjar.

El paisaje que rodea a Alfarnate es de una belleza inusitada. Diputación de Málaga

Un lugar destacado de Alfarnate es la cooperativa de aceite Nuestra Señora Señora de Monsalud que adquiere este nombre en honor a la Virgen de Monsalud que cuenta con una ermita que data del siglo XVI.

Si tenemos algo de gusa, lo mejor es que probemos algunos de los platos típicos del lugar, tales como son el morrete de setas, la catana, los roscos carreros y el licor resoli, hecho a base de café. De nada.

Periana

Desde la carretera de Riogordo, con dirección a Periana, nos tropezamos con la aldea de Mondrón. Aquí debemos hacer una parada obligatoria para visitar la cooperativa de aceite de San José Artesano, un lugar muy especial porque organiza visitas guiadas e incluye un museo que arropa una almazara de mediados del siglo pasado. De esta forma, seremos testigos desde la recepción de la aceituna hasta el envasado, y participaremos en una cata de los distintos tipos de aceites de oliva virgen extra que elaboran.

En Periana, en la plaza Alfonso XII, rendiremos culto a la escultura dedicada al aceite verdial, el producto estrella de la localidad. Esta plaza es la puerta de acceso al barrio Alfonsino de la Lomilleja.

En Periana podemos encontrar olivos milenarios. Aceite Periana

Cabe destacar también la iglesia de San Isidro, cuya solería, única en la zona, está hecha de minuciosos mosaicos y es una obra de especial interés. También en Periana encontramos la cooperativa aceitera de San Isidro, donde es posible observar las técnicas de producción del aceite verdial y conocer el zumo El Milenario, que se extrae de auténticos olivos centenarios y, ¡ojo!, milenarios.

Alcaucín

Comenzamos nuestro paseo por la localidad alcaucimeña por Las Barriadas, donde cerca se sitúa el pequeño mirador de la Fuente del Pilarillo, a unos pasos de la célebre Fuente de los Cinco Caños, verdadero emblema de la localidad. Próxima a la plaza de El Calvario, la pequeña ermita de Jesús del Calvario, del siglo XVII, nos recibe con su estilo barroco y planta cuadrada.

Uno de los edificios más destacados de Alcaucín, el antiguo cuartel de la Guardia Civil, muestra un reconocible estilo mudéjar en su portal de entrada y en otros elementos arquitectónicos y decorativos como sus ventanas.

A nosotros, con sólo ver el aceite, se nos hace la boca agua. Cooperativa de San Sebastián

Si queremos ampliar el paseo, lo mejor es llegar hasta el ya mencionado Alcázar, puerta de acceso al Parque Natural de Sierra Tejeda, Almijara y Alhama, y paso obligado en algunas de las rutas que se dirigen al pico más alto de Málaga: La Maroma.

En esta localidad, el aceite lo produce la cooperativa de San Sebastián que se encuentra en el Puente Don Manuel y donde disponen de una tienda muy bien surtida.

La Viñuela

Para finalizar, la Ruta del Aceite de Málaga recala en La Viñuela. En su aldea de Los Romanes haremos una parada en su mirador para maravillarnos con las fantásticas vistas del pico de La Maroma, el embalse y los pueblos de la alta Axarquía, y compraremos otra botella de excelente aceite verdial en la cooperativa de Santa Teresa de Jesús.

En esta localidad pasearemos por un entramado de estrechos callejones y casa antiguas, adornadas por los vecinos con plantas y flores que proporcionan esa alegría y colorido tan peculiares que nos transmite el típico y tópico carácter andaluz.

Los alrededores de La Viñuela destacan por el embalse y por sus olivos. Diputación de Málaga

Un edificio que no debemos dejar atrás es la iglesia de San José, del siglo XVI, levantada sobre una sencilla planta rectangular con cubierta de armadura de madera y restaurada en el ya lejano 1731.

Por último, una visita a la antigua venta La Viña, en la plaza de Andalucía, nos proporcionará un buen sustento para dar por finalizada una senda que no deja a nadie indiferente.

Los otros puntos para decir "me he hecho la Ruta del Aceite"

Como vemos, son muchos los lugares que componen este camino. Por ello, si no disponemos de demasiado tiempo y queremos recorrerlo en un tiempo récord, otros hitos básicos recomendados para visitar que nos hemos dejado en el tintero podrían ser los siguientes. ¡Toma nota, amigo bullas!

1. En Colmenar, el Museo de la Miel, donde contemplaremos las tradicionales técnicas de apicultura, al tiempo que nos hacemos con un buen bote de jalea robada a las abejas.

2. En Riogordo, el Museo de El Paso y la reproducción de una antigua muralla de estilo romano, donde cada año se celebran la Pasión, vida y muerte de Jesús en la Semana Santa panzona.

3. En Alfarnatejo, el restaurante Los Pirineos de la Costa del Sol, uno de los establecimientos más reconocido de este pueblo, tanto por su carta, como por su arquitectura interior. En él encontramos, además de antiguos objetos y materiales usados para la labranza, una buena gastronomía lugareña con sus chotos, corderos, migas y callos.

El Museo de la Miel de Colmenar realiza visitas prácticas. Museo de la Miel

4. En Alfarnate, la ermita y el mirador del Santo Cristo, ya que desde aquí admiramos las impresionantes vistas de los montes de la Alta Axarquía y del campo alfarnateño.

5. En Periana, la iglesia de San Fernando y los Baños de Vilo, donde disfrutar de estas fuentes árabes de agua sulfurosa.

6. En Alcaucín, la iglesia de Rosario y uno de los establecimientos más famosos del pueblo: el Mesón el Ciervo, especializado en chivo y carnes a la brasa, aunque actualmente, por desgracia, está cerrado de forma temporal (esperemos que por poco tiempo).

7. Y para finalizar, en La Viñuela aprovecharemos nuestra visita para contemplar la ermita de La Milagrosa que es una capilla callejera, reconstrucción de una anterior y pegada a una vivienda.

Menos andar y más llenar el buche

Por razones obvias, la gastronomía es uno de los puntos fuertes de esta ruta. Junto con el aceite de oliva que se puede degustar en todos los hitos del camino, podemos inflarnos a embutidos y chacinas varias, así como de queso de cabra, en Colmenar.

La fruta del olivo ha configurado la realidad de Málaga durante milenios. Aceite Los Romanes

En Periana tienen también mucha fama sus melocotones de temporada; mientras que en Alcaucín, el pan romano está de muerte.

Los caracoles y los roscos de aceite de Riogordo, y el gazpacho en Alfarnatejo, completan una ruta de comidas que no se la salta un galgo famélico y donde la tradición ofrece su lado más goloso.

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