Aunque la palabra glamping nos suene a una nueva práctica sexual que los más mayores no vamos a catar en la vida, en realidad es un concepto turístico que viene colándose pasito a pasito en los planes vacacionales de no pocos viajeros. Conocido también como glamorous camping esta experiencia es un creciente fenómeno a nivel planetario en el que se aúnan dos ideas en apariencia irreconciliables: acampar al aire libre y la comodidad y el lujo propios de los mejores hoteles.
Un matrimonio de conveniencia que finalmente termina bien avenido y que atrae a un público que gusta de sentirse en plena naturaleza, pero que, a la vez, no quiere ninguna de las incomodidades propias del medioambiente. Vamos, gente como tú y como yo: gente que lo quiere todo: disfrutar de la libertad de la acampada y de los atractivos de los alojamientos más sofisticados, al mismo tiempo.
El camping glamuroso como alternativa
La provincia de Málaga no es ajena a esta demanda in crescendo. Los actores turísticos malagueños, rápidos y avispados como nadie, ya se han puesto en marcha para acoger a los visitantes que buscan explorar los espacios naturales que atesora nuestro territorio, pero sin penurias. Así, numerosas empresas e instalaciones ofrecen esta novedosa forma de turismo que consiste, básicamente, en alojarse en habitaciones, bungalós, iglúes, enormes tiendas de campaña que harían palidecer de envidia a nuestros apartamentos..., independientes las unas de las otras, y que se sitúan en paisajes de, pues eso, lujo.
La combinación de espacio salvaje con este tipo de construcciones genera, además, un fuerte atractivo ya que es un concepto de belleza que suele estar bien integrado. Por ello, cuando vemos algunas de las imágenes de los lugares que ofertan esta práctica, es inevitable que nos sintamos inmediatamente atraídos por el también llamado cool camping.
Esto, que los ricos han hecho de siempre (sólo hay que verse Memorias de África, para más señas), es algo que hoy en día está al alcance de cualquiera porque siempre hay opciones para todos los públicos y bolsillos. Así que, no es mala idea en este verano de 2022, antes de que la inflación arrase con todo, organizar unas vacaciones que giren en torno del camping boutique.
Campings de lujo en Málaga
Como escribimos, Málaga no es ajena a esta forma de practicar turismo y entre sus fronteras existen algunos espacios que ofrecen poner en práctica el glamping con propuestas tan diversas, curiosas y divertidas como la de Nomading Camp en Ronda.
Como llegada de un futuro lejano, la idea de Nomading es la de ofrecer un hotel de lujo único en forma de burbujas transparentes e individuales en medio de la naturaleza. Rodeado de olivos centenarios, desde la cama contemplaremos la belleza de un cielo estrellado libre de contaminación lumínica y, lo mejor, libre de mosquitos y de tener que salir a hacer nuestras necesidades al campo. Eso sí, como el lujo hay que pagarlo el precio por noche sube hasta los 180 euros.
Del mismo estilo es La Bulle de Cómpeta. Ubicada al pie del Parque Natural de la Sierra de Tejeda, Almijara y Alhama, ofrece hasta una sauna, mientras gracias a su transparencia no perdemos detalle del esplendor de la Creación.
De las burbujas pasamos a algo más tradicional y familiar, como lo que ofrece la Finca Fahala de Cártama con cómodas y espaciosas tiendas de campaña o una auténtica yurta de Mongolia.
El glamping adquiere formas más aparatosas cuando ofrece una construcción en mitad del campo. Esta es la opción del Cortijo Dos Santos. Situado en Valle de Abdalajís, pone a disposición del turista de varios tipos de tiendas estilo safari en cuyo interior no echaremos nada de menos para sentir que seguimos conectados con el mundo. Bueno, tal vez sí nos parezca que nos hemos quedado sordos al no estar bombardeados por el ruido urbano.
Para finalizar, una opción que nos garantiza la privacidad total y absoluta ya que Eldorado Yurt de Algarrobo sólo dispone de una única yurta para sus clientes, eso sí, con piscina privada, cocina en el exterior, baño, terraza… La pega (que no lo es): la estancia mínima es de tres noches a partir de los 200 euros. Pero ¿quién es el guapo que racanea para vivir una experiencia así?