Ay, qué tiempos aquellos en los que hacíamos con despreocupación calimocho con un brik de vino Don Simón y nos parecía lo máximo para pasar la tarde. Hoy sabemos que ese botellón era toda una aberración, una herejía contra el dios Baco, porque el buen vino hay que reconocerlo, venerarlo y disfrutarlo con sabiduría.
Algo que en la provincia de Málaga no es nada difícil gracias a la producción vinícola que se ha abierto camino mediante el durísimo esfuerzo de los trabajadores del sector que están recuperando una tradición que viene de muy lejos, de la época de los fenicios, que fueron quienes introdujeron el cultivo de la vid en nuestra tierra.
Para los libros de historia quedan desastres como la filoxera, que arrasó con las vides de una industria que en el XIX parecía imparable, una industria que en este siglo XXI está viviendo uno de sus momentos más dulces.
Porque, paso a paso, y con mérito bien merecido, los vinos de Málaga son cada vez más famosos y reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras. Un motor económico que además se aúna con el turismo para ofrecer experiencias que giran en torno a los caldos, al tiempo que ayudan a descubrir un territorio lleno de opciones y contrastes.
La excusa es beber buen vino, pero la realidad es querer vivir una buena vida.
La Ruta del Vino de Ronda y Málaga
Esta especial senda recorre casi toda la provincia malagueña y se divide en cuatro estaciones de producción vitivinícola que son la Axarquía, la Serranía de Ronda, Manilva y Zona Norte. Entre sus principales hitos destacan localidades como Almáchar, Arriate, Cómpeta, El Borge, Málaga, Manilva, Moclinejo, Mollina, Ronda, Sayalonga… Pero hay que tener en cuenta que la zona de producción abarca un total de 67 municipios y cada uno de estos se caracteriza por una orografía, clima y suelos diferenciados.
Hasta llegar a donde se ha llegado hoy en día en cuanto a la producción de vinos en nuestra provincia se han alcanzado numerosos puertos de montaña. Por ejemplo, la marca "Málaga" fue potenciada por la Asociación Gremial de Criadores Exportadores de Vinos de Málaga en 1924. Más tarde, en 1933, se crea el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Málaga gracias a la petición de los Gremios de Viñeros y Vinateros.
Sin embargo, el mayor empuje que se ha dado a los vinos malagueños tuvo lugar en el ya lejano 2001, cuando se crearon las Denominaciones de Origen "Málaga" y "Sierras de Málaga": el cuarto reglamento aprobado y en el que se reconoce por primera vez la D.O. Sierras de Málaga.
Más tarde, en 2004 se produce la fusión entre el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen "Málaga" y "Sierras de Málaga" y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen "Pasas de Málaga", de modo, que actualmente tenemos el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen "Málaga", "Sierras de Málaga" y "Pasas de Málaga". Y ya que estamos, recordar que aquí, en EL ESPAÑOL de Málaga, ya le dimos un buen repaso a la Ruta de la Pasa que merece la pena recorrer.
Denominaciones muy variadas
A la hora de afrontar la cata de los vinos malagueños, hay que saber que cada Denominación de Origen protege vinos distintos. De este modo, dentro de la Denominación de Origen Protegida de "Málaga" encontramos los vinos tranquilos, los dulces y secos y los vinos de licor.
Por su parte, en la Denominación de Origen Protegida "Sierras de Málaga" se sitúan los vinos blancos, rosados, tintos y tintos dulces. Y dentro de esta denominación de origen protegida encontramos la subzona de la "Serranía de Ronda" y seis áreas productivas propias: Axarquía, Montes de Málaga, Manilva, Costa Occidental, Norte de Málaga y Sierra de las Nieves.
Experiencias vitales
Lo mejor de la Ruta del Vino de Ronda y Málaga es, como hemos escrito, que se puede complementar con multitud de actividades. Por ejemplo, podemos acudir a una carta oranizada por una bodega; o bien realizar una visita guiada; o tratamientos de vinoterapia; conciertos y paseos entre viñedos; degustaciones de la gastronomía local; actividades al aire libre para todas las edades como cicloturismo, piragüismo, barranquismo, senderismo, observación de aves, arqueología experimental, vuelo en globo aerostático, espeleología, contacto con el toro bravo…; o pasar algunos días con sus noches explorando las localidades donde se producen estos caldos de modo que descubrimos el patrimonio histórico y cultural de la provincia… ¡Será por ideas!
Además, siempre hay ofertas, lo que facilita que festejemos la variedad de vinos que se desarrollan en Málaga. Un plan perfecto para todos aquellos que buscan hacer algo diferente al tiempo que aprenden a apreciar los buenos vinos como un gran sumiller.