Volkswagen e-Golf 2017, ahora con 300 km de autonomía
El compacto de Volkswagen, el Golf, ha sufrido una importante actualización hace apenas 10 días. Este modelo es el más importante de la firma alemana, y el fabricante lo cuida mejorándolo constantemente introduciendo avances hasta ahora inéditos en su categoría.
La actual generación del Golf, la séptima, fue la encargada de estrenar una de las versiones más especiales del historia del modelo. Hablamos del Golf completamente eléctrico, el e-Golf, como se denomina comercialmente. El e-Golf se lanzó al mercado en 2013, convirtiéndose en la versión más ecológica del modelo.
Ahora el e-Golf pasa también "por quirófano", recibiendo una serie de actualizaciones tanto estéticas como mecánicas con el fin de mejorar su atractivo. Al igual que el resto de Golf, el e-Golf recibe nuevos grupos ópticos tanto delanteros como traseros, así como paragolpes trasero rediseñado con una parte inferior más atractiva.
Se mantienen, no obstante, detalles como las luces diurnas delanteras o las llantas de aleación, así como las molduras azules, conformando la seña de identidad de la versión eléctrica. En el interior, el cambio más evidente lo encontramos en la instrumentación, que puede ser completamente digital (Volkswagen Digital Cockpit) y en el sistema de entretenimiento, que en el caso de optar por el más caro -Discover Pro- pasa a ser una tablet integrada de 9.2 pulgadas con acabado en cristal y posibilidad de control gestual.
Mecánicamente hay cambios de importancia, ya que el propulsor, hasta ahora de 115 CV, pasa a ofrecer 136 CV. El par máximo también aumenta, alcanzando los 290 NM. Además, se aumenta la capacidad de la batería -no el tamaño- pasando de 24,2 kWh a 35,8 kWh.
Este aumento en la capacidad redunda de forma directa en la autonomía del e-Golf, que pasa de 190 a 285 km -cifras de homologación- con una sola carga. Con este aumento en la autonomía, el e-Golf podrá luchar con garantías contra otros modelos como el Nissan Leaf o el BMW i3, que a estas alturas ya rondan los 250 km de autonomía en el caso del japonés y 300 km en el caso de alemán.