¿Hace 40 años existían los coches eléctricos? La respuesta es sí; este experto nos lo cuenta con sorprendentes imágenes
- Uno de los modelos mencionados fue el primer vehículo cero emisiones producido en serie entre los años 1990 y 1998.
- Más información: Atención conductores: estos coches eléctricos tienen un precio de derribo por 25.000 euros o menos (y sin ayudas)
Aunque hoy los coches eléctricos son una realidad, lo cierto es que llevan entre nosotros mucho más tiempo del que pensamos. El hecho de que en el actualidad existan modelos con autonomías que superan los 500 kilómetros o que puedan recargar cada vez más rápido, es fruto de continuas invenciones y pruebas que vienen de años atrás.
El director de Movilidad Eléctrica de Repsol, Oliver Fernández, ha publicado en su perfil de LinkedIn algunos ejemplos de los años 80 que evidencian el largo recorrido de esta tecnología. Y a pesar de que no fueron los vehículos pioneros en este campo, dejan ver las primeras intenciones de lo que es ahora la nueva era cero emisiones.
Para ello debemos remontarnos a 1981, hace más de 40 años, cuando llegó a las calles un Mini Cooper S eléctrico. Este coche fue transformado por el ingeniero francés Maurice Bonafous, también conocido por su ingeniosa modificación de un Citroën 2 CV al que proporcionó tracción total en 1955.
El mítico modelo británico, que estuvo dando servicio entre 1981 y 1987, fue un innovador experimento en colaboración con Varta AG, la empresa alemana que fabrica baterías, y British Leyland, el grupo automovilístico inglés. En detalle, equipaba cuatro motores eléctricos Leroy Somer (hoy Nidec Motor Corporation) y contaba con transmisión por cadena.
En cuanto a sus prestaciones, podía alcanzar una velocidad máxima de 80 km/h, estar circulando durante una hora y alimentar su batería en un tiempo de 10 horas. Como se puede apreciar en las imágenes, las suspensiones estaban bastante bajas debido al contundente peso de su mecánica. Además, contaba con protecciones eléctricas en el motor y una batería de gran tamaño.
Fiat Panda Elettra
Y aquí llega otro gran protagonista de la época, el Fiat Panda Elettra. Este caso puede sorprender incluso más, porque fue el primer coche eléctrico producido en serie. Tras lanzar el popular Fiat Panda en 1980, diez años más tarde la el fabricante italiano se aventuró a desarrollar una versión cero emisiones.
Tal y como señala Oliver, la marca retiró los asientos traseros del Fiat Panda, alojó 12 baterías de plomo de 6V y montó un motor de CC de solo 9,5 kW (12 CV) acoplado a una caja de cambios de cuatro velocidades. Dos de las baterías se ubicaban en la zona del motor, mientras que las otras diez restantes se encontraban en un contenedor de acero en la base del maletero.
Como resultado, el peso aumentó considerablemente de 700 a 1.150 kg por las baterías de plomo, aunque podía llegar a los 70 km/h. En cuanto a las recargas, se realizaba en enchufe doméstico de 220V y 16 A durante 8 horas, consiguiendo una autonomía de 100 kilómetros. Además, el depósito de gasolina se mantuvo para quemar combustible y que sirviera para el sistema de calefacción.
El Fiat Panda Elettra, con su vanguardista tecnología para la época, costaba tres veces más que la variante térmica. De hecho, solo algunos ayuntamientos y la compañía eléctrica lo compraron para los trayectos urbanos de sus empleados.
Por su parte, en 1992 aterrizó el Fiat Panda Elettra 2 con un motor más potente de 17,7 kW (24 CV). Este equipaba una nueva batería opcional de níquel-cadmio que aumentaba la autonomía en un 50%. El Elettra 2 estuvo en producción seis años, hasta 1998.
¿Cuál fue el primero?
Si repasamos la historia del automóvil, el escocés y hombre de negocios, Robert Anderson, es conocido como el pionero del vehículo eléctrico. Entre 1832 y 1839 desarrolló un prototipo que representaba una evolución de un carruaje tradicional, pero alimentado por celdas eléctricas.
A lo largo de los años se desarrollaron varios modelos, aunque la falta de baterías recargables limitaba su practicidad. El verdadero avance llegó en 1859 con la invención de las baterías de plomo-ácido, una creación del científico francés Gastón Planté que permitía que los vehículos no necesitaran estar conectados a la red constantemente.
En 1881, Camille Faure mejoró el diseño de Planté, incrementando la capacidad de carga de las baterías. Gracias a estos avances, el ingeniero francés Gustave Trouvé pudo presentar un triciclo impulsado por un motor eléctrico en la Exposición Internacional de Electricidad de París ese mismo año.
Siete años más tarde, el empresario e inventor alemán, Andreas Flocken, lanzó el Flocken Elektrowagen, considerado como el primer coche eléctrico. Era similar a una calesa y contaba con un motor de 0,7 kW, una batería de 100 kg y podía llegar a los 15 km/h de velocidad máxima.
A finales del siglo XIX, en 1899, el belga Camille Jenatzy logró un hito significativo en la historia automovilística. Concretamente, consiguió alcanzar los 105,88 km/h, lo que representó un avance crucial para la industria.