La UE revisará en 2025 su apuesta por el coche eléctrico: contempla ya tecnologías limpias de combustión
- La presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, afirma que el futuro de los automóviles debe seguir "firmemente arraigado en Europa".
- Más información. El Partido Popular Europeo pide tumbar la prohibición de 2035 de los motores de combustión
Importante giro de guion en Europa. Un cambio de tendencia que viene de la mano de la Comisión Europea y su presidenta Ursula von der Leyen. La líder de los 27 ha anunciado esta semana que en enero de 2025 la UE abrirá un diálogo con el sector del automóvil para revisar la estrategia del coche eléctrico. El objetivo, repensar el camino emprendido y analizar si hay que apostar por nuevas tecnologías combustibles.
Según Von der Leyen, dado que esta industria es "crucial para la prosperidad de Europa" este nuevo diálogo incluye numerosos aspectos a tratar. Y entre los puntos clave, la Comisión Europea señala que apoyarán "la descarbonización del sector" pero con "un enfoque tecnológico abierto".
Este último aspecto -"el enfoque tecnológico abierto"- resulta clave y puede suponer un cambio en las políticas marcadas por Bruselas hasta el momento. De hecho, la Comisión Europea se mostraba hasta ahora inflexible en aspectos clave para la descarbonización como la fecha límite de 2035 para la comercialización de coches nuevos que expulsen emisiones por el escape.
Además, otro apartado que, hasta ahora, parecía también intocable es la normativa CAFE (Clean Air for Europe) por la que los fabricantes deben cumplir en 2025 una media de emisiones de 93,6 gramos de CO2 o, de lo contrario, deberán pagar multas millonarias.
Y aquí es precisamente donde surge una de las primeras grandes polémicas. Estas obligaciones, tanto la del CAFE que se endurece en 2025 como la prohibición de 2035 abocan principalmente a un futuro con el coche eléctrico prácticamente como única solución.
Sin embargo, este tipo de coche no está teniendo la demanda esperada. De hecho, en lo que llevamos de 2024, la cuota del eléctrico en Europa es menor que la del año pasado. En concreto, se sitúa en el 13,4%, frente al 14,2% de 2023, según datos de ACEA, la patronal europea de los fabricantes.
Por ello, ante esa baja demanda, los fabricantes ya han dicho a la UE que no van a cumplir con esta normativa de emisiones de 2025. ¿El motivo? No llegan.
Impacto
Y también han advertido de que si se ven obligados a cumplir, esto se traducirá en dejar de producir dos millones de coches y un posible cierre de alrededor de ocho fábricas en Europa, según Anfac y Acea, las principales patronales.
Una medida que de llevarse a cabo podría suponer el despido de entre 40.000 y 80.000 trabajadores, según cálculos de este diario basados en una media de entre 5.000 y 10.000 empleados por fábrica.
Precisamente fruto de estas normativas más exigentes, el Partido Popular Europeo, que es el grupo con mayor poder en la Unión Europea -con 188 parlamentarios de un total de 720- y de la que su principal representante es Ursula von der Leyen, ha realizado su particular lista a los Reyes Magos.
En concreto, el PPE ha solicitado, en una declaración emitida este mes de diciembre, "una revisión de la prohibición de los motores de combustión interna, un enfoque tecnológicamente neutro para fomentar la innovación y medidas temporales de alivio para ayudar a los fabricantes a evitar ser penalizados; además de un impulso para la expansión más rápida de infraestructura de vehículos eléctricos".
La Comisión sigue los pasos del PPE
Y ahora el siguiente paso ha sido el que ha dado la Comisión Europea, con Von der Leyen a la cabeza. Una Comisión que comenzará en enero del 2025 un diálogo con la industria del automóvil "con vistas a proponer e implementar rápidamente las medidas que el sector necesita con urgencia".
Según ha declarado Ursula von der Leyen: "La industria del automóvil es un orgullo europeo y es crucial para la prosperidad de Europa. Impulsa la innovación, sustenta millones de puestos de trabajo y es el mayor inversor privado en investigación y desarrollo. Cada sector tiene necesidades únicas y es nuestra responsabilidad diseñar soluciones que sean limpias y competitivas. Tenemos que apoyar a esta industria en la profunda y disruptiva transición que tenemos por delante".
"Debemos asegurarnos de que el futuro de los automóviles siga firmemente arraigado en Europa. Por eso he pedido un diálogo estratégico sobre el futuro de la industria automovilística europea. Pondremos en marcha este diálogo ya en enero para dar forma juntos a nuestro futuro compartido", ha señalado.
Un diálogo que según la Comisión se centrará en:
- Impulsar la innovación basada en los datos y la digitalización, tecnologías vanguardistas como la IA y la conducción autónoma.
- Apoyar la descarbonización del sector, con un enfoque tecnológico abierto, dado su papel en la consecución de los ambiciosos objetivos climáticos de Europa.
- Abordar los empleos, las habilidades y otros elementos sociales del sector: simplificar y modernizar el marco regulatorio.
- Aumentar la demanda, fortalecer los recursos financieros del sector y su resiliencia y cadena de valor en un entorno internacional cada vez más competitivo.
Es un diálogo, por tanto, formado por fabricantes, proveedores de infraestructura, sindicatos y asociaciones; del que se informará al Consejo y al Parlamento Europeo y del que saldrá una nueva estrategia para la Unión Europea que permita gestionar los distintos desafíos.
Qué puede ocurrir
Es la pregunta del millón. Pero desde luego lo que está claro es que ahora la Comisión sí parece estar dispuesta a escuchar a los fabricantes. Y estos ya le han dicho a Bruselas de forma reiterada que no cumplirán con el límite de emisiones de 2025.
En el sector se espera que haya una rebaja de la normativa CAFE para que las restricciones no sean tan drásticas en 2025 y que, de esta manera, la foto del próximo año se pudiera retrasar uno o dos más para así afianzar su cumplimiento.
Asimismo, también podría ocurrir que la UE fomentara la adopción del vehículo eléctrico con ayudas europeas iguales para todos los países y que, además, no sólo se apostara por la tecnología del vehículo enchufable sino que se abriera la puerta a otras tecnologías como pudieran ser los biocombustibles o los combustibles sintéticos.