El vehículo eléctrico que no se recarga, se reposta
Durante los últimos años, tanto el vehículo eléctrico como el híbrido han ido ganando protagonismo entre los usuarios del automóvil como entre los fabricantes. Estos últimos ya auguran que, a mediados de la próxima década, estas tecnologías alternativas de propulsión movilizarán gran parte de los productos que salgan de sus líneas de producción.
Hasta entonces, las marcas están en una carrera sin final con el objetivo de aumentar los valores de autonomía con los medios disponibles actualmente, siendo ya numerosos los modelos que permiten rozar los 400 kilómetros antes de tener que recargar de nuevo las baterías. Sin embargo, hay pequeños reductos que se están imaginando un futuro completamente distinto.
Uno de los ejemplos más viables es de la empresa helvética Nanoflowcell. La compañía, que no se perderá una de las citas grandes del automóvil, el Salón de Ginebra del próximo mes (del 7 al 19 de marzo en el hall 1, stand 1224), hace ya algún tiempo que se ha planteado una forma completamente diferente de entender la movilidad eléctrica. Sus baterías no se recargarán por corriente, continua, alterna o recarga rápida, sino que los harán a través de líquido, algo similar a lo que hemos conocido durante los años como repostar combustible.
El concepto de Nanoflowcell habla de un sistema que incorpora las llamadas baterías de flujo, patentadas por la NASA hace más de cuatro décadas, con las que cuales se conseguía una mayor rapidez de recarga sin necesidad de utilizar grandes cantidades de superconductores. La energía se almacena gracias a líquidos iónicos. Cada litro es capaz de almacenar hasta 20 veces más energía que cada kilogramo de una batería convencional, cinco veces más comparadas con las de ion litio.
En el proceso de repostaje, se introduce en dos depósitos separados, líquidos cargados positivamente y negativamente. Estos dos líquidos interactuarán posteriormente para así conseguir generar electricidad, la cual se distribuye entre los cuatro motores que se encuentran situados cerca del eje central, en lugar de colocarse en los bujes. Los líquidos ya descargados se convierten en gas, almacenándose y empleándose como forma de refrigerar los distintos elementos eléctricos. La energía sobrante se almacena en una batería de soporte, de la cual se puede obtener ese extra necesario en momentos puntuales.
El primer prototipo de Nanoflowcell que incorporaba este sistema, la e-Sportlimousine que aparece en las imágenes, garantizaba según sus creadores 800 kilómetros de autonomía máxima. Ahora, en Ginebra, estrenarán un nuevo prototipo de voltaje bajo, el QUANT 48 VOLT que según sus creadores será capaz de entregar 760 CV de potencia (gracias a los cuatro motores de 140 kW cada uno) y con su tracción total podrá hacer el 0 a 100 km/h en apenas 2,4 segundos para una velocidad máxima limitada a 300 km/h. ¿Lo mejor? Su autonomía, más de 1.000 kilómetros de rango para un coche por el momento tampoco saldrá a la venta.