Muchos piensan que la situación de la mujer en España no está tan mal. Pero la verdad es que, pese al intento de algunas instituciones públicas por alcanzar mejores cotas de igualdad, todavía quedan reductos en nuestro país donde nunca ha llegado una mujer.
Algunos de los techos de cristal más tradicionales se han roto con el Gobierno de Pedro Sánchez, tanto en el anterior equipo como en el actual. Fue el primer Ejecutivo paritario, convirtió a María Marcos en la primera mujer en dirigir la seguridad de un presidente y a María Teresa Fernández de la Vega en la primera en presidir el Consejo de Estado.
Precisamente es la jefatura del Gobierno donde nunca se ha sentado una mujer, encabezando el listado de 10 puestos relevantes en los que todavía hay un techo de cristal que romper.
Presidenta del Gobierno
España sí ha contado con jefas del Estado, durante la regencia de María Cristina entre otras, pero nunca ha tenido una presidenta del Gobierno. Ni siquiera ha habido una candidata que encabezara las listas al Congreso de los Diputados por ninguno de los grandes partidos y con posibilidades de ganar.
Sólo UPyD presentó en las elecciones de 2011 a una mujer, Rosa Díez, que encabezó la lista por Madrid, pero sólo consiguió cinco diputados; y algunos minoritarios como Ana Oramas, en Coalición Canaria desde 2008, o Marian Beitialarrangoitia y Onintza Enbeita, por EH Bildu.
Lo más cerca de la ansiada silla que ha estado una mujer ha sido para sustituir al presidente en sus viajes al extranjero, como fue el caso de Fernández de la Vega, con José Luis Rodríguez Zapatero de presidente o de las dos últimas vicepresidentas más poderosas: Carmen Calvo (PSOE) y Soraya Sáenz de Santamaría (PP).
Sáenz de Santamaría estuvo todavía más cerca de este puesto en dos momentos claves para la política española: durante la moción de censura a Mariano Rajoy, en el que se barajó que pudiera dimitir, y cuando se postuló para dirigir su partido frente a Casado y Cospedal, lo que le hubiera dado un pase directo a ser la candidata popular a la Presidencia.
Ministra del Interior
Se puede decir que ha habido ministros y ministras de casi todas las carteras menos de la de Interior, donde sólo los hombres han ocupado esta responsabilidad.
El nombre de Margarita Robles sonó para el cargo en el primer Gobierno de Sánchez, pero finalmente Pedro Sánchez la hizo titular de Defensa, donde es la tercera mujer que ha dirigido el departamento tras Carme Chacón y María Dolores de Cospedal, y dejó al juez Fernando Grande-Marlaska como ministro del Interior.
Y eso que Robles fue, durante el Gobierno de Felipe González y siendo ministro Juan Alberto Belloch, secretaria del Estado de Interior de España y directora de la Seguridad, uno de los puestos más próximo al ministro y su mano derecha entre los años 1994 y 1996.
Presidenta del Tribunal Supremo o de la Audiencia Nacional
Nunca una mujer ha presidido el Tribunal Supremo aunque sí el Constitucional con María Emilia Casas, desde 2004 a 2011. Cuenta con tres magistradas repartidas entre sus salas: Ana Ferrer, que fue la primera mujer en formar parte de la Sala de Lo Penal en 2014. Antes, en el año 2008, Pilar Teso fue nombrada magistrada en la Sala de Lo Contencioso y un año después llegaba a la Sala IV Lourdes Arastey.
Para la renovación de este ente, pendiente desde 2018 por la falta de acuerdo político, ha sonado varias veces el nombre de una mujer en sustitución de Carlos Lesmes.
Además de las tres juezas del Supremo, en la quiniela también están Encarnación Roca, vicepresidenta del Constitucional, y María Luisa Balaguer, magistrada de ese mismo órgano.
Jefa de Estado Mayor de la Defensa
El Ejército ha sido un espacio tradicionalmente vetado a las mujeres ya que no pudieron alistarse hasta hace 32 años. Pese a que ha habido tres ministras de Defensa, lo más cerca de la cúpula militar que se encuentra una mujer es Patricia Ortega, que fue ascendida el año pasado para convertirse en la primera general en la historia de las Fuerzas Armadas.
Lo mismo ocurre con la dirección de la Policía Nacional y hasta este mismo año con el de la Guardia Civil, que ha conseguido salir de la lista negra de igualdad gracias a la propuesta de Pedro Sánchez para que María Gámez dirija a los uniformados.
También el CNI se ha unido a las instituciones que están siendo dirigidas por una mujer después de que Margarita Robles confirmara a Paz Esteban como su directora, tras ocupar este puesto de forma provisional cuando se cesó al general Félix Sanz Roldán.
Gobernadora del Banco de España
Ninguna mujer ha sido nombrada gobernadora del Banco de España pese a que dos de las entidades bancarias más importantes del país están lideradas por féminas: Ana Patricia Botín en el Santander y María Dolores Dancausa, en Bankinter.
En 2018, cuando acabó el mandato de Luis María Linde, sonaron algunos nombres de mujer para el cargo como el de Margarita Delgado, que finalmente se quedó a las puertas como subgobernadora, y el de Rosa Sánchez-Yebra, actual vicegobernadora del Banco de Desarrollo del Consejo de Europa. Delgado no pasó del segundo puesto y el cargo de gobernador cayó en otro hombre, Pablo Hernández de Cos.
Presidenta de la CEOE y secretaria de UGT y CCOO
Típicas son las fotos de las mesas de negociaciones laborales en las que, salvo ministras, no hay ninguna mujer sentada. En el caso de los empresarios, nunca una fémina ha dirigido este lobby empresarial. De hecho, en la cúpula actual, de 11 vicepresidencias sólo tres están ocupadas por mujeres: Pilar González de Frutos, Marina Serrano e Inés Juste.
En los sindicatos no hay más igualdad. Tampoco ninguna trabajadora ha liderado ni CCOO ni UGT. Eso sí, en los últimos años Cristina Antoñanzas Peñalva ha conseguido ser la vicesecretaria General en UGT y de las 14 secretarías generales con las que cuenta CCOO, siete están dirigidas por mujeres, es decir, una cúpula paritaria a excepción del secretario general.
Presidenta de la CNMC
La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia no ha contado con una mujer al frente desde que se formó en 2013. Cuenta, como en otras instituciones, con una vicepresidenta, María Fernández Pérez, y entre sus consejeros (ocho en total) no hay paridad.
Desde septiembre de 2019 hay varios cargos, entre los que se encuentran tanto el presidente José María Marín Quemada como la propia Fernández Pérez, que tienen que ser renovados. Sin embargo, todavía no se ha podido llegar a un acuerdo entre los partidos para la cambiarlos donde, quizás, podría volver a sonar el nombre de una mujer.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores sí ha tenido dos presidentas: Pilar Valiente, en 2000, aunque tuvo que dimitir en 2001 por el caso Gescartera, y Elvira Rodríguez, en 2012.
Directora de la Real Academia de la Lengua
La Real Academia de la Lengua española es una de las instituciones más cerradas al acceso a la mujer. Nunca ha habido una directora y de los 46 académicos de número sólo hay seis mujeres (una de ellas falleció el pasado mes de noviembre, Margarita Salas, y su sillón no ha sido sustituido todavía). Quizá la académica más influyente en una cúpula llena de hombres fue Ana María Matute.
Otras academias sí que han abierto antes al paso a la mujer. Carmen Iglesias es directora de la de la Historia desde 2014 y la del Cine ha tenido varias mujeres liderándola. La primera fue Aitana Sánchez-Gijón en 1998.
Presidenta del COE
El deporte es otro de los ámbitos donde las mujeres están teniendo que luchar muy duro para poder llegar a los mismos puestos de visibilización que los hombres. Muy llamativa, y fuente de chanzas, fue ver en 1994 a la primera mujer presidenta de un club de fútbol de 1ª división, Teresa Rivera (Rayo Vallecano), en el campo.
Igual pasa en otros deportes e incluso en el Comité Olímpico Español donde nunca lo ha presidido una mujer. Y eso que en las pasadas Olimpiadas, las de Río de Janeiro, las deportistas españolas consiguieron más medallas que sus compañeros chicos (8 frente a 7, cuatro de ellas de Oro).
Entrenadora de fútbol o baloncesto en 1ª
Los dos deportes mayoritarios en España, el fútbol y el baloncesto, han vivido una revolución femenina gracias al éxito de las selecciones nacionales. Además, el debate del convenio laboral de las futbolistas ha fijado una mayor atención en estas jugadoras y en el abismo que las separa de sus homólogos chicos.
Sin embargo, la situación de los banquillos es incluso peor. Laura del Río se convirtió el verano pasado en la primera entrenadora de fútbol en un equipo masculino, el Flat Earth C.F., en tercera división. El presidente del club quería que una mujer lo dirigiera y la exjugadora, que obtuvo su licencia de la UEFA en 2017, cogió las riendas.
La liga de baloncesto española cuenta con una entrenadora en ACB, Anna Montañana, adjunta en Fuenlabrada. En Europa solo hay dos mujeres en los banquillos y en la NBA, únicamente Becky Hammon, que fue la primera en llegar a ese puesto en la exigente liga estadounidense.
¿Por qué es importante que haya mujeres en estos puestos? La escritora y activista Caroline Criado Pérez señala una anécdota significativa de por qué es necesario: sólo cuando una directiva de Google se quedó embarazada, y comprobó las dificultades e incomodidades de recorrer todo el parking, la empresa decidió reservar unas plazas especiales junto a la puerta. Antes que esta alta ejecutiva, muchas mujeres tuvieron que andar hasta la entrada sin que nadie se percatara.
Si no hay mujeres en puestos de dirección no cambiará nada para las mujeres, advierte.