"... Borracha...": la palabra maldita de un lema feminista que la ministra Montero 'osó' utilizar
La derecha ha montado en cólera por el lema "Sola y borracha quiero llegar a casa" usado por el Ministerio de Igualdad: les acusan de "incitar al alcoholismo" y de ser "frívolos".
4 marzo, 2020 19:37Noticias relacionadas
“La Ley de Libertad Sexual quiere dar seguridad y protección a las mujeres. Queremos que el grito feminista: ‘Sola y borracha quiero llegar a casa’ se convierta en una realidad para dejar de vivir con miedo. Los derechos de las mujeres nunca más se perderán en callejones oscuros”: ese es el tuit que redactó ayer la cuenta oficial del Ministerio de Igualdad, acompañado por una imagen morada, con el sello de la institución, que rezaba “queremos comunidades más seguras para las mujeres, espacios de ocio y trabajo donde todas nos sintamos libres”.
No ha pasado desapercibido el eslógan feminista “sola y borracha quiero llegar a casa”, una frase coreada con recurrencia en las manifestaciones por la igualdad -que llena pancartas y se plasma en camisetas-: ha pasado de ser el grito de una revolución al grito de un ministerio, detalle que ha chirriado a los sectores más conservadores de la política y la sociedad, que no han perdido ocasión para criticarla y sacarla de contexto. En realidad, la 'transgresión' de Montero ha sido emplear en su discurso oficial una palabra popular como "borracha" y la oposición no lo ha soportado -porque se sale del canon, porque está cerca del vulgarismo, porque pertenece al lenguaje común-.
Empezando por el líder de Vox, Santiago Abascal, que ha contestado al tuit diciendo: “Es entre cómico y aberrante. ¿El objetivo del ministerio de Igualdad es que las mujeres vayan solas y borrachas por la calle? ¿Alguien puede explicarle a este Gobierno que un Ministerio no es una fiesta de pijamas y que con el dinero de los españoles no se promueven mamarrachadas?”.
La cuenta oficial del Partido Popular también ha intervenido: “Bebe con moderación. No lo decimos nosotros, lo dice la OMS y todos los organismos oficiales. Todos excepto el ministerio de Irene Montero, que prefiere fomentar el consumo abusivo. ¿Qué opinará Alberto Garzón desde el ministerio de Consumo?”, ha lanzado. Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid y miembro de dirección de Ciudadanos, ha tuiteado que ella no quiere que sus hijas “vayan solas, ni mucho menos borracha”: “¿Qué idiotez es esta? Un poco de responsabilidad que no estáis en una mani, estáis en el Gobierno”.
"Nada" justifica una agresión
El cantante José Manuel Soto ha entrado al barro: “¿Sola y borracha? ¿Qué coño es esto? ¿Estáis incitando al alcoholismo? ¿Desde un ministerio? Estáis locas del coño”. Otras críticas virales de los usuarios han ido en esta línea: “’Sola y borracha’ representa el infantilismo de Irene Montero y su banda, y la banalización de un problema enorme que tenemos las mujeres. A las mujeres nos asesinan y nos violan y necesitamos de una puta vez políticas series y eficientes, no adolescentes jugando a ministras”, ha señalado una ciudadana. “Son eslóganes de patio de instituto”, han arremetido otros.
Claro que un debate sobre comunicación política es legítimo: ¿es adecuado que un equipo de Gobierno use lemas populares en sus intervenciones? Sin duda, denota escucha a los llamamientos de la calle, pero, ¿reduce o frivoliza eso su visión de una problemática tan espinosa? ¿Es simplista? ¿Es populista? ¿O es cálido popular? ¿Es sencillamente una cuestión menor que está siendo hinchada por la oposición? En cualquier caso, Montero ha respondido con calma: “Cuando las mujeres gritan en las calles “sola y borracha quiero llegar a casa” dicen algo esencial: ni cómo vistes, ni si has bebido, NADA, justifica o atenúa una agresión sexual. Este Ministerio trabaja para que España sea un país libre de violencias machistas”.
Este lema empezó a implantarse entre los colectivos feministas a partir del debate público sobre delitos sexuales: los sectores reaccionarios y machistas -los propios medios de comunicación, también- señalaban que las víctimas -denunciantes o ya asesinadas o desaparecidas- iban vestidas de tal o cual manera a horas “inapropiadas”, de madrugada, volviendo de fiesta, y, a veces, en estado de embriaguez. Como si alguno de esos puntos, de alguna manera, hubiese “provocado” al agresor o pudiese justificar o minimizar la actuación del abusador. Como si una falda corta o cierto nivel de alcohol en la sangre hubiese podido incitar al hombre a propasarse: de nuevo, el gravísimo error de poner el foco sobre la víctima y no sobre el agresor.
De ahí también los versos del ya célebre himno feminista Un violador en tu camino, creada por el colectivo Lastesis, que nació en Chile y se extendió por todo el mundo: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía. El violador eras tú”, cantaban mujeres de todo el planeta.