La actriz Marisol Nichols, conocida internacionalmente por papeles como el de Hermione Lodge en la exitosa serie Riverdale, ha sorprendido al mundo entero tras dar a conocer su doble vida como infiltrada de la policía y el FBI en operaciones contra el tráfico sexual.
En los últimos seis años Nichols ha colaborado con policías locales y agencias estadounidenses, como el FBI, para desmantelar redes de tráfico humano y sexual, centrándose principalmente en el abuso de menores, tal y como ha revelado la revista Marie Claire en un reportaje con la actriz. Ahora, su experiencia será llevada a la pequeña pantalla como una serie de Sony Pictures, de la que todavía no se conoce el título.
Miles de personas conocen a esta actriz, de 46 años, por sus apariciones en multitud de series y películas, algunas de ellas de temática policial como Homeland Security, NCIS Los Angeles, Delta Force o Ley y Orden. En varias ocasiones siguió a policías y agentes de homicidios para preparar sus papeles, lo que nadie se esperaba era que le interesara tanto el trabajo como para implicarse en operaciones de alto calibre.
Todo comenzó en 2012, un año en el que su carrera sufrió un parón y no conseguía demasiadas ofertas de trabajo. Sus acompañamientos a la policía le habían impactado y concretamente se interesó por la trata de personas. Durante este tiempo investigó sobre el tema, contactó con organizaciones que luchan contra esta lacra y en 2014 fundó su organización sin ánimo de lucro: Foundation for a Slavery Free World (Fundación para un Mundo Libre de Esclavitud).
Nichols creía necesario conocer la realidad de la trata y no solo "ser una cabeza parlante". Por esa razón aceptó la invitación de un ex agente especial del Departamento de Seguridad Nacional para presenciar una operación encubierta en Haití. El ex agente había sido el orador principal en una conferencia organizada por la fundación de Nichols y trabajaba de forma privada en la persecución de delitos en Internet contra menores y de turismo sexual con niños.
Según relata en Marie Claire, a la vuelta de Haití los investigadores se detuvieron en otra ciudad para investigar información sobre un hombre estadounidense al que le gustaba viajar al extranjero para fiestas sexuales con niños. Nichols también fue y el agente le dijo: "Oye, eres actriz. ¿Quieres hacer una operación?". Así, Nichols comenzó su carrera como colaboradora de las fuerzas de seguridad.
Usando su capacidad de interpretación, Nichols se hace pasar por una madre que prostituye a sus hijos o por una niña o preadolescente que es prostituida. Las operaciones suelen realizarse en moteles y, junto con otros agentes, publica anuncios falsos en páginas web utilizadas por los pederastas y entabla conversaciones con ellos a través de mensajes.
En muchas ocasiones tienen que mandar fotografías, que suelen ser de agentes a los que editan para parecer más jóvenes. Otras veces ella se pone al teléfono y finge que es la niña de la que van a abusar para que el pedófilo sepa que es real y no piense que se trata de una trampa. Cuando los 'clientes' llegan al motel con la intención de tener sexo con menores, son detenidos. Nichols afirma que hay días en los que han llegado a detener a más de una docena de hombres.
El suceso que la marcó
Marisol Nichols, que ha compaginado en secreto esta labor con su trabajo como actriz, sufrió una violación grupal con once años cuando vivía en Chicago, lo que la llevó al consumo de drogas. Cuando en 1995 se mudó a Los Angeles tras conseguir un papel para el piloto de una serie, comenzó a leer libros de autoayuda, psicología o filosofía para intentar llenar el vacío que había dejado ese terrible suceso.
Entonces descubrió la Iglesia de la Cienciología. Ella misma ha asegurado que la Cienciología "salvó mi maldito culo". Sin embargo, muchas personas la consideran una hipócrita, debido a las denuncias que hay contra esta iglesia por abusos sexuales e incluso trata de personas. Por su parte, Nichols continúa defendiendo a la Cienciología y afirma que "la ha guiado y le ha dado fuerza a través de años de desafíos emocionales".
Con respecto a su colaboración en operaciones contra el tráfico de personas y los abusos a menores, la actriz sostiene que a veces le cuesta mirar a los hombres de la misma manera porque se le hace difícil "recordar que la mayoría de ellos no hacen esto". Además, si su lucha contra el tráfico sexual fuese a tiempo completo a Nichols le preocuparía "perder mi fe en la humanidad".