Una expedición científica en mitad del Océano Ártico se volvió en un infierno para las mujeres que estaban a bordo después de escuchar las nuevas normas de vestimenta que se impusieron tras algunos denunciar ellas episodios de acoso sexual por parte de hombres.
Ellas, que habían sido víctimas de esos episodios, se les prohibió usar "leggins, ni ropa muy ajustada, nada que mostrara demasiado, ni blusas, ni pantalones cortos ni pantalones muy cortos", anunció Katharina Weiss-Tuider, gerente de comunicación, a las participantes.
Todo ocurrió el pasado 8 de octubre del año en el buque de investigación ruso Akademik Fedorov, que llevaba a decenas de científicos que participaban en una misión científica internacional llamada MOSAiC, encabezada por el Instituto Alfred Wegener (AWI) de Alemania.
Para cubrir la investigación había cuatro periodistas, y entre ellas la reportera del E&E News Chelsea Harvey, que ha publicado un reportaje en el que relata la situación sexista vivida por las tripulantes durante la misión.
Según esta periodista, cuando se les comunicó el nuevo código de vestimenta, tanto a las informadoras (todas mujeres) como a otro grupo de participantes (principalmente compuesto por mujeres), se justificó la decisión por un motivo "de respeto". Al parecer, un miembro de la expedición había aparecido en el puente del barco, un área frecuentada por el capitán y otros miembros de la tripulación de alto rango, en pijama.
Sin embargo, la conversación tomó rápidamente un sentido más discriminatorio ya que adujeron que la prohibición de llevar ropa ajustada era "una cuestión de seguridad". Harvey cuenta que al escuchar esas palabras las participantes comenzaron a preocuparse por si le había ocurrido algo a una de las mujeres a bordo, en una expedición en la que solo representaban un tercio de la tripulación.
Efectivamente, unos días antes se había presentado un informe de acoso a una de las mujeres, tal y como confirmó Thomas Krumpen, jefe de la misión e investigador de AWI.
Aunque Krumpen aseguró que los dos eventos no estaban relacionados y que el nuevo código no estaba dirigido exclusivamente a las mujeres y "no tenían ninguna conexión temporal y sustantiva, ninguna conexión, con un incidente específico", la realidad es que imponer esas normas después de un episodio de acoso perpetúa el mensaje de que la culpa es de las mujeres y son ellas las que deben tener cuidado con la ropa que llevan para evitar sufrir acoso.
Harvey afirma que tras el anuncio se generó una situación de irritabilidad y temor por parte de las mujeres, que no sabían qué ropa era lo suficientemente 'adecuada'.
"El 9 de octubre se produjo una sorprendente transformación entre las mujeres a bordo del Akademik Fedorov. Los leggings y pantalones de yoga habituales fueron reemplazados por un mar de jeans y pantalones de chándal holgados. La mayoría de ellas apenas había llevado otra ropa. ¿Cómo de apretado era demasiado apretado? ¿Eran aceptables los jeans ceñidos? ¿Y las camisetas sin mangas?", se pregunta en su reportaje.
Desigualdad en las misiones
En las expediciones científicas todavía se mantienen comportamientos discriminatorios hacia las mujeres. Las misiones suelen ser largas y aisladas del resto del mundo y las mujeres continúan siendo minoría en ellas.
Además, en los campamentos se pueden imponer inadvertidamente estereotipos de género dañinos al mandar las tareas "del hogar" como cocinar y limpiar principalmente a las mujeres, explicó Erin Pettit, glacióloga de la Universidad Estatal de Oregón, a E&E News.
Cuando se produce acoso laboral o sexual se añaden más dificultades de las habituales para que la víctima denuncie. "Si algo te pasa, ¿a quién se lo dices? El barco es propiedad de un país, la tripulación proviene de otro, tú eres de un país en particular, ¿en qué jurisdicción te quejas? Muchas mujeres piensan, olvídalo, todo se ha vuelto demasiado complicado", argumentó la socióloga de la Universidad de Tasmania, Meredith Nash.
Nash considera otro factor clave para que este tipo de situaciones se sigan callando y es el miedo de las mujeres a denunciarlo y quedarse así sin la oportunidad de participar en futuras misiones.
"Como un académico en un campo similar, es previsible que vaya a ver a esa persona en un futuro. Por lo tanto, es básicamente imposible que las mujeres se presenten, incluso cuando hay canales legítimos, porque las dinámicas de poder son muy fuertes. Y para el acceso al trabajo de campo hay muchos controles que se llevan a cabo en términos de llevarte a la misión o no", expresó a Harvey.
AWI niega las acusaciones
El Instituto Alfred Wegener emitió un comunicado en respuesta al reportaje publicado en E&E News y replicado por la CBC para "aclarar la representación sesgada sobre nuestra seguridad ocupacional y respuestas a la discriminación, y atender las correspondientes denuncias que se hayan dirigido a nuestro personal y compañeros de expedición".
En el comunicado, que puede leer completamente aquí, AWI asegura que las mujeres y los hombres "participan en nuestras expediciones polares como iguales y reciben el mismo apoyo en su trabajo por parte de la tripulación del barco y las tripulaciones de los aviones que empleamos. El acoso sexual, la mala conducta y la discriminación, de cualquier forma e independientemente de cuándo y donde, no son toleradas ni por nosotros ni por nadie que actúe en nuestro nombre. Cuando surgen conflictos, son investigados con prontitud de acuerdo con nuestro Código de Conducta, y respondidos en consecuencia", alegan.
En relación a los artículos publicados, AWI sostiene que las regulaciones de vestimenta "son perfectamente comunes en los buques comerciales y de investigación, y se aplican a todos los participantes de la expedición, independientemente de su sexo".
"Trabajamos y realizamos investigaciones en condiciones extremas, que establecen reglas claras, especialmente en lo que respecta a seguridad. Al establecer y hacer cumplir estas reglas, garantizamos no solo la seguridad de todos los participantes, sino también el éxito de la expedición en su conjunto, ya que por ejemplo, las ausencias por enfermedades derivadas de la ropa inadecuada pueden tener consecuencias graves".
Por esa razón, afirman, "exigimos expresamente que todos los participantes acepten y acaten estas reglas". Entre esas regulaciones se encuentra la prohibición del uso de ropa deportiva o de trabajo en determinados contextos sociales, "destinada a garantizar el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad ocupacional en las áreas como los comedores, el puente del barco y otras áreas públicas, y una conducta mutuamente respetuosa".
El Instituto recalca que estas normas "se transmiten a todos los participantes al comienzo de cada expedición". "Los malentendidos pueden resolverse rápidamente a bordo. Esperamos el mismo tipo de comportamiento de cada participante que firma nuestro Código de Conducta", concluyen.
Además, extraen algunos párrafos de los textos publicados para aclararlos, donde por ejemplo insisten en que el comunicado sobre las normas de vestimenta no tenía ningún tipo de relación con el incidente ocurrido días antes.