Gal Gadot ha sido la elegida para encarnar a Cleopatra, la faraona más célebre del Antiguo Egipto, en el remake de la mítica película de 1963 de Joseph L. Mankiewicz y con Elizabeth Taylor como protagonista. La actriz se enfundará en los trajes de famosa reina a las órdenes de Patty Jenkins, la directora de Wonder Woman y de su secuela, Wonder Woman 1984. Sin embargo, la elección de la intérprete israelí ha generado una encendida polémica.
"Como habréis oído, me he unido a Patty Jenks y Laeta Kalogridis [guionista del proyecto] para llevar la historia de Cleopatra, reina de Egipto, a la gran pantalla de una manera que nunca antes se había visto. Para contar su historia por primera vez a través de los ojos de las mujeres, tanto detrás como delante de la cámara", escribió Gal Gadot en Twitter en un mensaje en el que la actriz asegura que la de Cleopatra es "una historia que quería contar desde hace mucho tiempo".
Después de que saltara la noticia, son muchos quienes, a través de las redes sociales, han mostrado su descontento ante lo que consideran, una vez más, un blanqueo de Hollywood. Otro ejemplo del llamado whitewashing que, como ya hiciera con la mítica Liz Taylor en la legendaria película de los sesenta, no opta por una actriz egipcia o de rasgos africanos para dar vida al personaje. Un papel que también interpretaron Claudette Colbert y Vivien Leigh y que, durante muchos años, estuvo reservado para Angelina Jolie, que iba a ser protagonista de una nueva versión que nunca vio la luz.
En ese sentido, la propia guionista de la película especificó en Twitter que estaba ansiosa por escribir el libreto de Cleopatra, "posiblemente la mujer greco-macedonia más famosa de la historia". Un mensaje con el que aprovechó para recordar los orígenes de la faraona. A pesar de haber nacido en Alejandría, era descendiente de Ptolomeo I, un general grecomacedonio que estuvo al servicio de Alejandro Magno y que se proclamó rey de Egipto tras la muerte del gran conquistador en 323 a.C.
Fuerte polémica
Una evidencia histórica que, a pesar de estar contrastada, no convenció a muchos. Entre ellos a la periodista Sameera Khan, que criticó el casting de Gadot. En un mensaje en Twitter se preguntó quién en Hollywood "pensaba que sería una buena idea elegir a una actriz israelí como Cleopatra (una de aspecto muy soso) en lugar de una actriz árabe deslumbrante como Nadine Njeim".
La periodista fue más allá en su ataque contra la protagonista de Wonder Woman y lo extendió a cuestiones políticas comparando su actitud con la actuación del gobierno de su país en relación a los territorios que reclama Palestina: "Y qué vergüenza, Gal Gadot. Tu país le roba la tierra a los árabes y tú robas sus papeles en películas...".
Otros usuarios reclamaron para el papel otras actrices "con sangre norteafricana" "¡Alguien como Sofia Boutella! ¡Estoy tan harta de elegir a actores blancos e israelíes como faraones y papeles árabes! Gal Gadot no debería ser Cleopatra", afirmaron considerando esta elección como una total "falta de respeto".
La dinastía ptolemaica gobernó el Antiguo Egipto durante tres siglos, desde la división del imperio de Alejandro Magno entre sus generales hasta la conquista romana. Cleopatra, amante de Julio César y Marco Antonio, descendía de una familia griega -era su primera lengua- que se adaptó a las costumbres egipcias. La faraona se identificaba con la diosa Isis y vestía como el resto de gobernantes del país del Nilo.