Kamala Harris sabe que las formas en política son importantes. Lo demostró en el debate con el entonces vicepresidente, Mike Pence, donde se mostró firme pero educada. Y lo hizo el sábado por la noche en su primer discurso como la primera mujer vicepresidenta de EEUU: apareció en el escenario toda vestida de blanco, un traje que supone todo un guiño al movimiento feminista y a la lucha de las sufragistas por conseguir el voto para la mujer que ha cumplido este verano 100 años.
Las demócratas en el Congreso y en el Senado han utilizado el color de las sufragistas, el blanco, para mostrar su rechazo a las políticas machistas de Donald Trump y todas acudían vestidas así en el discurso de apertura del republicano, frente al negro que solía escoger Melania e Ivanka Trump.
De blanco ha aparecido en muchas ocasiones Alexandria Ocasio-Cortez y su escuadrón de luchadoras contra los dardos republicanos cuando se les ha acusado de feministas. El blanco era su respuesta. Y con un traje pantalón blanco vistió la mismísima Hillary Clinton durante su candidatura a la presidencia en 2016 y en la toma de posesión de Donald Trump como presidente, tras ser derrotada.
Además, el poder que transmite esta mujer incluso se bailaba al ritmo de la canción que quiso poner para salir al escenario: "Work That" de Mary J. Blige. Fue la misma que se escuchó en la Convención Demócrata después de Kamala Harris se convirtiera en la primera mujer negra en ser elegida candidata.
La letra de Blige no puede ser más inspiradora: "Trabaja lo tuyo... Solo porque la longitud de tu cabello no es larga / Y muchas veces te critican por tu tono de piel
Quiero mantener la cabeza en alto porque eres una mujer bonita / Da pasos en la pasarela y sigue adelante / Chica, vive tu vida".
La propia Mary J. Blige cuando se enteró de que Kamala estaba utilizando esta canción se mostró muy abrumada: "Me impactó. No lo sabía y estaba tan sorprendida y asombrada que ella la eligiera para ser parte de nuestra historia. Es una locura".
Pero los guiños feministas y familiares también estuvieron en sus palabras. Kamala Harris también quiso rendir tributo a la mujer más importante de su vida y su principal influencia: su madre, una oncóloga reputada que nació en la India y que falleció hace unos años.
"Cuando vino aquí desde la India con 19 años, tal vez no se imaginaba este momento. Pero ella creía profundamente en un Estados Unidos donde un momento como este era posible", aseguró desde el escenario.
Nombró a las mujeres negras, "la espina dorsal de la democracia", a las latinas, a las asiáticas, a las nativas americanas y a las blancas, pero del discurso de la demócrata se ha destacado una frase: "Soy la primera vicepresidenta de EEUU pero no seré la última". Un mensaje lanzado también hacia el cielo y un recuerdo a lo que siempre le decía su madre: "Puede que seas la primera, pero asegúrate de no ser la última".
Seguro que en esas palabras no había solo esperanza para las mujeres que han visto cómo se ha destruido un nuevo techo de cristal, sino también, un recuerdo a quien le enseñó, desde que era pequeña, que la lucha por los derechos de las personas acaba abriéndose paso aunque cueste mucho esfuerzo.
De Converse a salones
La nueva vicepresidenta de EEUU domina claramente los mensajes subliminales de los gestos y de su estilo. Lo demostró en campaña cuando hizo famosas sus zapatillas 'converse', clásicas y tuneadas. Combinadas con pantalones y americana, ha cambiado el estilo de trabajo que se le suponía hasta ahora a una candidata que se ha recorrido el país de este a oeste y de norte a sur.
Demostró que tenía una imagen muy cercana a sus votantes, que no era necesario subirse a unos tacones de aguja para ponerse a trabajar, para dar la imagen de una mujer empoderada dispuesta a cambiar el rumbo de EEUU.
De hecho, muchos analistas destacaron que fueron detalles como estos los que la han popularizado en determinados grupos de edad que se sentían más identificada por la imagen que daba Kamala Harris que por la de otras republicanas.