Varias mujeres han sido importantes en la carrera de Joe Biden a la Casa Blanca: desde Jill Biden, su esposa; a Kamala Harris, su compañera de fórmula; pasando por las congresistas que representan el ala más izquierdista del partido y que han sido un empujón para los demócratas. Sin embargo, una ha destacado especialmente: Stacey Abrams, la artífice de la victoria del presidente electo en Georgia, un estado que desde hace años han dominado los republicanos, y que ya se ha confirmado que apoya a Biden.
Abrams lleva años luchando contra la supresión del voto en este estado, que provoca que miles de personas, en su mayoría negras que se decantarían por el Partido Demócrata, no puedan ir a votar. Con una intensa campaña para registrar a votantes y ayudarles en todo lo referido al proceso electoral, Abrams ha conseguido más de 800.000 nuevos votantes para estas elecciones. Una cifra clave, si se tiene en cuenta que Biden ha ganado Georgia con una diferencia mínima de cerca de 15.000 papeletas.
La parlamentaria de la Cámara de Representantes de Georgia ha conseguido movilizar a gran parte de la comunidad negra del estado, que representa el 32% de su población, y el nivel de participación a nivel estatal ha sido de más del 74%, según informó a Reuters la oficina del Gobernador.
Stacey Abrams, de 46 años, se ha convertido en una estrella emergente del partido a nivel nacional, y en todo un icono para los demócratas georgianos, que no veían a estas tierras teñirse de azul (el color demócrata) desde 1992 con la victoria de Bill Clinton.
Carrera a gobernadora
En 2018, Abrams ya comenzó a despuntar al ser la primera mujer afroamericana en aspirar al cargo de gobernadora en Estados Unidos, un puesto que estuvo cerca de alcanzar. El actual gobernador, Brian Kemp, ganó por solo dos puntos de ventaja, pero la demócrata no admitió el triunfo de su adversario.
Kemp fue secretario de Estado desde 2010 antes de convertirse en gobernador y Abrams denunció que durante esos años canceló por "inactividad" o error las inscripciones del censo electoral de más de un millón de residentes, lo que ella interpretó como una táctica de privación del derecho al voto (conocido como supresión de voto). Si Biden ha ganado Georgia por 15.000 votos, en 2018 Abrams lo perdió por 50.000.
Así, su lucha contra la supresión del voto se fortaleció aún más. A través de New Georgia Project y Fair Fight Action, dos grupos dedicados a combatir la supresión de voto fundaos por Abrams, y gracias también a un SuperPAC, un Comité de Acción Política cuyo objetivo es conseguir fondos para la campaña de un determinado candidato que recaudó más de 33 millones de dólares estas elecciones, Abrams ha registrado a cientos de miles de personas para votar.
Además, en esta ocasión su estrategia ha contado con el apoyo del partido a nivel nacional, algo que no ocurrió en 2018, según el medio especializado Político.
"Esto se debe a Stacey Abrams y muchas otras mujeres negras que están en el terreno y trabajan con organizaciones de base para inscribir votantes y demostrar por qué nuestro voto importa", declaró una votante a la BBC.
"Realmente puso el foco en Georgia, convenció a la gente que necesitaba ser convencida de que aquí había espacio, que había votantes y que este lugar podía ser competitivo si la gente le dedicaba tiempo, dinero y esfuerzo a ello", señaló la senadora demócrata estatal Jen Jordan.
Su trabajo será trascendental también en enero, cuando se deberá elegir los dos puestos del Senado por Georgia, una elección que determinará qué partido controla la Cámara Alta.
Contra el racismo
Aunque nació en Misisipi, sus padres pronto trasladaron a la familia a Atlanta (Georgia). Abrams siempre fue una de las mejores de la clase y mientras estaba en la escuela secundaria, fue contratada como mecanógrafa para una campaña en el Congreso y más tarde, a los 17 años, como redactora de discursos.
La parlamentaria tuvo las notas más altas de su clase al graduarse del instituto y como premio fue invitada a la Casa del gobernador del Estado. Sin embargo, al llegar a la mansión, el guardia de seguridad en un principio no le permitió la entrada. Finalmente, pudo pasar, pero Abrams ha relatado que ese incidente fue el detonante que impulsó y marcó su carrera política, ya que quiso convertirse "en la persona que conseguiría abrir esas puertas".
"No recuerdo haber conocido al gobernador de Georgia. No recuerdo haber conocido a los otros estudiantes talentosos de 180 distritos escolares. El único recuerdo claro que tengo de ese día es el de un hombre parado frente al lugar más poderoso de Georgia, mirándome y diciéndome que yo no pertenecía a ese sitio. Por eso decidí, unos 20 extraños años después, ser la persona que conseguiría abrir las puertas", dijo en una Charla TED.
En 1995, Abrams se licenció en Estudios Interdisciplinarios (Ciencias Políticas, Economía y Sociología) en el Spelman College. Mientras estaba en la universidad, trabajó en el departamento dedicado a la juventud en la oficina de Atlanta del alcalde Maynard Jackson (del Partido Demócrata), que fue el primer alcalde negro de Atlanta. Más tarde se incorporó a la Agencia de Protección Ambiental.
Con el apoyo de la beca Harry S. Truman dedicado a potenciar a jóvenes con dotes de liderazgos, estudió políticas públicas en la Universidad de Texas y obtuvo un máster en asuntos públicos. En 1999, se licenció en Derecho en Yale. Trabajó como abogada en el sector privado hasta que en 2002 fue nombrada Fiscal Adjunta de la Ciudad de Atlanta. Unos años más tarde, en 2010, se convirtió en miembro de la Cámara de Representantes y en 2020 fue una de las mujeres que barajó Biden para la Vicepresidencia.