Las escuelas francesas que enseñaban a las jóvenes a ser buenas esposas en pleno Mayo del 1968
La película 'Manual de una buena esposa' recuerda a estos centros donde se instruía a las mujeres para ser sumisas a sus maridos, buenas amas de casa y ahorradoras.
8 enero, 2021 02:07Noticias relacionadas
Las Escuelas de Hogar que organizaba en España durante el Franquismo la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera no fueron la excepción en una Europa más avanzada en democracia y libertades pero con el mismo concepto de la mujer: tenía que ser una esposa sumisa y complaciente.
De hecho, en Francia, existieron miles de las llamadas Escuela de Amas de Casa que pretendían conseguir mujeres perfectas que permitiera a las de menos rango social ascender por la vía del matrimonio. Y a las otras, convertirse en "compañeras" silenciosas.
Estas escuelas existieron hasta casi 1970, dos años después del fuerte empuje del movimiento de liberación de la mujer que arrancó en Mayo del 68 y que se propagó, a distintas velocidades por toda Europa.
Ahora, Juliette Binoche ha querido contar en su nueva película "Manual de la buena esposa", la vida de una de esas escuelas justo en el momento en que choca con la voluntad de independencia que empezaban a manifestar las jóvenes francesas.
"Todo empezó con un encuentro casual con una mujer mayor que vivía en Coutintin, una región aislada de Normandía, que me contó su vida y me dijo que a pesar de venir de una familia con posibles había decidido con 16 años no seguir sus estudios y, para no separarse de sus amigas, estudió en una escuela de amas de casa, de lo que no había oído hablar nunca", explica el director de la película que se ha estrenado esta semana en España, Martin Provost, en una entrevista con Efe.
Es más, en esa conversación, la mujer incluso le explicó que "en el examen final de graduación tuvo que matar a un conejo ante un jurado".
Juliette Binoche es Paulette Van Der Beck en la película, quien junto a su esposo llevan años dirigiendo una Escuela de Limpieza situada en la zona de Alsacia-Moselle. Ella, la perfecta ama de casa incluso con sus deberes conyugales ("que significa olvidarse de una misma pero con buen humor", según advierte), trata de capacitar a las adolescentes para que se conviertan féminas sumisas, trabajadoras.
La comedia, situada en 1968, expone la transformación de mujeres "esclavas", como le reprochan a madame Paulette sus 15 chicas, en feministas, una palabra de la que sólo conocen lo que cuentan los hombres: que si son peludas, que si no son mujeres... etc
De hecho, a las chicas se las educa en seis pilares entre los que se encuentra un consejo muy válido, según madame Paulette: "Una buena esposa se centra en sus tareas domésticas para no caer en la tentación. Es decir, manos ocupadas, malas ideas ahuyentadas", advierte. No estaban programadas para pensar.
Pero algunas de las estudiantes ya están, sin saberlo, inmersas en los nuevos aires que suponía el amor libre que propagaba el movimiento de Mayo del 68. De hecho, una de las chicas le aclara al personaje de Binoche que lo que está haciendo con sus clases de cocina, costura y protocolo es "enseñarnos a ser criadas como usted, pero yo quiero ser libre".
En esas escuelas de amas de casa que sobrevieron hasta el inicio de los 70, se enseñaba a las chicas a hacer la compra, a preparar los menús, a arreglar la ropa interior y los calcetines de su esposo, a matar un conejo, a rellenar un pájaro, a fregar un piso de madera con movimientos siempre "en la dirección de las agujas del reloj", a recuperar el fondo de una cacerola, el arte de acomodar las sobras y, por supuesto, a administrar una casa y un presupuesto, porque "la mujer siempre tiene que guardar lo que gana el marido".
Estas instituciones se mantenían muy fuertes en las zonas rurales, donde las vecinas permanecían muy ajenas a la nueva normativa que empezaba a liberar a la mujer como la ley de 1965 que permitía a la mujer abrir una cuenta bancaria a su nombre o firmar un contrato de trabajo sin el permiso previo de su marido.
Además, en 1967, se aprobaba en Francia la ley que permitía tomar la píldora como método anticonceptivo y ya se hablaba de igualdad salarial o aborto, entre otros avances, que tardarían en llegar.
Con esta situación era difícil que en un sistema democrático como el francés, los avances no supusieran el fin de estas escuelas de buenas amas de casas, aunque todavía ha costado mucho más erradicar algunos de los conceptos que enseñaban en esas aulas.