Los quince cuadros que ha comprado el Museo del Prado con la inesperada donación de una profesora
La pinacoteca inaugura una muestra que homenajea la generosidad de esta mujer. Gracias a su legado se han adquirido obras de dos artistas más.
22 marzo, 2021 16:23Noticias relacionadas
En 2016, el Museo del Prado recibía la sorpresa de que una ciudadana de a pie, Carmen Sánchez, profesora y amante del arte, le legaba todos sus bienes para comprar cuadros. Quince adquisiciones son el resultado de aquella inesperada generosidad, todas las obras cubren lagunas históricas y además suman dos nuevas mujeres artistas a su nómina.
El conjunto de las obras adquiridas se puede ver desde este lunes y hasta el 24 de octubre en El legado de Carmen Sánchez García (1929-2016). La última lección, una exposición que homenajea la generosidad de esta maestra, progresista, defensora de la igualdad y amante del arte, que fue socia de la Fundación Amigos del Prado desde 2003 y participó en una veintena de sus cursos.
"Hoy es un día importante para la sociedad civil española y para el Museo del Prado. Hoy nos toca devolver parte de generosidad a Carmen Sánchez, una mujer que quiso tanto al Prado que le dio todos sus bienes", ha subrayado Miguel Falomir, director de la pinacoteca.
La pinacoteca se ha empleado a fondo en aprovechar el dinero dejado por Sánchez. El legado fue recibido en 2016 y rondaba los 800.0000 -dinero y un piso que se subastó-, con esta cantidad se han comprado quince cuadros, un número elevado, ya que se ha tratado de estirar al máximo la cantidad, saltándose intermediarios. Entre las quince obras hay "piezas maestras", según Falomir.
Alegoría de la Templanza de Alonso Berruguete (unos 150.000 euros) es probablemente la más importante, una de las pocas obras conocidas de la etapa de Florencia y Roma de este pintor; y también un autorretrato de Pedro de Campaña (unos 170.000 euros), una obra fundamental para conocer los orígenes del retrato en España.
También destacan las obras de Mariana de la Cueva y Barradas –San Francisco arrollidado en meditación, único cuadro conocido de esta pintora– y Joven con cofía de María Blanchard, dos mujeres que pasan a engrosar la exigua nómina de mujeres artistas de la colección del Prado, que ronda la decena.
También se han comprado: Mujer en el baño del taller de François Clouet, Retrato de Caballero de Adriaen Thomasz Key; La virgen del Carmen imponiendo el escapulario a San Simón Stock, de Gabriel Antonio Corvoysier; La estigmatización de San Francisco, de Jorge del Castillo; Giuseppe Maria Ferdinando Dal Pozzo de José Aparicio e Inglada; Sagrada familia del Roble de Luis Eusebi y Los Comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo de Antonio Gisbert. También hay tres obras de Eduardo Rosales y un Mariano Fortuny, Paisaje Napolitano.
Desaparición
El Museo del Prado nunca tuvo conocimiento de las intenciones de esta profesora, que durante muchos años trabajó en el colegio Nervión, una institución vinculada a la enseñanza laica, heredera de la pedagogía Montessori.
Familiares y exalumnos de la benefactora han recordado hoy su figura. "Carmen no podía irse del mundo de otra manera. Era muy generosa. Como profesora era recta pero al mismo tiempo nada rígida, siempre nos estaba retando", ha explicado a Efe una de sus exalumnas presente en la presentación de la muestra este lunes en Madrid.
Trabajó hasta 1999, cuando se jubiló, y luego empleó los últimos años de su vida a su gran pasión, el arte. No es difícil imaginarla recorriendo las mismas salas que ahora ocupan la exposición hecha con su legado.
"La iniciativa privada es fundamental para nuestras colecciones", ha señalado el comisario, Pedro Martínez Plaza. Pero también es cierto que la mayoría de las donaciones a esta pinacoteca y a otras suelen proceder de grandes coleccionistas. Esta generosidad de la benefactora es una de las razones de que este legado sea tan especial y que ha hecho a la pinacoteca esforzarse en la exposición que se ve hoy.
La adquisición más controvertida ha sido una obra de María Blanchard, eminente artista cubista, que pasó por distintas etapas. La compra de este cuadro reabrió hace unas semanas el debate sobre la partición entre las colecciones del Prado y el Reina Sofía, divididas por el nacimiento de Pablo Picasso.
"No me parece raro que esté en el Prado. Es un cuadro que corresponde a una etapa posterior a la cubista, que es la que más interesa al Reina. Tiene ribetes casi costumbristas que enlaza con pintores muy bien representados aquí como Álvarez de Sotomayor que fue su maestro", ha explicado Falomir.
Un sobrino de la benefactora, Manuel Uriarte, ha querido ensalzar la labor del Prado con el legado de su tía. Aunque también ha denunciado que para una parte de la familia el proceso ha quedado un poco "ensombrecido" por la desaparición de dos cuadros propiedad de su tía, un Emiliano Barral y un Albérto Sánchez, que están en paradero desconocido.
El Museo del Prado al parecer, tras tener conocimiento de esta supuesta desaparición, preguntó al albacea y al notario sobre las obras pero, al no haber inventario sobre su legado, se desconoce el origen de su desaparición. El legado ha supuesto la incorporación de la biblioteca y el archivo de la profesora a los fondos del Prado.