La estadounidense Kathryn H. Anthony advierte de que no es arquitecta, más bien "educadora de la arquitectura". Pero aunque no tiene el título para diseñar una vivienda, tiene metido en la cabeza qué estamos haciendo bien y, sobre todo, qué estamos haciendo mal cuando construimos ciudad desde un punto de vista que acaba expulsando a la mujer.
Su padre era arquitecto y profesor de planificación urbana, así que desde niña desarrolló "un gran interés en conocer cómo afecta a las personas el diseño de espacios y lugares". Y a las ciudadanas les afecta mucho el mundo urbano tal y como está ahora organizado.
"Tradicionalmente las mujeres han resultado desfavorecidas en el diseño de los espacios urbanos, al no tener en cuenta sus necesidades. Muchas de las consecuencias negativas del diseño urbano les afectan no solo a ellas, sino también a las familias. Las ciudades que están bien diseñadas para las mujeres funcionan mejor para todos".
Anthony recuerda que los cuidados siguen cayendo en mayor medida en las mujeres y aspectos como el acceso al transporte con escaleras empinadas; ascensores rotos en sitios oscuros y de difícil acceso; aceras irregulares y con falta de rampas; garajes y aparcamientos estrechos donde es imposible sentar al niño o sacar un carrito; o un alumbrado público deficiente que las convierte en objetivo para la delincuencia acaba no sólo expulsando a las mujeres de la calle, de lo público, sino también costando vidas.
"En 2019, The New York Times publicó la trágica historia de Malaysia Goodson que murió tras caer por un tramo de escaleras mientras entraba en una estación de metro de Nueva York, con su hija de un año en el cochecito. La estación no tenía ascensor. En ese momento, sólo una cuarta parte de las 472 estaciones del metro de Nueva York tenían ascensores, y muchos de ellos estaban fuera de servicio", explica Anthony como ejemplo de que las barreras arquitectónicas tienen efectos directos.
Uno de los aspectos más evidente de cómo las ciudades no piensan en las mujeres, que ha llegado hasta al Congreso de EEUU, son los baños públicos. En 2010, la propia Kathryn H. Anthony compareció ante el Comité de Supervisión y Reforma del Gobierno para hablar de la "Ley de Paridad de Género en los Baños".
"Fue todo un desafío abogar por la paridad para ir al baño, la igualdad de velocidad de acceso para mujeres y hombres en baños públicos en solo 5 minutos. El proyecto de ley nunca salió del Comité, por lo que no se sometió a votación, pero hicimos historia", aclara.
Durante todos estos años, la investigadora ha reclamado que "los baños de las escuelas públicas están en condiciones pésimas, lo que hace que muchos estudiantes se aguanten y no los usen en absoluto. Esto resulta especialmente peligroso para las mujeres y niñas, ya que puede provocar infecciones urinarias y otros problemas graves de salud".
Aunque muy lentamente, la situación en EEUU sí que ha mejorado desde ese 2010: "La revisión de los códigos de construcción han conducido a un aumento de los aseos familiares y mixtos, en nuevos edificios y remodelaciones. Pero esto no afecta al parque actual en los que no se planea ninguna construcción. Por lo tanto, la gran mayoría del entorno edificado se mantiene intacto".
Anthony denuncia que en muchos lugares donde se reúne mucha gente, como instalaciones deportivas, teatros, estaciones de tren y autobús y aeropuertos, todavía podemos ver largas colas para los aseos de mujeres al mismo tiempo que muchos baños públicos en los parques urbanos de EEUU están en mal estado o cerrados.
"La mayoría de las ciudades estadounidenses carecen de una infraestructura de baños públicos, y la necesidad urgente de un baño queda a menudo sin respuesta. Durante el apogeo del confinamiento por la Covid-19, cuando los restaurantes, cafeterías y tiendas estaban cerrados, los baños públicos eran prácticamente imposibles de localizar. Esto se convirtió en un problema grave, especialmente para mujeres embarazadas, con niños pequeños y repartidores, entre otros".
Ejemplo asiático
Sin embargo, esta pensadora de la arquitectura destaca que en otros lugares sí que se ha sido mucho más sensible a esta reivindicación que es muy importante para la población y sobre todo para las mujeres.
"Jack Sim, fundador de la Organización Mundial del Retrete, fue un motor impulsor en la ayuda para modificar las leyes de Singapur en 2005 y proporcionar la paridad para ir al baño. Japón también tiene leyes de paridad para ir al baño. Y desde 2004, en Hong Kong está la directriz de habilitar dos baños femeninos por cada uno para hombres, aunque no se cumple en más de la mitad de los baños públicos".
Kathryn H. Anthony denuncia el peligro de que no haya un saneamiento básico sobre todo para las mujeres y niñas que "se ven obligadas a utilizar un retrete o espacio en el exterior, siendo blancos demasiado fáciles del escarnio público, el acoso sexual y la violencia".
"Uno de los casos más trágicos ocurrió en 2014 cuando dos adolescentes en el estado de Uttar Pradesh, en India, fueron al campo a hacer sus necesidades y desaparecieron durante la noche. Fueron descubiertas a la mañana siguiente, víctimas de una brutal violación en grupo, colgadas de un árbol. Un incidente del que se habló mucho y que llamó la atención de lectores de todo el mundo".
En muchos lugares donde el espacio es reducido, la solución por la que se ha optado so los baños unisex: "Los baños mixtos, o también llamados baños para todos los géneros, son una excelente solución en muchos lugares. O bien nadie espera o todos lo hacen, pero ni mujeres ni hombres, niñas ni niños esperan más unos que otros".
Anthony asegura que está "a favor de esta opción que ya es común en muchos restaurantes, tiendas y bares europeos". "La clave son los baños completamente cerrados para asegurar la privacidad total. Los lavabos se pueden compartir", asegura.
Arquitectura feminista
Kathryn H. Anthony participó recientemente en el encuentro digital organizado por Roca Gallery "Espacios para arquitectas", donde se han tratado diversos temas como el papel de las mujeres en la arquitectura y las barreras que las arquitectas han sufrido, y siguen sufriendo, durante su carrera. Una llamada arquitectura feminista que en algunos lugares, como Seúl, está empezando a implementarse a la hora de abordar los cambios.
"En 2007, se lanzó el Proyecto Ciudad Amiga de las Mujeres (WFCP) como una iniciativa para minimizar los inconvenientes a los que se enfrentan las mujeres en su día a día. La encuesta reveló que éstos incluían baños públicos, estacionamiento de transporte público, guarderías y pasarelas peatonales".
La respuesta fue una serie de mejoras de todos los departamentos del Gobierno Metropolitano de Seúl en baños, transporte e instalaciones de las calles en toda la ciudad, "incluyendo un programa especial en los taxis de Seúl que envía información del pasajero a sus padres o tutores al inicio del viaje, para garantizar que las mujeres regresen seguras a casa por la noche y que recibió el Premio al Servicio Público de las Naciones Unidas 2010".