Una pareja millonaria ha abierto de nuevo el debate sobre la gestación subrogada, después de conocerse que han conseguido 20 bebés a través de vientres de alquiler en un año. Para muchas feministas que abogan por el abolicionismo de estas prácticas, éste es un claro ejemplo de la explotación reproductiva y el mercadeo que trae consigo la gestación subrogada.
"Sin más filtro de idoneidad para conseguir bebés que tener mucho dinero. Gracias a la industria de la explotación reproductiva lo mismo te montas una familia numerosa, que un equipo de fútbol, que una red de prostitución infantil..."; "esto es la "gestación subrogada": mujeres pobres utilizadas como si fueran hornos para satisfacer los deseos de gentuza con mucho dinero y pocos escrúpulos", han escrito algunas personas en Twitter al conocer la noticia.
Los padres de esta veintena de niños son Galip Ozturk, un empresario turco de 56 años, y Kristina Ozturk, una joven rusa de 23 años, que viven en Georgia. En este país es legal contratar vientres de alquiler, aunque solo para parejas heterosexuales. Es decir, no puedes si eres homosexual o pretendes ejercer la maternidad o paternidad en solitario.
Cada bebé le ha costado a la pareja entre 7.500 y 8.000 dólares, es decir, llevan invertidos cerca de 160.000 dólares en total.
Además, para poder cuidar a todas las criaturas tienen contratadas a 16 niñeras internas que cobran, según The Sun, 350 libras al mes (400 euros). El coste en niñeras, por lo tanto, se eleva a las 67.700 libras (78.900 euros) al año. Asimismo, Kristina explicó al diario británico que la manutención básica de los bebés cuesta entre 3.500 y 4.200 libras a la semana (4.000-4.900 euros).
Aunque ahora estén recurriendo a los vientres de alquiler, Kristina tuvo a su hija Victoria, de seis años, de forma natural. Era madre soltera hasta que conoció a Galip en Georgia y decidieron formar una familia. Según ha contado a distintos medios, Kristina es hija única y "siempre había soñado con tener una familia numerosa".
Por su parte, Galip es un millonario propietario de Metro Group of Companies y presidente fundador de la Federación Turca de Conductores de Autobuses. El empresario no estaba en Georgia, cuando conoció a Kristina, por casualidad. En 2018 huyó a ese país tras ser condenado en Turquía a cadena perpetua por incitar el asesinato de Güçlü Köseoğlu. También ha sido juzgado por pertenecer a una organización criminal, consumo de cocaína y cometer delitos fiscales, entre otros.
Una vez se conocieron, no dudaron en tener cuantos más hijos mejor, hasta el punto de que Kristina ha asegurado que, por ahora, no se plantean una cifra final y que le gustaría llegar a los 100 niños.
Sin conocer a las gestantes
"Siempre he querido una gran familia. Me encantó la idea de tener muchos hijos de la misma edad, creciendo juntos. Tenía sentido utilizar 'sustitutas': los niños seguirían siendo genéticamente nuestros, pero podríamos tenerlos todos a la vez. No quedarme embarazada significaba estar en forma y bien para cuidar de todos ellos. Disfruté estar embarazada de Victoria, pero sé que ser madre es más que tener un bebé, así que no sentí que me estuviera perdiendo nada", declaró recientemente en una entrevista publicada por Closer.
Aunque ni siquiera conocieron a las gestantes de los niños, a Kristina le gustaba "tener control sobre lo que comían" para que los bebés "recibieran los nutrientes adecuados". "Estábamos totalmente comprometidos con cada embarazo y se me ocurrió un plan de dieta para todas ellas", aseguró a Closer.
"Todas las madres sustitutas tuvieron que pasar por un proceso de asesoramiento y firmar documentos que confirman que no tienen ningún derecho legal sobre el niño que dieron a luz. No conocíamos personalmente a las sustitutas y no teníamos contacto directo con ellas; pensamos que era mejor mantenernos a distancia. Pero nos enviaron escáneres, y cada vez que una de las mujeres tenía una cita en el hospital o una prueba, esperábamos ansiosamente los resultados", declaró.
Pero no todo es tan bonito como parece. Lo que recuerdan las feministas contrarias a los vientres de alquiler es la importancia del vínculo entre el bebé y la madre que lo lleva en el vientre. La separación afecta a ambos y la propia Kristina admitió que, al menos con uno de los niños, la mujer no quería entregar al bebé.
"Una de las madres sustitutas luchó para no entregarnos a nuestro bebé. Debe haber sido emotivo para ella, pero el niño era mío y de Galip, no de ella. Afortunadamente, ella no tenía ningún derecho legal a nuestro bebé, que está seguro en casa con nosotros", dijo a Closer.
Mientras Galip continúa con sus negocios desde Georgia, Kristina se ha convertido en una influencer -solo en Instagram tiene más de 120 mil seguidores- y muestra su vida en las redes sociales con los 21 niños en total, que probablemente en unos años sean bastantes más.
Noticias relacionadas
- De la teoría queer a la prostitución: las 'heridas' que enfrentan a feministas contra feministas
- Bosé se metía 2 gramos de coca al día pero a la mujer que tuvo a sus hijos se le pedía informe toxicológico
- La última provocación de Irene Montero: ficha a una mujer trans a favor de los vientres de alquiler