Celia Blanco (Madrid, 1972) lleva años detrás de los micrófonos hablando sobre sexo, escuchando los testimonios y compartiendo las recomendaciones de expertos sobre salud sexual. Ella ve el sexo como un todo, no solo como un acto físico, sino como algo que implica muchas "vigas" que soportan las relaciones.

Analizando esas "vigas" de su vida, contándonos su propia historia, sus miedos y sus fantasías de una forma más íntima que nunca, nos trae Con todos dentro (Larousse), un libro que es mucho más que hablar de sexo. "Sobre todo que quienes lo lean se hagan las preguntas incómodas. Que te preguntes cómo es tu pareja, cómo eres tú... Porque analizar una relación o tu propia existencia pasa factura".

"Para mí hubo un libro que fue muy determinante: Intimidad, de Hanif Kureishi. La primera vez que me lo leí me di cuenta de que mi relación era una mierda y dejé a un marido. Entonces, lo que pretendo es provocar que las personas que lo lean se planteen cuestiones en las que no habían pensado, ya sea por desidia, por comodidad o por miedo. Que nos cuestionemos la felicidad me parece la única manera de mantenerla o incluso conseguirla", explica a MagasIN.

Portada de 'Con todos dentro'.

Ella misma es consciente del poder sanador de la reflexión, aunque a veces duela. Considera Con todos dentro como un "renacer", después de sufrir "el shock más salvaje y más duro que he recibido nunca". "Me despidieron de la Cadena SER en diciembre de 2019 -donde presentaba desde hacía años el programa Contigo dentro- y enloquecí. Me sentí como si me hubiese dejado el amante de mi vida. Estaba enamorada de mi vida, de la emisora, haciendo un programa del que me sentía orgullosa, y todo explotó".

"No podía empezar de cero en Madrid porque suponía un fracaso para mí, así que me vine al Cabo de Gata y cuando me llamaron para proponerme escribir un libro me dio un subidón de energía brutal. Me senté en mi salón mirando al mar y me pasé dos meses y medio todas las horas que podía abriéndome en canal. Porque ha sido eso, abrirme, decir quién soy, confesar muchísimas historias que forman parte de mi vida, rendirme cuentas a mí misma, elegir el tipo de vida que quiero", recuerda emocionada.

El órgano más sexual

Como periodista y divulgadora de salud sexual, Con todos dentro habla de sexo, pero de otra manera, abordando la maternidad, las relaciones, las rupturas, el autoconocimiento desde distintos puntos de vista. "Es que en el sexo entra todo. Quien crea que el sexo es meterme en la cama con un tío y que me la meta, no tiene ni puta", responde tajante. "El sexo es una cuestión cerebral, el cerebro es el órgano más sexual que existe. Creo que el sexo gira en torno a todo y que se construye y se cimenta con muchísimas vigas de nuestra vida". 

"A mí, por ejemplo, lo que más me excita de una persona es su inteligencia. A veces se folla sin meterse uno en la cama. Yo he tenido auténticas folladas con conversaciones a altas horas de la madrugada con gente con la que no me he acostado, pero me he quedado exactamente igual de satisfecha, en el sentido más intelectual. Si echaba en falta la carne, lo máximo que me ha podido pasar es que haya terminado masturbándome yo". 

Al ser el cerebro "el órgano más sexual", Blanco cree que para disfrutar de las relaciones sexuales es clave "no cargar con una mochila -mental- demasiado pesada". "Yo fui una veinteañera muy acomplejada, mi físico no me empezó a gustar hasta los treinta y muchos años y eso me afectaba a la hora de tener sexo. No me desnudaba, intentaba tapar mi cuerpo… tenía unas relaciones en las que yo siempre estaba ‘capada’. Las mochilas con las que nos vamos cargando son las que nos impiden estar desnudos en la cama -metafóricamente hablando-".

¿Qué podemos hacer? "El trabajo deberían haber empezado haciéndolo con nosotros. Nos deberían haber educado en que el físico no es lo más importante, tendrían que habernos enseñado que la belleza es una cuestión efímera". 

Rebélate

En muchas mujeres aparecen miedos e inseguridades según pasan los años. En vez de valorar su experiencia vital o la vida que han logrado, se centran en cómo el paso del tiempo afecta a su físico. Blanco, con casi 50 años, ve cómo su cuerpo ha cambiado con la edad, pero asegura que eso no la limita para seguir disfrutando de su sexualidad

"Soy consciente de lo que está suponiendo el paso de la edad. En la portada de mi libro, que soy yo, soy capaz de ver mis defectos. Pedí que no se retocara la foto porque creo que es muy importante que nos veamos y veamos las arrugas. Nos han educado para que la arruga no sea bonita, para que lo viejo no se vea. A mí cuando tenía 41 años no me renovaron una productora porque creyeron que era demasiado vieja para hacer el programa que estaba haciendo, nos invisibilizan conforme vamos cumpliendo años", critica.

Por eso, su consejo para todas las mujeres que ya llegan a esa edad 'incómoda' que parece que la sociedad intenta obviar:

"Les diría que se rebelasen, que fuesen ellas las que diesen el puñetazo en la mesa; que la belleza es algo muy efímero de lo que no somos y que sin embargo sí que pueden hacerse responsables de la bendita persona que pueden llegar a ser sin ser tan guapas; que existe otro tipo de sexo del que tampoco nos hablan por el cual el hecho de que tu pareja te acaricie la cara puede ser igual de placentero que cuando te empotraba; que lo bueno es seguir haciendo un recorrido, no parar abruptamente; que lo mejor que les puede pasar en sentirse orgullosas de sí mismas de donde han llegado de lo que han conseguido".

"El patriarcado, la sociedad y el machismo nos obliga a ser siempre un jarrón chino y somos nosotras las que tenemos que hacer que ese jarrón se estrelle contra el suelo para poder pegar las piezas y ser lo que queramos", sentencia.

Noticias relacionadas