Los artículos de investigación publicados por mujeres en revistas médicas de alto impacto tiene menos citas que los escritos por hombres, sobre todo, si ellas figuran como primera y última firmante, indica un trabajo que publica la Revista de la Asociación Médica Americana (Jama por sus siglas en inglés).
Los firmantes de un estudio científico suelen tener un orden establecido. El autor principal (el primero en firmar) suele ser el que ha tenido la idea, coordina las aportaciones del resto y escribe el estudio; el autor sénior (último en la firma) es el más consolidado del grupo y realiza la última revisión del manuscrito.
Una investigación de la Faculta del Medicina de la Universidad de Pensilvania (EEUU) pasó revista a los artículos publicados en las cinco de las principales revistas médicas académicas entre 2015 y 2018.
En ese periodo, de los 5.554 artículos publicados el 35,6% tenía una primera autora principal y el 25,8% una autora sénior, indica la universidad.
Los artículos con mujeres como autoras principales fueron citados en otros estudios académicos una media de 36 veces, en comparación con las 54 con autores principales masculinos.
Esta tendencia se extiende a los artículos con autoras sénior, que fueron citados una media de 37 veces, mientras que los de sus homólogos masculinos recibieron un promedio de 51 citas.
Los artículos originales con mujeres como autoras principales y sénior fueron los menos citados, una media de 33, mientras que los de los hombres fueron los más referenciados, una media de 59 veces.
Estas revistas publican artículos que han pasado una revisión por pares, realizada por científicos independientes.
Reconocimiento profesional
El número de veces que un estudio de este tipo es citado por otros investigadores se "utiliza comúnmente como una métrica para el reconocimiento académico, la influencia, así como en las evaluaciones y promociones profesionales", recuerda la autora principal Paula Chatterjee.
Las mujeres académicas -agrega- ya se enfrentan "a una serie de barreras para avanzar en su carrera, y la disparidad en las citas sólo amplía la brecha entre ellas y sus compañeros masculinos".
El equipo destacó que algunas de las revistas incluidas en el estudio se centran en el campo de la medicina interna, que suele tener una mayor proporción de mujeres representadas que otras especialidades clínicas.
Por ello, consideraron que "es posible que los resultados subestimen las diferencias en las citas de artículos académicos entre los autores masculinos y femeninos".
Las disparidades de género en las citas son solo una de las formas en que deben examinarse las desigualdades en la medicina académica. Los resultados ponen de relieve que las disparidades se derivan en parte de las desigualdades en el reconocimiento y la divulgación de la investigación, señaló Chatterjee.
Un desequilibrio que no se solucionará únicamente con la contratación de más mujeres. Además, hay que garantizar que las que ya están en la medicina académica "sean igualmente valoradas y promovidas por sus contribuciones y sus éxitos", destacó Rachel Werner, del Instituto Leonard Davis de Economía de la Salud y también autora del estudio.