Catalina Escobar: "Si una niña colombiana se quiere suicidar fallamos todos como sociedad"
Desde hace 20 años la Fundación Juanfe frena la mortalidad infantil y ayuda a madres adolescentes sin recursos a ser autosuficientes y tener una formación de calidad con la que acceder al mercado laboral.
8 octubre, 2021 02:23Noticias relacionadas
El compromiso y la sororidad son dos piezas claves en la historia de Catalina Escobar (Bogotá, 1970). La empresaria y conferencista colombiana dedicada al sector social es la creadora y presidenta de la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, entidad que trabaja para erradicar la mortalidad infantil y apoyar a las madres adolescentes. Escobar es todo un ejemplo de emprendimiento y feminismo en Bogotá, además de un referente para todas aquellas mujeres que aspiren a ser líderes en su sector.
Este miércoles, la Fundación Mapfre premió el compromiso y solidaridad en su nueva edición de Premios Sociales a la Fundación Juanfe fundada por Catalina. Un galardón al Mejor Proyecto por su Impacto Social que fue otorgado en un acto presidido por S.M. la Reina Doña Sofía.
Con este proyecto 360º no solo ayuda a esas jóvenes, sino que también busca generar empleos de calidad que les saque de la pobreza extrema. "Esa es nuestra promesa, facilitar el empleo digno y remunerado dentro del sector formal. Que puedan cotizar, tener derecho a la salud y además transformar los corazones de estas mujeres", explica Escobar durante su entrevista con EL ESPAÑOL minutos antes de la entrega del galardón.
La vida de Catalina
Si historia tiene tanta crudeza como belleza. Catalina nació en Bogotá, en el seno de una familia con raíces caribeñas y paisas. De su padre aprendió el arte de los negocios, lo que le llevó a estudiar la carrera de Administración de Empresa en Estados Unidos. Tras casarse se mudó a Cartagena donde tuvo dos hijos y comenzó a trabajar como voluntaria en el Hospital de Maternidad Rafael Calvo. Una experiencia que le cambió la vida.
"Es un hospital donde nace la mitad de la población de Cartagena, con una pobreza y dureza horrible. Los médicos se vuelven mis maestros y aprendo cómo puedo ayudar y estar con la gente. Me tocó presenciar la muerte de un bebé porque su madre de 14 años no tenía 20 euros para salvar su vida. A los cuatro días muere mi hijo Juan Felipe, con solo un año y medio, tras caerse del balcón de un octavo piso. Así nace Juanfe, fue un punto en el que quise hacer algo por ayudar a erradicar esa pobreza. Cartagena es una ciudad de enormes diferencias y con mucha pobreza", relata Escobar.
Esta tragedia golpeó de forma personal a Catalina, pero lejos de caer en lo oscuro de un largo y duro proceso de duelo, la empresaria salió más fuerte, más comprometida. Decidió traducir ese dolor en ayuda, creando en Colombia la Fundación con la que ahora arropa a todas aquellas mujeres que lo necesitan.
Resurgir para cambiar el mundo
Se cumplen 20 años desde el inicio de la Fundación, para la que Catalina trabaja "sirviendo de corazón, con estructura, con talento y parte técnica, y volcada en el impacto social". Un impacto que acumula ya 245 mil personas.
"Lo primero que hicimos fue atacar la mortalidad infantil. Cartagena tiene la más alta del país y la tercera de América Latina, y es por razones muy profundas. El tema del embarazo adolescente es otro de los ejes de nuestro proyecto. Sin ninguna política pública hemos bajado en un 81% la mortalidad infantil. Hoy en día tenemos un modelo de economía de desarrollo, las intervenciones que hacemos frenan pobreza y generan producto interno bruto local", explica.
Colombia, Panamá y Chile son otros de sus focos, donde acuden madres adolescentes, niños y niñas, y población migratoria venezolana cada día en busca de ayuda. Aunque su amor por Colombia no solo se aprecia en sus palabras, sino en la ropa que viste para la ocasión: "todo diseños colombianos, los accesorios también". Según ella, Colombia es un país que pasa muchas dificultades pero del que también hay que ensalzar su alegría y optimismo.
Embarazo adolescente
Según explica Catalina lo que más genera subdesarrollo es la corrupción y el embarazo adolescente. "El problema no es Colombia o Cartagena, el problema es América Latina, que es el mayor generador de pobreza. Cuando las niñas son pobres y quedan embarazadas tienen deserción escolar, al año y medio suelen quedarse embarazas del segundo y ahí ya se quedan atrapadas. Lo mismo pasó con sus abuelas y sus mamás, por lo que una familia puede pasar a tener 18 miembros en tan solo cuatro años, mientras que en otros estratos sociales cuatro hijos son suficientes", relata.
No solo deben afrontar los obstáculos del embarazo en sí y los problemas económicos que lo rodean, sino que también deben sobrevivir a los estigmas de la sociedad. "El menor problema es el embarazo. Tenemos unas tasas altísimas de intentos suicidas. No porque tengan antecedentes depresivos, sino por su propia vulnerabilidad y lo que les ha pasado. Si una niña colombiana de trece o catorce años se quiere suicidar fallamos todos como sociedad. Esas son las caras invisibles que yo visibilizo, ese es mi trabajo", explica Escobar.
Carrera de fondo
Aunque afirma no haber tenido mucha barreras para liderar este proyecto por el hecho de ser mujer, Catalina Escobar afirma que aún queda mucho por recorrer en cuestiones de feminismo y en la ruptura del techo de cristal. "Colombia es un país machista, digamos la verdad. Pero en los niveles de clases sociales más altas hay un gran acceso de las mujeres a la educación y a cargos directivos, aunque no sea con la rapidez que quisiéramos. Queremos ver a más mujeres en cargos públicos, como directivas, o formando parte de grandes organizaciones. Quiero destacar Women in Connection, donde somos 84 mujeres líderes, y estamos trabajando muchísimo para avanzar en ello".
Otro de los aspectos más problemáticos es que la ayuda por parte de las instituciones brilla por su ausencia. "El año pasado se pretendía pasar una reforma tributaria para captar alrededor de 12 billones de pesos, ¿Sabes cuánto cuesta el embarazo adolescente al año como mínimo? 9 billones. A ver, ¿por qué no trabajamos en la fuente del problema en vez de seguir generando pobreza y subdesarrollo que es más caro con reformas tributarias? No tengo el menor reparo en hablar cuando tengo que hablar", denuncia.
A Catalina le han ofrecido ser senadora y ocupar altos cargos, pero ella siempre ha rechazado este tipo de ofertas. ¿La razón? "No puedo ser servidora pública, a mí me gusta ser servidora desde el ángulo de la sociedad civil. Creo que de mí jamás se va a escuchar que entré en un cargo público. No lo hago por muchas razones. Primero, se me quita mi independencia, porque ahora no soy de ningún partido político. Y luego tendría muchos enemigos que dificultarían mi trabajo", explica.