Actriz, periodista, investigadora y profesora de Interpretación actoral en la RESAD. Trabaja en la Asociación para la Igualdad de Género en la Cultura, Clásicas y Modernas, como vicepresidenta de artes escénicas.
Actualmente, ensaya la función Ay, Carmela, de Jose Sanchis Sinisterra, con Unicornio Teatro, que se estrena en abril, en el Auditorio Pilar Bardem, de Rivas. Por otra parte, en Clásicas y Modernas está inmersa en el plan estratégico diseñado por Fátima Anllo, presidenta de la asociación, para profundizar en las estrategias y políticas de acción positiva en favor de la igualdad de las mujeres en el ámbito de la cultura.
El 7 de marzo presenta en la SGAE el estudio ¿Dónde están las mujeres en la música sinfónica? para expresar con datos reales, el mapa de la desigualdad en la creación nacional, porque la herramienta de la desagregación por sexos en el sector de la gestión, programación y creación en artes escénicas es la primera lupa que da cuenta un problema, que no sólo es cuantitativo, sino cualitativo porque el sesgo de género merma e invisibiliza la mirada, las temáticas y los lenguajes creativos de las creadoras y por tanto, nos falta una parte de la cultura artística, como sociedad.
1. He de confesar que, como la mayor parte de mujeres que conozco, el reconocimiento de las dificultades en mi carrera artística por el hecho de ser mujer se produjo cuando me puse “las gafas violetas”. Siempre he sido muy luchadora y he trabajado con todo tipo de equipos. Sin embargo, me sentía más acompañada y trabajaba mejor con mujeres al lado y con una visión horizontal del trabajo.
Mi consciencia feminista se forjó con un colectivo de mujeres de las artes escénicas en Madrid, las Marías Guerreras, junto a la autora, Itziar Pascual, entre otras; también asistiendo a los encuentros de creadoras que organizaba Margarita Borja en el Festival de Teatro Iberoamericano de Cádiz y viendo las obras de la coreógrafa Pina Baush o la directora de teatro Ariane Mnouchkine.
Al relacionarme con mujeres que investigaban y pensaban con perspectiva feminista, mi mirada hacia mi propia experiencia se transformó por completo. Adquirí un mayor compromiso en lo que hacía y sobre todo, en contar y visibilizar trabajos de artistas magníficas, que no tenían reconocimiento. En esa época, tuve claro que no es que no haya habido mujeres en la historia de la cultura universal en los diversos ámbitos artísticos, sino que fueron silenciadas u olvidadas junto a sus obras.
Por eso me parece tan importante contrarrestar el peso del canon patriarcal -ese largo y ancho camino tan perfectamente trazado en la historia de las artes-, con el rescate constante de las obras de las mujeres; caminos que desaparecen, como el río Guadiana, pero cuyas aguas subterráneas están siempre ahí, aunque no sean visibles a los ojos.
Hace unos años tuve una crisis; acababa de terminar mi tesis doctoral por la que había conseguido un Cum laude y Premio Extraordinario de Doctorado con Maestras y actrices del teatro español en el siglo XX. Sufrí "el síndrome del impostor", ese fenómeno en el cual no somos capaces de reconocer nuestros logros realmente como nuestros. Estaba saturada por la presión a la que yo solita había sido empujada, quería brillar, pero pasé tres meses sin reconocerme; entraba en mi despacho lleno de una vida académica y profesional que no reconocía, y lo peor, tenía la impresión interna y vergonzante de que no lo merecía, que no sabía tanto… que era una impostora. De vez en cuando viene el monstruo. Lo aplaco diciéndome el mejor consejo que obtuve nunca de mi director de tesis, Francisco Gutiérrez Carbajo: "nadie sabe más de lo que has investigado que tú misma”, y recupero la confianza.
2. Claro que hemos avanzado. En nuestro país ha habido una enorme consciencia asociativa y feminista que han realizado una gran transformación social, y conseguido mejoras en las vidas de las mujeres. Pero al igual que avanzan los progresos, se levantan los obstáculos. Estamos en estos momentos valorando cómo avanzar ante los nuevos retos, con todo lo conseguido en materia de igualdad. Tenemos temas candentes en el seno de Clásicas y Modernas, como el desplazamiento que está sufriendo el movimiento feminista por la inclusión de la diversidad sexual y el fenómeno transgénero en las políticas de acción positiva, el debate entre la abolición o la regulación de la prostitución, o los vientres de alquiler.
Desde el punto de vista general de la cultura, el Informe sobre la aplicación de la Ley de Igualdad, del Ministerio de Cultura, señala el poder abrumadoramente masculino en la legitimación cultural, así como la brecha tecnológica y salarial de las mujeres. En las artes escénicas en particular, observamos cierta mejora en algunos ámbitos, como son los jurados y las comisiones de valoración de ayudas, donde se ha alcanzado la paridad. Son los patronatos, los órganos de gobierno con mayor poder de todos los órganos colegiados estudiados en este Informe los que se han mostrado más refractarios a la incorporación de las mujeres, que apenas superan el 25%. El 77% de las instituciones culturales son dirigidas por hombres.
3. Las mujeres somos las que sostenemos el sistema cultural, pero tenemos menos oportunidades de creación y de acceso al poder. Por ello, luchamos porque en los procesos de selección de los principales puestos de legitimación cultural y artística, en especial en las direcciones artísticas, entren más mujeres, así como en todas aquellas actividades que conlleven la creación, producción, distribución, exhibición o programación de obras, tanto de nueva creación como las ya existentes.
4. Les diría que observen a su alrededor, que cultiven la curiosidad y el conocimiento pero sin dejar que escucharse a sí mismas. Les diría que lean historias de mujeres que nos han precedido y que han abierto un camino de creatividad y libertad enorme en el que ser nosotras mismas con responsabilidad y compromiso en las acciones que emprendan. Les diría que van a tener que luchar por conseguir acercarse siquiera a lo que sueñan, pero que existen otras muchas mujeres con las que bailar, pensar y crear juntas. Les diría que siempre hay obstáculos y que sabiéndolo, podrán pensar y generar respuestas más inteligentes y sabias.
5. Yo lo celebro todo el año porque estoy rodeada a diario de mujeres valientes y maravillosas.