Drogas en copas y discursos patentados en redes sociales. El influencer Naim Darrechi dice ser estéril en plena conquista para evitar usar el condón. El streamer 'El Xokas' alega que muchos de sus amigos aprovechan que las tías "van colocadas" para cazar a su presa con mayor facilidad.
Ambos ejemplos "refuerzan la idea de que muchos adolescentes creen que tener una relación sexual tiene que ser bajo coacción", apunta la directora, productora y actriz Cecilia Gessa (Madrid, 1977) a MagasIN. "Su ídolo está diciendo eso y no hay una consecuencia", añade en referencia a la pasividad de ciertas temáticas que perpetúan el acoso y maltrato hacia las mujeres.
"Yo te cuidaba y tú me querías, pero si haces las cosas mal no puedo acabar premiándote". "Todo lo que he hecho, lo he hecho por los dos". "Te juro que no volverá a pasar, cuando dos personas se quieren pasan estas cosas". Son los pequeños detalles los que acaban marcando un patrón que, por desgracia, sigue repitiéndose en España. Abuso encubierto en dulzura, posesión vestida de preocupación y violencia encapsulada en cariño.
Las cifras no engañan. 1.136 mujeres han sido asesinadas en España por violencia de género desde enero de 2003, año en el que comenzaron a contabilizarse dichos datos (actualizados a 7 de abril de 2022 por el Ministerio de Igualdad).
Todo lo anterior se refleja en Princesa, el corto dirigido por Gessa que pretende poner de manifiesto "la violencia psicológica, que es la antesala del maltrato físico", tal y como explica la directora a este medio.
Protagonizada por Nerea Barros y Harlys Becerra, la cinta narra la escalada violenta a la que se enfrenta la protagonista en su relación de pareja. Al principio son los celos los que dictaminan el nexo amoroso entre ambos: una mirada que no fue y que desata en él la ira más profunda y en ella las primeras señales de alerta. Las red flags, que dirían las generaciones que brotan entre tuits y TikToks.
Los gritos en la acera se convierten, de la noche a la mañana, en escenas violentas privadas, en empujones, en gritos que superan los decibelios permitidos y en felaciones no consentidas. 17 minutos que demuestran que la violencia rara vez es anecdótica.
"Me parece terrible que sigan asesinando a mujeres de esta manera"; incide Gessa, a quien le "importa y duele"que la violencia de género continúe siendo una de las principales problemáticas sociales actuales. "Creo que es necesario visibilizar y la mejor manera de hacerlo, y de poner mi grano de arena para que llegue a más personas, es a través de Princesa", añade.
Detectar las señales de alarma
El cortometraje de Cecilia Gessa se centra en la telaraña de comentarios que forjan una relación tóxica y, por ende, el posterior maltrato, abuso y violencia. De miradas. De prohibiciones. De no llevar vestidos demasiado cortos o las uñas pintadas de cierto tono.
"No deberíamos perdonar tan a menudo estas señales, tendrían que ser una alarma"
Con Princesa, Gessa quiso centrarse en los pequeños detalles y señales "que pasamos por alto y perdonamos" en una relación de maltrato. Para dar forma al cortometraje, la realizadora presenta al maltratador como "la persona ideal", pues "tiene a la víctima donde quiere y conoce todas sus debilidades", explica. "Cuando ella está enamorada comienza el maltrato psicológico", añade.
Para Gessa, pasar por alto señales de maltrato y cubrirlas con excusas cotidianas -como por ejemplo alegar que te han agredido verbalmente porque han tenido un mal día-, son el comienzo de una dinámica tóxica y negativa en la pareja. "No deberíamos perdonar tan a menudo estas señales, tendrían que ser una alarma", incide.
Más allá del cariño que la acepción de 'princesa' encapsula, la elección del término hace referencia a los cambios que se producen en las dinámicas de una relación abusiva. "La 'p' es la evolución de cómo él se dirige a ella: primero preciosa, luego princesa y después puta", relata la directora.
El corto pone de manifiesto "el arte de la manipulación" de un hombre "lo suficientemente inteligente para embaucar a una mujer que también es inteligente", pero a la que termina "engañando para que ella misma se culpe" de la situación en la que se encuentra.
"Falta más educación", espeta tajante. "Habrá que educar con más respeto y libertad", añade la realizadora. "Me hubiera encantado ver Princesa con 20 años, me hubiera evitado muchos malos tragos y situaciones tóxicas", concluye.
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