El futuro de las Islas Vírgenes Británicas podría dar un giro de 180º en los próximos días. Mientras su primer ministro, Andrew Alturo Fahie, y la directora ejecutiva de la Autoridad Portuaria del archipiélago caribeño, Oleanvine Pickering, permanecen detenidos acusados por tráfico de drogas y lavado de dinero, Reino Unido no ha querido perder la oportunidad de sumarse a esta tormenta tropical.
Liz Truss, actual ministra de Exteriores del país británico, ha reaccionado sin tapujos a lo sucedido con los responsables públicos de las Islas Vírgenes. Dadas las circunstancias, Truss asegura que “claramente, se requiere un cambio legislativo y constitucional sustancial para restaurar los estándares de gobierno a los que tiene derecho la gente de las Islas Vírgenes Británicas”.
El Reino Unido ya es responsable de la defensa y la política exterior en las Islas Vírgenes Británicas, que es un territorio británico de ultramar. Sin embargo, Truss se reunirá con se el gobernador general John Rankin, representante de la reina Isabel en el archipiélago, para discutir los próximos pasos. Aunque lo más posible es que Rankin se haga cargo de toda la política y los presupuestos internos de las Islas Vírgenes Británicas.
Estas reacciones surgen en un terremoto de información que se ha producido en apenas dos días. Horas antes de la comparecencia ante el tribunal de los acusados, y poco tiempo después de las detenciones, ya se sabía que los fiscales federales iban a acusarles de tráfico de drogas y lavado de dinero.
Además, se apresuró la publicación del informe del juez Gary Hickinbottom, que desde 2021 encabezaba una comisión de investigación sobre Fahie. Esta comisión informó antes del juicio sobre sus abusos generalizados, por los que políticos y ministerios gastaron millones de dólares de fondos gubernamentales.
El documento precipitado recomendaba también que se suspendiera la constitución del territorio, se disolviera el gobierno electo y se gobernara efectivamente desde Londres. No obstante, según The Guardian, aunque este informe no está íntimamente relacionado con la detención de Fahie, la consecución de los hechos demuestra que el gobierno británico estaba claramente al tanto de la investigación de la Agencia Antidrogas (DEA) de Estados Unidos sobre tráfico de drogas.
Las acusaciones de criminalidad desenfrenada en las Islas Vírgenes Británicas suscitan interés, cuanto menos. El Reino Unido adoptó una comisión pública de investigación encabezada por abogados y, por otro lado, lanzó una elaborada operación policial encubierta que finalmente llevó a la detención del funcionario electo de mayor rango del territorio.
Truss, sin embargo, dice estar “horrorizada” por lo ocurrido y asegura que el arresto fue una operación estadounidense dirigida por la DEA y no está vinculada al informe de la Comisión de Investigación.
Qué dice la acusación
La Fiscalía estadounidense acusa a los tres de "aceptar facilitar el paso seguro a través de los puertos de BVI (Islas Vírgenes Británicas) de toneladas de cocaína colombiana con destino a Miami". A cambio, detalla el ministerio público, los acusados "ganarían millones que se canalizarían a través de diferentes empresas y cuentas bancarias para ocultar el origen del dinero".
Como recoge Efe, lo que alega la acusación es que tanto Fahie, Maynard como su hijo Kadeem –que también estaría implicado en la trama–, habrían participado en una serie de reuniones con un supuesto narcotraficante para negociar el trato.
"Fahie y Maynard obtendrían las licencias requeridas y protegerían los barcos llenos de cocaína mientras estuvieran en los puertos de Islas Vírgenes", según reza la declaración jurada recogida en medios locales. Se habló, añade el comunicado de la Fiscalía, de llevar al menos 3.000 kilogramos de cocaína a través de un puerto de las Islas Vírgenes Británicas como prueba, seguidos de otra cantidad igual una o dos veces al mes durante cuatro meses.
Las reuniones, según el informe de Fiscalía, se habrían llevado a cabo en la Isla de Tórtola. Un tiempo en el que, además, se habría convertido al territorio británico de ultramar en un punto de almacenamiento temporal de cocaína procedente de Colombia y con destino en Estados Unidos.
Lo que no sabían ni Fahie ni Manyard es que agentes de la DEA se hicieron pasar por miembros del cártel mexicano de Sinaloa, según recoge el diario Miami Herald. Así, el jueves por la mañana, cuando acudieron al aeropuerto para un anticipo de 700.000 dólares relacionado con su trato de contrabando. Fue entonces cuando fueron arrestados.
Tras estos hechos, la ministra del Reino Unido para los territorios de ultramar, Amanda Milling, viajará ahora a las Islas Vírgenes Británicas para conversar con funcionarios locales. Además, mientras las aguas se calman, será el primer ministro interino de las islas, Natalio Wheatley, quien sustituirá temporalmente a Fahie.
Aunque aún está por determinar qué ocurrirá con el territorio, lo cierto es que esta no es la primera vez en los que se discute un dominio directo sobre un territorio de ultramar. Como recoge el diario británico The Guardian, el último ocurrió en 2009, cuando se hizo cargo de las Islas Turcas y Caicos tras acusaciones de corrupción ministerial.