Este es uno de los pueblos medievales más bonitos del norte de España: perfecto para perderse este invierno
- Con el bajón post-navideño, lo que más apetece es planear una escapada y disfrutar de las bajas temperaturas de la mejor manera.
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Existen dos maneras de plantearse la temida "cuesta de enero": quedarse en casa pensando que han pasado una de las épocas de año más esperadas o planear escapadas idílicas, perfectas para disfrutar del invierno y los espectaculares paisajes que las bajas temperaturas dejan.
En España tenemos la enorme suerte de contar con lugares que parecen de cuento, sitios que se han detenido en el tiempo. En Navarra, uno de esos rincones mágicos es Ochagavía, un precioso pueblecito que, además de resultar ser un remanso de paz, se convierte en el destino perfecto para conocer parte de la historia del país, disfrutar de la naturaleza y saborear las tradiciones más auténticas.
A tan solo 85 kilómetros de Pamplona, en el valle de Salazar, Ochagavía parece salido de un cuento de hadas, con sus casas blancas de piedra, calles empedradas y el sonido constante del río Anduña que atraviesa el pueblo.
Es considerado uno de los más bonitos de Navarra, no solo destaca por su belleza paisajística, sino por el ambiente acogedor y atemporal que lo rodea, especialmente en invierno. El aire fresco de la sierra de Abodi y el inconfundible sonido de la naturaleza hacen de este destino un lugar ideal para desconectar y disfrutar de la serenidad invernal.
Ya sea para recorrer sus calles empedradas, explorar los rincones de la Selva de Irati o vivir la experiencia única del Orhipean, este encantador pueblo es, sin duda, una de las mejores opciones para desconectar del ajetreo cotidiano y sumergirse en la magia de los Pirineos navarros.
Ochagavía: un 'nido de lobos'
El nombre de Ochagavía, derivado del euskera "otso" (lobo) y "kabia" (nido), nos transporta a tiempos antiguos cuando este pintoresco pueblo era conocido por la presencia de lobos en los alrededores.
Hoy en día, la última vez que se avistó un lobo en la zona fue hace medio siglo, pero el vínculo entre el animal y el pueblo sigue siendo una constante, simbolizada en el escudo del municipio, que muestra a un lobo con un cordero en la boca.
Esta conexión con la fauna de la región, junto con el impresionante paisaje montañoso que rodea a Ochagavía, convierte al pueblo en una de las entradas más bellas a la Selva de Irati, el segundo hayedo más grande de Europa, que se convierte en un paraíso de naturaleza durante el invierno.
Un puente medieval y un pueblo lleno de historia
Al llegar a Ochagavía, lo primero que cautiva es el impresionante puente medieval que cruza el río Anduña. Esta estructura de piedra, junto con las casas blancas que lo rodean. No es de extrañar que sea uno de los puntos más fotografiados del pueblo.
Según vayas paseando por sus calles empedradas, nos adentramos en un viaje al pasado, donde las antiguas casas señoriales de piedra con tejados a dos aguas parecen contar historias de otros tiempos.
En cada rincón de Ochagavía se respira historia, desde los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría, hasta la iglesia de San Juan Evangelista, con sus retablos renacentistas y barrocos que nos muestran la riqueza cultural de este rincón de Navarra.
Un paraíso en el invierno
El invierno transforma Ochagavía en un lugar aún más mágico, donde la tranquilidad se apodera de sus calles y la belleza de la naturaleza se vuelve el protagonista. En esta época, las montañas cercanas se cubren de nieve, y el aire fresco de la sierra invita a realizar rutas de senderismo por la selva de Irati, que está a solo 10 kilómetros de distancia.
El paisaje nevado, las vistas panorámicas y la paz que se respira en este entorno natural hacen que cualquier excursión sea una experiencia inolvidable. Además, la cercanía con otros puntos de interés, como la ermita de Muskilda, desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la villa, y el Museo de las Estelas de Abaurregaina, convierten a Ochagavía en un excelente punto de partida para explorar la historia y la naturaleza del Pirineo navarro.
Fiestas y gastronomía auténtica
Una de las celebraciones más singulares de Ochagavía es el Orhipean, una fiesta que se celebra anualmente y que invita tanto a vecinos como a turistas a sumergirse en la vida del pasado.
Durante esta festividad, las calles del pueblo se transforman en un auténtico escenario de 1900, recreando oficios tradicionales como la carpintería, la herrería y la panadería. Los habitantes del pueblo se visten con trajes de época y representan escenas cotidianas de la vida rural, como mujeres lavando ropa en el río y niños jugando en las plazas.
El Orhipean no solo es una fiesta visual, sino también gastronómica. Durante los días de celebración, los bares y restaurantes del pueblo ofrecen platos tradicionales elaborados con recetas antiquísimas, y los visitantes tienen la oportunidad de degustar los sabores de la región, como el queso Roncal, la miel de caserío o la sidra artesanal. Además, el ambiente festivo se complementa con música tradicional y danzas que llenan las calles, haciendo que todos los asistentes se sientan parte de esta tradición única.
Además de sus maravillas naturales y culturales, Ochagavía es un lugar perfecto para descubrir la gastronomía de la región. En sus tiendas y mercados se pueden encontrar productos locales como mermeladas artesanas, chocolates elaborados en la Selva de Irati, vino autóctono y, por supuesto, los famosos quesos del Pirineo.