Cada segundo se vierten al mar más de 200 kilos de envases, bolsas y otros plásticos, que contaminan hasta las aguas profundas de los océanos. Seis millones de mascarillas aparecen abandonadas cada mes en nuestras playas.
Según el Foro Económico Mundial hay 14 millones de toneladas métricas de micro plásticos en el fondo de los océanos y cerca de 150 millones de toneladas de plástico flotan en la superficie, con un aumento de ocho millones al año.
Una educación sostenible
La lucha contra la plaga del plástico ha sido una constante familiar para las empresarias catalanas Ana y Vicky Ribalta, fundadoras de la marca RRR'biocosmetics junto al ingeniero Agustín Vilar. Desde la infancia aprendieron de su padre, a reciclar el agua de la lluvia y a distribuir la basura doméstica en hasta siete cubos diferentes.
“Doy gracias por haber tenido esa educación. Mi padre era ingeniero y un adelantado a su tiempo, con una gran preocupación por el planeta. En casa montó un sistema de aguas fluviales para regar y canalizar el agua de la ducha que desembocaba en el retrete”, asegura Ana Ribalta, fundadora de RRR’biocosmetics.
Entre risas, las hermanas Ribalta recuerdan el tremendo momento de fin de curso, cuando su padre les pedía sacar las grapas de los trabajos, las espirales de las libretas y las tapas plastificadas, dejando el papel listo para reciclar. Y las excursiones de los sábados por la mañana, cargando el coche con los residuos de la semana, y llevando cada uno a una población distinta, ya que no existían los contenedores de ahora. El papel y los envases a Sant Cugat, el hierro y el aluminio a Molins de Rei y el plástico a Cerdanyola. “Nuestro padre insistía en que el mejor favor que le puedes hacer al planeta y a ti mismo es reutilizar más y producir menos”, recuerda Ana.
Reducir, reutilizar y reciclar
Desde que irrumpieron el año pasado en el mercado nacional y europeo, las hermanas Ribalta continúan comprometidas con el legado paterno en su lucha contra el plástico y la defensa de un consumo ecofriendly y sostenible, por una economía circular, manteniendo el nivel de excelencia de sus productos: un champú, un acondicionador, un gel de baño y una loción corporal, a los que en tiempos de pandemia han sumado un gel hidroalcohólico y un kit de viaje.
Siguiendo el concepto de las tres erres que lleva el nombre de la compañía: reducir, reutilizar y reciclar, esta marca de alta cosmética corporal ecológica, basada en la economía circular y libre de plásticos, sólo utiliza envases de aluminio retornables, que cuentan con la certificación Ecocert Cosmos Organic, como garantía de calidad del producto y sostenibilidad ambiental.
Acción social con los envases
La compra y retorno de los envases es fácil. Los clientes adquieren los productos a través de la web, en las 77 tiendas de Veritas de España, en farmacias, en Amazon y en tiendas especializadas zero waste. Una vez terminado, pueden devolverlo a la misma tienda, donde reintegran 50 céntimos o reúnen ocho envases para que la empresa pase a recogerlos. Los recipientes vacíos, de aluminio infinitamente reciclable y libres de plástico, todos de medio litro y diseño limpio, se llevan a la Fundación Aspasim, una institución que impulsa el empleo de jóvenes con diversidad funcional para realizar las tareas de limpieza, desinfección, clasificación y reenvío a la embotelladora para iniciar de nuevo el proceso.
“Para nosotros, es muy importante la parte social de la compañía porque mi hijo mayor es autista, tiene una discapacidad del 77% y mi sensibilidad con el tema es absoluta. Como sociedad, no entiendo porque pensamos que son totalmente improductivos. Cada vez que llevo las cajas para limpiar, no paro de llorar, y ellos se lo pasan pipa”, asegura Ana Ribalta. La directora General de Sostenibilidad de Grupo Sabadell, asegura que compaginar profesión y proyecto propio no es tan fácil, y saca tiempo de dónde puede. “Los viernes por la noche tenemos consejo familiar de la empresa y tomamos las decisiones”, afirma.
Fue su hermana, Vicky Ribalta quien, en uno de sus viajes, tuvo definitivamente la idea de poner en marcha el proyecto, molesta de ver la gran cantidad de envases que se tiraban constantemente en los hoteles.
“Nuestra idea era crear un producto bueno y eco, pero no tuvimos pocos problemas, porque todo huele a limón, y no te deja bien la piel. Buscamos un laboratorio que hiciera fórmulas muy buenas y 100% ecológicas. También buscamos a un tercero que validase que todos los productos son biodegradables y ecológicos”, asegura Ana.
“Somos la única empresa de cosmética en Europa que usa botes de aluminio retornables, no rellenables. Porque no sólo buscamos contribuir voluntariamente a reducir el uso de microplásticos en el mundo de la cosmética, también desde nuestro proyecto, queremos contribuir a cambiar las pautas de la economía actual por una economía circular, desde el compromiso con el planeta y la sociedad”, precisa.
Próxima línea facial
La línea disponible hoy en el mercado es una gama de productos para uso diario de origen 99% natural, y con presencia de ingredientes ecológicos como el aceite de almendras dulces, la manteca de karité y, sobre todo, el aloe vera.
“Estamos pensando ampliar la gama de producto durante este año 2022. Por un lado, una mascarilla para el pelo. Queremos hacer un producto extraordinario. Y por otro lado, sacaremos colección facial con sérum y contorno de ojos, cuyos ingredientes incluyen células madre de las plantas, que se genera in vitro, sin tierra ni agua, y estamos en pruebas”, confirma Ana.
“Nuestra filosofía es menos es más. La piel cuanto menos la castigues con productos que no son naturales mejor. Durante este tiempo de pandemia, hemos dejado respirar a la piel con menos maquillaje, aunque la limpieza sigue siendo básica. Se trata de quitar todo aquello que no suma nada”, concluye.