'Hieloterapia': la sencilla técnica casera para eliminar las arrugas y rejuvenecer el rostro que arrasa en España
- Un tratamiento que mejora la circulación de la piel, reduce la inflamación y estimula la producción de colágeno.
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La piel es el órgano más grande del cuerpo. Protege de agentes externos, del calor y el frío, del aire y las bacterias, entre otras cosas. Es impermeable, lo que quiere decir que se repara y lubrica a sí misma; sin embargo, hay algunos factores de los que jamás va a poder protegerse, y uno de ellos es el envejecimiento.
Las arrugas son uno de los problemas estéticos que más preocupan a la población. Al final, se trata de un proceso obligatorio del paso de los años que ninguno podemos evitar, por lo que su llegada se hace más complicada. Cuando ya comienzan a hacer sus estragos, la búsqueda de la receta milagrosa cada día es más frecuente.
A pesar de que los productos y cosméticos actuales sean efectivos, lo cierto es que muchas de las grandes soluciones son más accesibles que todas ellas, como pueden ser los masajes faciales o, incluso, el hielo, ya que activa la circulación sanguínea y nos ayuda a rejuvenecerla.
En qué consiste la 'hieloterapia facial'
El hielo lleva siendo prácticamente toda la vida un tratamiento de curación. Cualquiera que se haya torcido un tobillo sabe que alivia el dolor y la hinchazón; sin embargo, sus propiedades en los últimos años han ido un paso más allá, desde poder eliminar las canas o neutralizar las ojeras.
De todas sus propiedades, la más valorada por los expertos es su capacidad para rejuvenecer el rostro, un tratamiento conocido como hieloterapia facial. En él, se emplean las propiedades del frío extremo para mejorar la apariencia y la salud de la piel.
Este tratamiento actúa de varias formas beneficiosas para la piel, comenzando por la vasoconstricción, que es la contracción de los vasos conductores en la superficie de la piel. Cuando aplicamos hielo en el rostro, el frío causa que estos conductores se contraigan y luego se expandan al retirarse.
Este efecto tiene un impacto notable en la circulación, ya que el flujo hacia la zona tratada aumenta, proporcionando oxígeno y nutrientes que ayudan a revitalizar y tonificar la piel. Este proceso contribuye a darle a la piel un aspecto más fresco, radiante y joven, y permite que las células se regeneren con mayor rapidez, promoviendo una piel más firme y elástica.
La mejora en la circulación también ayuda a minimizar la apariencia de los poros dilatados y proporciona un tono más uniforme, haciendo que el rostro luzca más suave y luminoso, así como tratando otro tipo de afecciones como la inflamación o el acné.
El frío tiene un efecto calmante y antiinflamatorio que disminuye la hinchazón y ayuda a reducir las bolsas y ojeras bajo los ojos. Esto se debe a que el frío contribuye a drenar el líquido retenido en las zonas donde se aplica, permitiendo que el rostro recupere su contorno natural y luzca más descansado.
A nivel celular, el frío estimula la producción de colágeno, una proteína fundamental para la elasticidad y firmeza de la piel. A medida que envejecemos, la producción de colágeno disminuye, y la piel pierde parte de su capacidad para mantenerse tensa y elástica.
La hieloterapia facial también ofrece beneficios para la textura de la piel y su limpieza. Al reducir la dilatación de los poros, el frío ayuda a prevenir que se acumulen impurezas en el rostro, como grasa y suciedad, reduciendo el riesgo de brotes y de puntos negros.
Este tratamiento no solo se limita a los beneficios físicos, sino que también tiene un impacto positivo en el bienestar general. La sensación del hielo en la piel produce un efecto revitalizante que ayuda a disminuir el estrés y brinda una sensación de frescura y relajación, generando un momento de bienestar que permite desconectar del ajetreo diario.
Cómo usar el hielo en la rutina
A pesar de los grandes beneficios del hielo en el rostro, no debemos olvidar que puede provocar quemaduras por el frío extremo. Esto puede ocurrir si lo aplicamos sin protección o durante periodos prolongados, que puede dañar la piel.
Además, en el caso de las pieles sensibles o con condiciones como la dermatitis, el hielo puede irritar la piel. Por ello, su aplicación debe ser cuidadosa, y siempre debemos observar las respuestas de nuestra dermis.
El hielo se puede integrar en la rutina de cuidado facial, siempre y cuando vaya cubierto por una toalla o un paño de algodón que sirva para proteger la piel del contacto directo con el hielo.
Una vez cubierto y comprobado que no nos daña la piel, el hielo debe frotarse o darse un masaje sobre el rostro con el mismo durante uno o dos minutos, con movimientos circulares en la mandíbula, barbilla, las mejillas, en el área de la nariz y los ojos, así como la frente.
La hora del día dependerá de nuestra disponibilidad y de lo que busquemos, la terapia de hielo en cara por la mañana nos ayudará a reducir la hinchazón y a preparar la piel para el día, mientras que hacerla por la noche aliviará la tensión acumulada en tu rostro durante la jornada.
En cualquiera de los casos, después de los masajes es importante hidratar la piel, ya que el frío puede resecarla. De esta forma, restauramos su agua natural para mantenerla saludable y radiante durante más tiempo.