La amabilidad es una estrategia de liderazgo efectiva
Hace no mucho, en una reunión, la persona con la que estaba negociando me dijo: "Ojalá más directivos fueran tan dulces y amables como tú". Por supuesto, agradecí sus palabras, siempre gusta que te digan cosas bonitas. Pero esto me llevó a una reflexión más profunda: ¿acaso no se puede ser buen profesional y amable a la vez?
No me gusta nada cuando me dicen "esa directiva/o es una/o killer", como si fuese algo positivo. Como si el ser así significase ser mejor profesional. Un "tiburón". Como si el tener empatía y ser buena persona fuese una debilidad en el mundo empresarial. Lo siento, no estoy nada de acuerdo. Llamadme "inocente" o "ingenua", pero creo que no es incompatible ser buena en lo que haces, ser eficiente y líder, motivar a tu equipo y sacar lo mejor de ellos con ser amable y tratar bien a las personas.
Es más, creo que ser una "killer" termina "matando" al equipo y al liderazgo. La amabilidad y la empatía no son signos de debilidad, más bien son de fortaleza. Ser amable no significa ser blando o permisivo. Se puede ser firme y decidido sin perder la humanidad en el proceso. La verdadera fuerza está en encontrar un equilibrio entre la firmeza y la compasión.
La empatía crea un entorno de trabajo positivo, donde cada miembro del equipo se siente valorado y motivado. Esto (aparte de mejorar el bienestar del equipo como es obvio), aumenta la productividad y la calidad del trabajo. Un líder que escucha y comprende a su equipo es capaz de resolver conflictos de manera más efectiva y fomentar un espíritu de colaboración.
Y es más, creo que la amabilidad genera lealtad. Los empleados que se sienten respetados y apoyados están más dispuestos a dar lo mejor de sí mismos. Recordemos que uno de los motivos más comunes por los que se abandona un trabajo es por un mal jefe. Un ambiente laboral tóxico puede llevar a la desmotivación y la rotación constante de personal. A largo plazo, los equipos liderados con empatía son más resilientes y son capaces de enfrentarse a los problemas con una actitud positiva.
Yo, si me lo permitís, seguiré siendo amable. Porque me sale sin pensarlo y porque a mí me gusta que lo sean conmigo. Y porque ese es el ejemplo que quiero dar y me gustaría que se me recordase así. Prefiero que me recuerden por ser una líder que inspira, motiva y valora a su equipo, y no por ser una "killer". Porque, para mí, la amabilidad es una estrategia de liderazgo efectiva.
Y termino con esta reflexión: ¿qué tipo de líder quieres ser? ¿Cómo quieres ser recordada?