La carta de amor que nunca envié a Julieta durante mi visita a Verona
En 1930, el custodio de la tumba de Julieta comenzó a recopilar las primeras cartas que dejaban los turistas pidiendo consejo y se convirtió en la primera 'secretaria de Julieta'.
11 julio, 2023 02:42Desde que Shakespeare escribiera Romeo y Julieta entre 1541 y 1545, Verona se ha convertido en una de las ciudades más románticas del mundo. Y es que la ciudad italiana fue testigo de una de las mayores historias de amor jamás escritas.
El encanto del lugar se manifiesta desde que se cruza el Puente de Castelvecchio, donde ya se pueden apreciar barrotes llenos de candados de parejas que sellan así un amor eterno.
Verona también es una ciudad rica en historia y que rezuma antigüedades y arte por todos sus poros. Además, se pueden recorrer pequeñas callejuelas sugestivas desde donde vislumbrar románticas vistas.
[José Luis Gómez (Romeo) y Ana Belén (Julieta), más allá del amor, del tiempo y de la muerte]
Una parada obligatoria para cualquier visitante se encuentra en Via Capello, 23. La Casa de Julieta Capuleto, un palacio gótico del siglo XIII, cuenta con el icónico balcón y la figura en bronce de la protagonista.
Si ha visto Cartas a Julieta (2010), quizá le sorprenda que los miles de cartas que envían personas de todo el mundo ya no cuelgan en las paredes de la famosa casa.
Sin embargo, dentro de la casa encontrará un buzón rojo donde cualquier visitante puede dejar su mensaje. También hay habilitados unos ordenadores para enviar la misiva directamente al Club de Julieta. ¿Lo conoces?
El Club de Julieta
En 1930, el custodio de la tumba de Julieta, Ettore Solimani, comenzó a recopilar las primeras cartas que dejaban los turistas pidiendo consejo y movido por el fenómeno se convirtió en la primera 'secretaria de Julieta'.
Sin embargo, el Club de Julieta nació décadas después, en 1972, a partir de una idea del escritor Giulio Tamassia y un grupo de artistas e intelectuales movidos por la pasión de la leyenda de Shakespeare.
Hoy es una asociación cultural sin ánimo de lucro formada por varios voluntarios que dedican parte de su tiempo libre a actividades del club, como la recogida y contestación de las cartas a Julieta.
Según me contó una mujer veronesa, son cinco mujeres quienes voluntariamente responden algunas de las preguntas que son enviadas.
La carta que nunca envié
Para una romántica como yo y apasionada de las letras, enviar una carta a Julieta fue una gran tentación.
Leí varias correspondencias que habían escrito mujeres desde distintas partes del mundo y pensé qué podía preguntarle yo a Julieta. Inspirada por ellas, planteé cuatro preguntas que por mi situación podría hacerle.
¿He encontrado el amor verdadero? Si no lo sé yo, ¿cómo va a saberlo otra persona? Nadie más que nosotros sabemos cómo nos miramos, cómo nos sentimos y cómo nos queremos. Una secretaria de Julieta no lo va a saber si no lo sé yo.
¿Me voy a casar con él? La respuesta a esta pregunta es tan fácil de obtener que solo hace falta formulársela a la persona adecuada.
¿Tendremos hijos? Volvemos a lo mismo. Aunque quizá para asegurar la respuesta sería mejor hablar con una ginecóloga que con una secretaria de Julieta.
¿Durará para toda la vida? Podría responderme diciendo que durará lo que tenga que durar. Pero soy de las que piensa que las relaciones duran lo que se quieran cuidar.
Me di cuenta de que no me serviría ninguna de las respuestas que pudieran darme y por eso nunca envié una carta a Julieta.
Tampoco lo hice
Querida lectora, he de confesarte que tampoco toqué el pecho a Julieta. Como decía en párrafos anteriores, la leyenda cuenta que hay que tocárselo para encontrar el amor verdadero y volver a Verona.
Volver a Verona sería un placer, pero antes me queda mucho mundo por recorrer.
Y respecto a encontrar el amor verdadero, he de confesarte que me encontré hace ya unos cuantos meses entre las letras que puede leer en esta cabecera.
Nos leemos pronto queridas Julietas.