Este 24 de junio, Schiaparelli ha inaugurado uno de los encuentros de moda más esperados del año: la Semana de la Alta Costura. Esta celebración, que sucede a la de la moda masculina, tiene lugar dos veces al año: en enero, para presentar las colecciones primavera-verano y en junio o julio, para presentar las de otoño-invierno.

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El calendario de la Alta Costura, elaborado por la Federación de la Alta Costura y Moda, reúne a sus miembros, así como a los miembros invitados seleccionados por el comité de la Federación. Esta semana también coincide con la Semana de la Alta Joyería. Su objetivo es realzar la importancia del savoir-faire y de la artesanía.

Fue el diseñador Charles Frederick Worth quien en 1858 creó la primera casa de Alta Costura. Desde un decreto fechado el 23 de enero de 1945, la designación 'Alta Costura' está jurídicamente protegida y es concedida por el ministro encargado de la industria, a propuesta de una comisión dirigida por la Federación.

Los participantes han de ceñirse a unos criterios muy estrictos: los titulares de la denominación de Alta Costura deben presentar al menos 25 siluetas en cada desfile, confeccionados a mano, entre otros. Pocas casas cuentan con este privilegio en la actualidad.

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Uno de los desfiles más esperados de esta edición es el de Chanel. En efecto, la presentación, que ha tenido lugar en la Ópera Garnier, ha rescatado los códigos de la casa con el blanco, el negro y el tweed como protagonistas.

Otro de los desfiles señalados es el del joven Charles de Vilmorin (1996) quien realiza su gran debut el 25 de junio. El exdirector creativo de Rochas, donde permaneció dos años, pretende romper moldes y barreras, con un estilo libre de estereotipos.

El francés Franck Sorbier, el dúo neerlandés Viktor & Rolf y la firma Jean-Paul Gaultier, propiedad del grupo español Puig, son algunos de los diseñadores fieles que también presentarán sus propuestas a lo largo de estos cuatro días.

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Desde Magas, recopilamos las mejores siluetas de la primera jornada de esta Semana que celebra la moda en esencia.

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    Las plumas de Schiaparelli

    Si por algo es recordada Elsa Schiaparelli, es por su capacidad de innovación y atrevimiento. En la actualidad, la maison perpetua su legado con colecciones desbordantes de imaginación y referencias históricas.

    El contexto de esta colección, El Fénix, que honra el singular don de Elsa para renacer, solo es superado por su forma. Cada pieza es clara en su silueta y su técnica: se puede ver el origen de cada look, cómo pasó del boceto al estudio y a la tela. Además, cada uno de ellos está pensado para provocar algún tipo de emoción, aunque -parafraseando a Hemingway- una emoción profundamente controlada. 

    Schiaparelli
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    El ave fénix

    Según nos cuenta la firma, "en marzo de 1932, la reputación de Elsa Schiaparelli ya estaba hecha: empresaria cambiante, desdibujaba las fronteras entre la moda y el arte y entre la vida y el arte. Enigma glorioso, era (según a quién se preguntara) escurridiza o escandalosa, impactante por su libertad, su falta de inhibiciones y su aparente incapacidad para preocuparse por las convenciones".

    "Nueve años más tarde, para la gala de inauguración del restaurante Ambassadeurs de París, Schiaparelli lució un vestido pintado por Dunand, con una estola de plumas de gallo elegantemente enrollada alrededor de los hombros. Era un homenaje a la gran bailarina Anna Pavlova, fallecida ese mismo año, con la que a menudo se confundía a Schiaparelli, de pelo negro corto y rasgos afilados. Pero si Pavlova siempre estuvo asociada a su icónica actuación en La muerte del cisne, Schiaparelli era un ave fénix, una criatura mágica cuyo poder residía en su incesante capacidad para reinventarse, no solo a sí misma, sino también a la moda", nos explica Schiaparelli, de ahí las múltiples referencias al ave, a través de plumas y alas.

    Schiaparelli
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    La instalación artística de Iris van Herpen

    La maison presentó una instalación artística híbrida inmersiva, en la que las modelos cobraron vida de una manera inédita. Destacaron siluetas potentes, con un delicado entramado de encaje y tul.

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    Transparencias y metalizados

    La colección cobró vida a través de vestidos de volúmenes espectaculares, tonos metalizados y hábiles juegos de capas, que revelan el cuerpo de una manera sutil, con el savoir faire en primer plano.

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    El romanticismo de Georges Hobeika

    Fundada en 1995, la maison Georges Hobeika se mueve entre el Beirut natal de su fundador y París. Sus creaciones fusionan simplicidad y sofisticación, romance y libertad, con un juego de colores expresivos y cortes sexys, pero elegantes.

    Esta colección, presentada en el Hôtel Pozzo di Borgo, permaneció fiel al ADN de la casa.

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    Vestidos esculturales

    Los vestidos fueron los indudables protagonistas de la colección: con lentejuelas, transparencias, aperturas, estampados florales o brillos, pretenden vestir a una mujer elegante y segura.

    EFE
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    El homenaje al deporte de Dior

    Con esta colección, Maria Grazia Chiuri, directora creativa de la casa, decidió rendir homenaje a todos los atletas, desde la Antigüedad hasta hoy. La colección se presenta, asimismo, como una reivindicación del cuerpo de las mujeres.

    A nivel estético, queda plasmado en una serie de body metalizados, mallas y vestidos de líneas fluidas.

    EFE
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    El poder del drapeado

    El efecto drapeado, referencia visual a la estatuaria clásica, omnipresente en la colección, pretende acompañar el movimiento del cuerpo. Destaca en vestidos de seda magnificados por bordados, faldas de jacquard muaré que dejan vislumbrar pantalones.

    EFE
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    Juana Martín reflexiona sobre el pecado

    La diseñadora cordobesa, única española del calendario, presentó en el Hôtel d’Evreux de la Plaza Vendôme, Pared de Cal, una colección con la que la diseñadora recoge "las sensaciones de su Andalucía más sentida y nos regala una colección en que la mujer se debate entre el bien y el mal desde su arma más poderosa, la sensualidad".

    EFE
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    Transparencias y tintes de rojo

    Destacaron siluetas repletas de plumas, encajes de chantilly que se adaptan al cuerpo, gasas como velos que fluyen, vuelan y también, de nuevo, dibujan la silueta femenina. El rojo se impuso, junto al plateado y al blanco, plasmando la tentación, entre el bien y el mal.

    EFE
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    La naturaleza de Giambattista Valli

    La colección del diseñador italiano está inspirada en las obras maestras de Botticelli como Primavera y a la abundancia de la naturaleza. 

    "Esta colección plasma todo lo que tengo en mente", dijo el diseñador. Se trata de una "conversación sobre mujeres imaginarias en estos jardines imaginarios y paradisíacos".

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    Capas de tul

    Volvieron a destacar algunas claves estilísticas de Giambattista Valli como el tul, desplegado en capas, volantes, gasas y colores tan poderosos como el amarillo o, en este caso, el azul, un color con significado divino en la fe hindú.

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