Este 14 de noviembre, el Museo Anahuacalli de Ciudad de México fue el escenario elegido para la presentación de la colección Carolina Herrera Crucero 2025, un desfile que celebró la profunda conexión de la casa con México.
Bajo la dirección creativa de Wes Gordon, la presentación no solo rindió homenaje a la cultura mexicana, sino que también reflejó un viaje continuo de exploración y descubrimiento de las tradiciones, artesanías y paisajes del país.
México ha sido, desde sus inicios, una fuente de inspiración inagotable para la marca, desde la relación que la fundadora Carolina Herrera siempre mantuvo con el país hasta la constante admiración de Gordon por sus regiones y su riqueza cultural.
En este desfile, la esencia de México se palpó en cada detalle, especialmente en la colaboración con cuatro artesanas mexicanas, cuyas obras no solo complementaron la colección prêt-à-porter, sino que también ofrecieron una mirada única a la maestría artesanal del país.
Entre las colaboraciones más destacadas se encuentra la de María de los Ángeles Licona San Juan, una bordadora originaria de Tenango de Doria, Hidalgo. Conocida por su habilidad en el bordado tradicional Nähñu, Licona San Juan creó una serie de bordados vibrantes y contrastantes que adornan ocho prendas de la colección, incluyendo camisas, vestidos y pantalones de algodón.
Para ella, su aguja es una extensión de sí misma: "La manta es mi cuaderno y la aguja mi lapicero", comenta. Los colores que elige para sus bordados no son aleatorios, sino que reflejan sus estados de ánimo: "Cuando estoy contenta, uso colores brillantes; cuando estoy triste, colores más oscuros". Con esta colaboración, su hija, Bibiana Hernández, destaca cómo el proyecto ha servido como un medio para visibilizar su trabajo: "Es una forma de hacernos ver y escuchar", afirma.
Otra pieza clave de la colección fue el trabajo de Virginia Verónica Arce, quien crea bordados inspirados en la naturaleza que rodea su hogar en San Isidro Buen Suceso, en Tlaxcala. Formada por su padre desde los 15 años, Arce ha dedicado su vida a preservar esta tradición que forma parte esencial de la identidad de su comunidad. Sus bordados de encaje adornaron tres vestidos que evocan la belleza y serenidad de su entorno, convirtiéndose en protagonistas indiscutibles de la colección Resort 2025.
La cerámica de Talavera también tuvo un lugar destacado en el desfile gracias al trabajo de Jacqueline España, originaria de San Pablo del Monte, Tlaxcala. Desde pequeña, España se sintió cautivada por este material, que en su comunidad es considerado un tesoro cultural.
Tras estudiar ingeniería química, decidió profundizar en la creación de joyas y adornos en Talavera, con un enfoque innovador que combina tradición y modernidad. Para la colección Crucero 2025, España diseñó piezas de joyería pintadas a mano que incorporan la cerámica de Talavera, llevando así este arte ancestral más allá de las paredes del hogar y poniéndolo al alcance del día a día. "Como artesana de Talavera, tengo el compromiso de cuidar el patrimonio que me fue legado", comenta España sobre su trabajo.
Finalmente, Araceli Nibra Matadamas, con sede en Oaxaca de Juárez, aportó su visión contemporánea a la reinterpretación de piezas tradicionales. Nibra trabaja con artesanos locales para crear piezas únicas que combinan materiales naturales como pintura, bordados y macramé en jícaras, los tradicionales cuencos de la cáscara del fruto de la güira.
Inspirada en la naturaleza y los colores de las estaciones, sus creaciones fueron transformadas en una serie de joyas pintadas a mano que hicieron su debut en la pasarela. "Los colores proceden de las plantas, las flores o incluso del cielo al atardecer", explica Nibra sobre sus influencias creativas. Descubre, en imágenes, una de las colecciones Resort más exclusivas de este año.