Durante toda su vida, Anaïs Nin (1903-1977) hizo equilibrios en la delgada línea que separaba la vida que ella necesitaba y la que debía tener para ser una 'buena mujer'. Siempre sintió la necesidad de expresarse a través del arte y explorar el amor y el sexo, pero al mismo tiempo debía mantener las formas y cumplir con lo que se esperaba de ella. Terminó siendo conocida por sus libros eróticos, pero también por sus diarios, donde expresaba sus reflexiones, sueños y deseos más íntimos, que aún hoy tienen cierta polémica.
La novela gráfica Anaïs Nin en un mar de mentiras (Garbuix Books), escrita e ilustrada por Léonie Bischoff, narra los primeros años de Nin, en los que vivió un enorme crecimiento personal y profesional.
Nacida en Francia y de padres cubano-españoles, Anaïs Nin vivió entre París, Nueva York y Los Ángeles. Se casó con Hugo Guiler, banquero, pero tuvo más de un amante, entre los que destaca el novelista estadounidense Henry Miller, y June, la mujer de este último. Era una artista de los pies a la cabeza, apasionada de la escritura, la poesía y el baile (concretamente el flamenco).
En 1930 publicó su primer trabajo, un ensayo sobre el polémico escritor D. H. Lawrence. Más tarde llegaron destacados títulos como Delta de Venus (1939) o La casa del incesto (1949). En general sus relatos y novelas trataban el erotismo femenino, la sexualidad y se acercaban a temas tan escabrosos como el incesto o la pedofilia. En los años 60 comenzó a publicar sus propios diarios, que dividió por años: Henry, su mujer y yo. Diario amoroso (1931-1932); Incesto. Diario amoroso (1932-1934); Fuego. Diario amoroso (1934-1937); Más cerca de la luna. Diario amoroso (1937-1939); y Espejismos. Diario amoroso (1939-1947).
Crecimiento personal
La novela gráfica de Bischoff se centra en el periodo de 1928 a 1932, una época en la que "ella era joven, todavía no muy exitosa y no tenía mucha confianza en sí misma". Bischoff había conocido la obra de Anaïs Nin cuando era una adolescente, con unos 14-15 años, pero "al leerlo era un poco incómodo para mí porque había muchos elementos turbios relacionados con la pedofilia o el incesto. Así que lo volví a dejar en la estantería pero me quedé con el nombre".
Ya en la universidad redescubrió su obra y se sintió muy identificada con lo que Nin contaba en sus diarios: "Yo era estudiante, no tenía mucha confianza y estaba muy frustrada con todo el proceso creativo, ese sentimiento de que tú quizás tienes algo que decir pero no sabes cómo hacerlo y piensas que no eres talentosa. Además, ella siempre se enamoraba de hombres artistas con más autoestima y que parece que van más adelantados en sus carreras. Yo sentía muchas conexiones con ella", cuenta a MagasIN.
Sus diarios, explica Bischoff, "son testimonios muy auténticos de una mujer". "Me quedé fascinada por sus libros, las cartas entre ella y Miller... Ella se expresa de una forma muy bonita y en estas historias ves los cambios internos del personaje. Se va volviendo más fuerte y mejor en este periodo".
Anaïs Nin fue una mujer que exploraba su sexualidad y estuvo con distintas personas a lo largo de su vida. Por esta razón acudió a psicoterapeutas y muchas veces fue tachada de ninfómana o enferma mental. Sin embargo, Bischoff intenta ir más allá de esta superficial interpretación. "Ella es conocida principalmente por su trabajo con libros eróticos, pero realmente los escribía por dinero. Me frustra que la gente solo la conozca por esos libros y me gustaría que las personas viesen que era una buena mujer. Intentaba ser una buena hija, una buena esposa, pero al mismo tiempo sentía que estaba muriendo lentamente por dentro. Tenía mucha imaginación, interés por la pasión y la aventura, y se sentía atrapada en la vida cotidiana".
Pese a que muchos piensen que era una egoísta por la cantidad de relaciones que mantuvo, la realidad es que muchas veces se sacrificó para que su familia no sintiese vergüenza. Por ejemplo, durante mucho tiempo se negó a subirse a un escenario para bailar flamenco porque, en esa época, hacerlo suponía formar parte de la farándula y un mundo del todo inapropiado para la mujer de un banquero. "Le asustaba poder herir a las personas que amaba y no quería avergonzarles. Un baile como puede ser el flamenco, que es muy sensual y puede expresar sentimientos como el enfado, que las mujeres se supone que no debían, no podía hacerlo. Ella quería proteger a su madre y a su marido de la vergüenza que les habría traído".
Relaciones y poliamor
Esa pasión y amor las sentía en todos los aspectos de su vida y nunca renunció a las relaciones. Anaïs Nin necesitaba más cosas de las que su marido le podía dar y, aunque temía hacerle daño, se entregó a otras personas. Por eso se podría decir que ella fue una pionera del poliamor: quería a Hugo y era feliz con él, pero no era suficiente. "Ella decía que con cada relación podía explorar diferentes partes de sí misma y crecer. Eso es realmente lo que puedes escuchar cuando la gente habla del poliamor porque hay unas expectativas irreales de que una persona puede ser 'tu única' durante toda tu vida".
Como dice Bischoff, hay aspectos de la vida de Nin que no entrarían dentro del poliamor, y es que Hugo y ella nunca hablaron realmente de sus otras relaciones, mientras que en el poliamor, las personas consideran que pueden enamorarse de varias a la vez y mantienen relaciones simultáneas, pero con un conocimiento y consentimiento de sus parejas. "Probablemente Hugo sabía que ella tenía otras relaciones pero creo que él no quería saber mucho. Por ejemplo, en sus diarios hay un párrafo donde claramente dice que tienen un acuerdo en el que una noche a la semana la pasan por separado, fuera de la ciudad, y no van a casa. Ellos no hablan más de eso, pero sí es un poco como el principio del poliamor".
"Además, creo que Hugo también era poliamoroso porque él lo único que quiere era que ella fuera feliz. Él sabía que no podía satisfacer todos los aspectos de su vida, a nivel sexual y creativo, y lo acepta. Pienso que realmente es muy bonito".
Aunque Anaïs Nin nunca se consideró feminista ni intentó ser una revolucionaria, sino más bien "sobrevivir en el mundo", sus libros y forma de vida inspiraron a muchas mujeres durante los años 60. "No intentaba cambiar las reglas del mundo, simplemente intentaba sobrevivir, pero creo que a ella se le aplica la famosa frase de que 'lo personal es político'. Fue la primera en mostrar su intimidad y era muy honesta a la hora de hablar de su vida íntima, mental y sexual, era revolucionario".
"Yo he hablado con muchas mujeres mayores que han leído mi cómic y me comentaban que descubrieron Anaïs Nin en los años 60 y cambió sus vidas. Gracias a ella probablemente descubrieron que todas las mujeres tienen esos deseos sexuales y no hay que intentar reprimirlos".