Cuando nos referimos a la conquista de América, nos viene a la mente rápidamente el nombre de hombres ilustres como García Hurtado de Mendoza, Francisco de Bobadilla, Juan Ponce de León, Hernán Cortés o Francisco de Orellana. Por supuesto, también recordamos figuras clave como Cristóbal Colón y los reyes católicos. Sin embargo, en raras ocasiones se resaltan los nombres de aquellas personas cruciales durante aquellos años de colonización: las mujeres.
Aunque a menudo permanecían en un segundo plano, fueron numerosas las mujeres que acompañaron a sus esposos e incluso tuvieron que asumir roles de liderazgo en su ausencia. Estas mujeres movían los hilos desde el hogar y ejercían una considerable influencia en las decisiones de los gobernadores. En este contexto, sobresale la estirpe de las Bobadilla, una familia aristocrática que se codeó con las altas esferas y desempeñó roles destacados en los territorios conquistados.
Beatriz Fernández de Bobadilla
Una de las más destacadas de la familia fue Beatriz Fernández de Bobadilla (1440-1511). Fue marquesa de Moya y consejera de la reina Isabel I de Castilla. Era una mujer ilustrada, con formación política y uno de los soportes de la empresa de Cristóbal Colón. Tal y como explica Carmen García en su libro Pioneras. Mujeres en la conquista de América (Sekotia), Beatriz Fernández de Bobadilla era considerada la segunda mujer más importante del reino, después de Isabel I. "La sapiencia popular de la época decía que 'después de la reina de Castilla, la Bobadilla'", escribe la autora.
Tanto es así que cuando la reina dictó en su testamento la reducción de cargos oficiales, no tocó el marquesado de Moya ni los beneficios otorgados a sus titulares, Andrés Cabrera y Beatriz Fernández de Bobadilla porque era "una remuneración justa para los servicios muy extraordinarios que prestaron".
Beatriz de Bobadilla y Ulloa
Conocida como 'la cazadora' por ser hija de Juan de Bobadilla, cazador mayor de los reyes católicos, Beatriz de Bobadilla y Ulloa (1440-1511) era la sobrina de Beatriz Fernández de Bobadilla. Carmen García, que es doctora en Historia por la Universidad de Alcalá, relata en su libro que 'la cazadora' entró a servir en la Corte por recomendación de su tía. Era una mujer de gran belleza y se decía que tenía una aventura con Fernando el Católico, además de con el mismísimo Cristóbal Colón. Movida por los celos y para sacarla de la Corte, Isabel I organizó un matrimonio entre Beatriz de Bobadilla y Ulloa y Fernán Peraza, gobernador de La Gomera.
En esa isla de las Canarias el matrimonio protagonizó algunos episodios sangrientos contra los nativos que se rebelaron contra ellos. Hasta tal punto que, además de 'la cazadora', a Beatriz de Bobadilla también se le comenzó a llamar 'la dama sangrienta', ya que no dudaba en aniquilar a cualquiera que se opusiese a su gobierno.
Tras la muerte de Fernán Peraza en 1488, Beatriz tomó el control del mayorazgo de las islas Canarias. Además, tuvo que defenderlo para que lo heredase su hijo Guillén Peraza de Ayala, ya que su suegra quería recuperarlo en beneficio de otro hijo.
Isabel de Bobadilla y Peñalosa
También sobrina de Beatriz Fernández de Bobadilla e hija del conquistador español, Francisco de Bobadilla, Isabel de Bobadilla y Peñalosa se casó con el militar Pedro Arias Dávila, con quien tuvo nueve hijos. Más conocido como Pedrarias, fue gobernador y capitán general de Castilla de Oro, un territorio que abarcaba el sureste de Centroamérica, Panamá y el extremo noroeste de Sudamérica. Más tarde también ejerció como gobernador de la provincia de Nicaragua.
Isabel de Bobadilla cruzó el Atlántico con él y, según narra Carmen García en su libro, fue clave en la toma de decisiones de Pedrarias, ya que "le gustaba tender puentes y alianzas" mientras su marido "se mostraba un tanto irracional y vehemente en sus decisiones". Un ejemplo de su afán por tejer alianzas fueron los casamientos de dos de sus hijas. La primera fue María, a quién casó con el conquistador Vasco Núñez de Balboa, con quien Pedrarias tenía una fuerte enemistad. Eso sí, María y Núñez de Balboa nunca se llegaron a conocer, puesto que la boda se realizó por poderes.
Después de la muerte de Balboa, María se casó con el noble segoviano, Rodrigo de Contreras, que fue nombrado gobernador de Nicaragua tras la muerte de Pedrarias.
Isabel de Bobadilla
El otro gran enlace promovido por Isabel de Bobadilla y Peñalosa fue el de su hija Isabel, a quién casó con Hernando del Soto. Él ya había explorado Yucatán y Perú y era considerado un reputado conquistador. Fue nombrado gobernador de Cuba y, cuando fue enviado a la conquista de Florida, dejó interinamente en el poder a Isabel. Así, ella se convirtió en la primera mujer en gobernar Cuba.
La figura de Isabel de Bobadilla todavía es recordada en La Habana. Y es que Hernando del Soto murió en el Misisipi en 1542, pero cuenta la tradición que ella le esperó durante años asomada a la torre del Castillo de la Real Fuerza, que era la residencia de la gobernadora. Actualmente todavía permanece una pequeña escultura, conocida como la Giraldilla, rematando la torre vigía del castillo. Esta estatua fue encargada por el gobernador de La Habana en conmemoración a Isabel de Bobadilla.