En la Europa del siglo XXI, un evento personal del pasado de una mujer nos recuerda la importancia de defender el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. El derecho al aborto adquirido paulatinamente, tras muchas muertes y años de lucha, vuelve a estar en peligro.
La reconocida escritora francesa Annie Ernaux es la mujer en cuestión que relató en su libro L’Événement (2000) una vivencia propia, cuando en su época de estudiante quedó embarazada y tuvo que abortar clandestinamente. Estuvo a punto de morir.
Era 1963, una época en la que la palabra “aborto” además de “no tener cabida en el lenguaje”, tal como narra Ernaux en su libro, estaba penado por la ley francesa y el castigo era extensivo a quienes de alguna u otra forma ayudaban a las mujeres que se veían en la necesidad de practicarlo.
Con la adaptación cinematográfica de El acontecimiento (título en español), dirigida por Audrey Diwan, resuenan las palabras de Annie Ernaux en las primeras páginas de su relato, al referirse a su necesidad de hablar de lo que ocurrió a pesar de la costumbre generalizada de mantener ocultos estos hechos.
Quiso así “afrontar de forma real” un acontecimiento “inolvidable”. Esta ultima palabra impresa en cursivas evoca todo lo que significó esa experiencia para Ernaux y de qué manera la cambiaría como mujer y (futura) escritora.
La ley del silencio
“Yo había abortado”, dice la cineasta Audrey Diwan en la Mostra de Venecia, remontándose a aquel momento de su vida cuando el libro de Annie Ernaux cayó en sus manos y decidió adaptarlo a la gran pantalla.
Cuenta que a pesar de ser lectora de la obra de Ernaux, no conocía L’Événement. La lectura de ese testimonio descarnado le produciría rabia e impotencia, pero sobre todo Diwan constataría la gran diferencia entre su experiencia y la vivida por esa veinteañera en los 60, que hablaba desde la primera persona en aquellas páginas.
La directora no exagera al afirmar que ningún relato que había escuchado o leído hasta la fecha podía compararse al de esa joven estudiante de Literatura, que es enfrentada a la violencia de su entorno, al dolor, a la desesperación y a la soledad.
“Empecé a pensar si podría trasladar al cine el viaje de esa chica, y si podríamos saltar con ella en ese tren”, metaforiza, “por eso desde el principio la idea de la película no era mirarla, sino estar con ella todo el tiempo”.
Audrey Diwan recuerda que al momento de tocar puertas con sus productores para hacer realidad este proyecto cinematográfico que venía a ser su segundo largometraje, coleccionó un buen número de negativas.
Nadie querría ir a ver la película
Narra en tono de anécdota que siempre salía la pregunta recurrente si era necesario hacer una película como esa y que nadie querría ir al cine a ver algo así. Con una diferencia temporal de casi dos décadas, la historia de indolencia, rechazo y apatía estuvo a punto de repetirse.
En una entrevista publicada en el diario L’Humanité en 2014, Annie Ernaux recordaba que cuando L’Événement fue publicado en su país, la recepción en los medios “fue terrible”. Al rechazo generalizado se le sumó “una especie de ley del silencio. Hubo un consenso de no hablar del tema”, afirmó la escritora.
Cinco años más tarde, la autora que siempre se ha declarado feminista y que cree firmemente que la memorial individual está ligada a la colectiva, recordó en una entrevista con El Español que “se me echaron encima las feministas y los hombres me llamaban cachonda o calentorra, cuando en este libro (L’Événement), como en los demás, lo único que hacía era contar y analizar lo que me había sucedido. Me pregunto si escritos por un hombre hubieran tenido la misma acogida”, reflexionaba.
Sin miedo a las polémicas ni a los debates
Esas adversidades también fue un tema de conversación entre Ernaux y Diwan. “No tengo miedo a las polémicas ni a los debates”, se remanga la directora, “puede que haya rechazo hacia la película pero yo siempre estoy dispuesta a entablar un diálogo”.
Annie Ernaux, quien se involucró en este proyecto, supo que su texto estaría en buenas manos. La realizadora recuerda en francés la frase exacta de Antón Chéjov que le dijo la escritora a modo de voto de confianza y bendición, y con una disculpa como antesala por la poca precisión, la traduce: “Sé correcta y el resto vendrá a ti”.
Convertido en un filme que consigue que el espectador sienta prácticamente en carne propia el recorrido de Anne (interpretado por Anamaria Vartolomei ), El acontecimiento, que ganó el León de Oro, máximo galardón de la Mostra de Venecia, aborda así mismo otro aspecto que sistemáticamente se suele silenciar como lo es el deseo y la sexualidad femenina.
De hecho cuenta Audrey Diwan que “el comienzo de la historia es solo una mujer joven aspirante a escritora que siente tanto el deseo intelectual como el sexual, que quiere explorar el placer, pero es una época en la que la sociedad no puede aceptar la idea de que las jóvenes solteras tengan sexo”.
Mucho ha cambiado desde los años 60 cuando las mujeres, tal como lo verbaliza Anne en la película, estaban destinadas a cumplir las imposiciones de casa, matrimonio, hijos e iglesia. Al menos eso queremos pensar.
“En aquella época el valor de la mujer se medía según su comportamiento, pero hoy en día de cierta forma sigue siendo así”, analiza Anamaria Vartolomei a cielo abierto en una terraza en el Lido de Venecia, “ a pesar de que ahora tenemos la mente más abierta, a una mujer que vive y expresa libremente sus deseos se le continúa considerando como una ramera, es lamentable que a las mujeres siempre se les juzgue de esa manera”, se lamentaba.
La fragilidad de los derechos
Casi 12 años después de su aborto clandestino, Annie Ernaux fue testigo de innumerables protestas por el derecho de las mujeres a tener el control de su cuerpo, las mismas decantaron en ciertos avances.
En 1975 con la Ley Veil, impulsada por la entonces ministra de salud Simone Veil, se despenalizó el aborto en Francia. Esta ley le pondría fin a la tradición de considerar la gestación como un asunto demográfico y por ende de Estado.
En peligro de extinción
Sin embargo vivimos en una época en la que las certezas y los derechos adquiridos están mutando en especies en peligro de extinción.
Actualmente en España se intenta actualizar, pulir y ampliar los derechos de la Ley del Aborto de 1985. Demás está decir que los debates en la esfera política han dejado sentimientos encontrados y un amargo sabor de boca.
Al otro lado del Atlántico, en 2020 en Argentina se hizo Ley la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) de forma segura, legal y gratuita, después de casi dos décadas del activismo sostenido por la llamada 'La ola verde'. Los coletazos de ese movimiento se han hecho sentir en muchos países de Latinoamérica, tal como se ha constatado recientemente con la despenalizado el aborto en sólo dos estados mexicanos (Oaxaca y el Distrito Federal).
No obstante en algunas partes del mundo, donde existe el derecho, se reportan obstáculos, como también se registra un retorno a un pasado que creíamos superado. Sin dudas, los derechos reproductivos de la mujer siguen siendo un campo de batalla.
En el patio de la Unión Europea, Polonia dio marcha atrás en 2021.
En ese país donde el conservadurismo está demarcado por la religión y aupado por el gobierno actual, el aborto ha vuelto a ser considerado un delito sin importar sus causas e implicaciones. Polonia y Malta son los dos únicos miembros de la UE que le dan rango de ilegalidad al aborto.
Ese mismo escenario se puede constatar en el estado de Texas (EEUU), donde se ha dado luz verde a la Ley Anti-aborto (incluso obviando los casos de incesto y de violación), la cual entra en conflicto y pone en peligro la garantía de aborto legal en todo EEUU decretada en 1973.
"No lo niego, estoy asustada"
“¿Qué pasaría si una mañana te despiertas y te dicen, chicas, las leyes cambiaron, el aborto en todas sus maneras posibles vuelve a ser ilegal? ¡Es una locura! Y está sucediendo ahora mismo frente a nuestros ojos”, se alarma Audrey Diwan y analiza “mientras se trate de un sistema de poder, de gente que intenta ejercer su poder sobre otros, es una situación que no tendrá fin. Da igual en qué país sea, te das cuenta de que los problemas retornan o que siempre habían estado allí”.
La directora y guionista hace alusión a las posiciones más conservadoras y a la avanzada de la extrema derecha, una tendencia preocupante en el ámbito europeo.
“Hasta ahora no ha pasado nada adverso en Francia, pero cualquier cosa puede suceder”, pone en contexto el año electoral en su país, sacando a colación ciertas piezas claves y decisivas como las crisis sociales, los estragos de la pandemia y el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen, que se frota las manos con cada voto a favor. “No lo niego, estoy asustada”, afirma Diwan.
A sus 22 años, Anamaria Vartolomei reconoce el privilegio que disfruta su generación, pero es consciente de la fragilidad de los derechos que las mujeres han logrado tras años de lucha, sobre todo en lo concerniente a los derechos reproductivos.
“La libertad de las mujeres siempre implica un problema y una preocupación”, afirma la ganadora del premio César 2022 a mejor actriz revelación por su rol protagónico en El acontecimiento, “siempre tenemos que ser valientes, y puede que suene exagerado, pero nunca es demasiado cuando se trata de los derechos de las mujeres, por eso hay que continuar defendiéndolos”.