Cuando estaba eligiendo universidad, mi padre me dijo: "Échale ganas, Fatima. Tú no te preocupes por nada, que para eso yo trabajo; para pagarte la escuela". Más tarde, cuando estaba en la universidad, no conseguí las becas ni las ayudas económicas que había solicitado y mis padres, especialmente mi padre, me disuadieron de trabajar mientras estudiaba.
Mi padre, que había llegado a Estados Unidos desde el estado de Michoacán en México en la década de 1980 y trabajado desde entonces en la construcción, quería que fuese una universitaria sobresaliente. Le preocupaba que trabajar fuese una distracción para conseguirlo.
Los discursos públicos y académicos estadounidenses dibujan a los hombres mexicanos como autoritarios, machos controladores que siguen de manera rígida unas normas y actitudes patriarcales, que valoran más el trabajo que la educación y que disuaden a sus hijas para que no persigan sus objetivos académicos y profesionales.
Esta representación unidimensional, racista y sexista de los padres mexicanos, sin embargo, no se adecúa al mío. Por el contrario, él ayudó a criar a cuatro feministas chicanas exitosas, apoyándolas para que fuesen conscientes de lo que podían hacer y continuasen con sus estudios superiores.
Muchos académicos encuentran la inspiración en lugares personales, y lo que me llevó a empezar mis investigaciones y tomar determinadas decisiones profesionales no es diferente. Ahora mismo soy socióloga e investigadora en la Universidad de Stanford (California, EE.UU.), y mis investigaciones tratan de las vidas íntimas de los hombres, particularmente cómo la desigualdad social enmarca su intimidad y sus vivencias.
"¿Por qué mi padre era un hombre diferente con sus hijas que con su esposa?"
Creo que la paternidad es el punto de entrada para estudiar esas vidas íntimas de los hombres. Y cómo mi padre la practica ha sido fundamental en mi decisión de empezar un porfolio académico que estudie las paternidades latinas.
A pesar de que mi padre animó a que sus hijas fuesen independientes y brillantes, su relación con mi madre era muy tradicional. Ella era financiera y emocionalmente dependiente de mi padre. ¿Por qué mi padre era un hombre diferente con sus hijas que con su esposa? Esta contradicción resonaba en cada latina exitosa a la que entrevisté para mi trabajo de fin de máster sobre sus relaciones con sus propios padres.
Para ese proyecto, me centré en cómo los padres chicanos y latinos ayudan a que sus hijas desarrollen una conciencia feminista. Las latinas a las que entrevisté compartieron conmigo varias historias sobre cómo sus padres jugaron un papel activo en ello a través de sus actitudes hacia la autonomía financiera, el abuso doméstico, y la educación superior.
Sus padres apoyaron sus aspiraciones profesionales y académicas para que ellas fuesen autosuficientes y no dependiesen de ningún hombre para conseguir seguridad económica. Estas mujeres, sin embargo, admitieron que hubiesen deseado haber podido cambiar la manera en que sus padres se comportaban con sus madres. Se daba, por tanto, la misma paradoja que veía en mi propia familia.
Así que me embarqué en un doctorado para intentar llevar mi estudio un paso más allá e incluir a los padres latinos como parte del proyecto. Me pasé los primeros 5 años del posgrado preparándome para esta investigación, leyendo y publicando en las áreas de los movimientos sociales, la paternidad y la sociología latina.
"La paternidad puede ser una experiencia transformadora para los hombres, sus masculinidades y sus actitudes respecto al género"
Me sobrecogió la multitud de maneras en la que podía enfocar mi investigación y sentí que no encontraba la dirección correcta. Al sentirme perdida a la hora de diseñar un protocolo de investigación, este proyecto era más una carga que otra cosa.
Irónicamente, mi proyecto sobre la paternidad en los feminismos chicanos se convirtió en opresivo, e hizo que me cuestionase si sería capaz de convertirlo en una línea de investigación de doctorado.
Cinco meses antes de tener que defender mi tesis, tuve una conversación con mi mentora, que me preguntó qué me apasionaba de este proyecto. Me lo pensé durante un segundo y espeté: "Los padres latinos".
Una puede pensar que estas dos líneas son muy distintas, pero me di cuenta de que, para entender cómo los padres latinos –y los hombres en general– crían a hijas feministas, es necesario examinar primero lo que la paternidad significa en las vidas de los latinos. Sólo así descubriremos bajo qué condiciones la paternidad puede ser una experiencia transformadora para los hombres, sus masculinidades y sus actitudes respecto al género.
Mis hermanas y yo hemos sido fuentes de cambio muy importantes en nuestro padre. Y él ha ayudado a dar forma a nuestras percepciones y expectativas de los hombres. Y esto nos lleva a preguntarnos: ¿cuál es el papel de las mujeres –como compañeras e hijas– en estas transformaciones?
En cierto sentido, mi padre le ha dado forma a mi trayectoria académica y profesional. Durante mucho tiempo, estuve molesta con mi padre por la manera en que trataba a mi madre. Él tenía mucho poder en nuestra familia, pues era el único sostén financiero, lo que le excusaba de hacer gran parte del trabajo doméstico y de los cuidados.
"Él me crio para ser feminista y yo, por ello, uso el feminismo para aupar a los hombres latinos"
Tras hablar con otros padres latinos, ahora tengo un sinfín de matices que me ayudan a entender a mi propio padre. No justifico muchas de las cosas que mi padre ha hecho y dicho en el pasado, pero sí que entiendo que él mismo acarreaba una mochila de dolor de su pasado.
Un elemento clave del pensamiento feminista chicano es la habilidad de tolerar las contradicciones y ambigüedades, comprendiendo diferentes perspectivas. Esta facultad es lo que la académica feminista chicana Gloria Anzaldúa llamaba "la conciencia mestiza".
Debido a sus experiencias como un inmigrante de clase trabajadora mexicano en Estados Unidos, mi padre nos enseñó a mis hermanas y a mí a sobrevivir y prosperar en una sociedad que denigra a las latinas por su raza y su género.
A cambio, yo usé las herramientas que desarrollé con mi entrenamiento académico para entenderle, tanto a él como a otros padres mexicanos y latinos. Él me crio para ser feminista y yo, por ello, uso el feminismo para aupar a los hombres latinos.