Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e IA: “Los datos van a ser el nuevo inglés”
La emprendedora y ejecutiva del sector tecnológico es, desde 2020, la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial de nuestro país, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos.
23 noviembre, 2022 01:36El edificio Bronce, sede de la empresa pública red.es, es un inmueble pequeño de los años ochenta, una construcción modesta en comparación con sus elevados vecinos metálicos de los Nuevos Ministerios. Se trata de una zona representativa más bien del poder vertical desde los años cuarenta, sin embargo, hoy entramos al zaguán de esta construcción apaisada y silenciosa, accediendo a uno de los contenedores del creciente poder de la horizontalidad, la conectividad y los datos.
En una segunda planta, diáfana y colorida, pero con impronta institucional, recibe a MagasIN Carme Artigas (Vilassar de Mar, 1968), la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, sobre cuyo perfil y experiencia se creó este cargo y toda una nueva estructura de gestión pública.
Una hoja en blanco
“Cuando me preguntan”, explica Artigas, “cuál ha sido el denominador común de toda mi carrera y qué es lo que más me define, yo digo que ha sido siempre ‘el folio en blanco’. Allí donde yo he llegado nunca existía esa función que tenía que desarrollar. Siempre me ha tocado crear las cosas desde cero”.
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La experta en datos explica cómo procede “de Barcelona, del Maresme”, con un tono claro y directo. “Una zona cerca del mar, soy hija de una familia de clase media, mis padres habían sido payeses, soy la primera que estudió una carrera en mi familia e hice Ingeniería Química”.
De ella depende desde hace dos años una amplia responsabilidad: dos compañías públicas, (red.es y el Instituto Nacional de Ciberseguridad), la Oficina del Dato, de nueva creación, y una dirección general con cuatro subdirecciones, dedicadas a la Inteligencia Artificial, Economía del Dato y Digitalización de las pymes y Sociedad Digital y Emprendimiento y Talento digital.
“La vena de la ingeniería al final siempre te vuelve”, afirma con ironía. “Hablo de la capacidad de resolver problemas complejos, dividiéndolos en problemas más simples. Esas competencias que adquirí en la carrera me han acompañado siempre”.
La ingeniera resume a velocidad cuántica su experiencia profesional: una tesina en el Instituto Max Planck, su trabajo para la multinacional norteamericana Procter & Gamble, un año con una ONG en Costa Rica, su etapa en el Ayuntamiento de Barcelona y en la Generalitat de Cataluña, su trabajo en Ericsson y, su etapa más reciente: la creación de una start up pionera en análisis de grandes cantidades de datos, es decir, la ciencia de datos (conocida como data science) y la inteligencia artificial.
Pionera en Big Data
“En el año 2001”, relata, “cuando Bill Clinton vino a Barcelona, ya sabía que no iba a repetir como presidente de los Estados Unidos porque vendría Bush, y dijo una frase que a mí se me quedó grabada para siempre, fue que: ‘Teníamos todos los datos, pero fuimos incapaces de anticiparlo’”.
“Eso a mí se me quedó grabado porque explicaba que ya teníamos acceso a grandes cantidades de datos, pero que aún no era posible verlos de una manera unificada. Clinton afirmó que eso iba a cambiar, porque vendría una nueva generación de tecnologías que iban a poder unificar los datos, independientemente de las fuentes: él estaba anticipando el big data”, señala.
Tras una estancia en la costa oeste de Estados Unidos, cuenta, Artigas fundó Synergic Partners: “En ese momento, mi marido y yo cofundamos probablemente la primera compañía de big data de Europa, que permitió desarrollar en España proyectos muy innovadores con empresas como BBVA, Danone o Santander”.
Tras la crisis del 2008 describe un largo y difícil trayecto (“hubo dos veces que estuvimos a punto de perderlo absolutamente todo, después de veinte años de trabajo, hubo épocas muy duras”). Y relata cómo “finalmente esta compañía se integra dentro del Grupo Telefónica en 2015 y ahí es donde trabajé durante tres años para permitir la integración en la compañía creando la unidad de Big Data e Inteligencia Artificial”.
Tras “un período de cierto equilibrio personal y profesional, la venta de compañía que me daba tranquilidad económica, a partir de ahí, durante un año más o menos me dediqué al asesoramiento de empresas y Consejos, a dar conferencias… puse en marcha proyectos muy interesantes internacionales, por ejemplo, en Colombia”. Sin embargo, pronto se enfrentaría a su nueva responsabilidad.
Una nueva Secretaría de Estado
“Nadia Calviño me conoció y me lo propuso”, señala, “y decidí aceptarlo. Para alguien que venía del sector privado era una oportunidad poder dedicar cuatro años de tu vida a ayudar a tu país en algo que tú conoces y sabes hacer… Desde mi perspectiva no política me incorporo para crear esta Secretaría de Estado de nueva creación, con el liderazgo de la vicepresidenta primera”.
“Me nombran un 16 de febrero”, relata con detalle, “y un 12 marzo estamos todos confinados. Nadie intuía lo que venía”. Sin embargo, se muestra satisfecha de la oportunidad “y de que España realmente esté evolucionando hacía un cambio de modelo productivo, un cambio de paradigma basado en la transformación digital y en la transición ecológica, que es lo que estamos implantando desde la Agenda 2025 y desde el Plan de recuperación”.
¿Participó en el diseño de esta Secretaría de Estado?
Así es, estaba por crear. Existía una Secretaría de Estado anterior, que era de Avance Digital. Nadia Calviño decide dividir aquella Secretaría de Estado en dos, una de Telecomunicaciones y otra de Digitalización e Inteligencia Artificial, y esto se hace para dejar muy claro que una cosa son las infraestructuras tecnológicas de base y otra que íbamos a participar en la creación de las nuevas infraestructuras del conocimiento, de las competencias del talento y de las estructuras digitales de la computación, los datos y la inteligencia artificial.
¿Fue idea suya la innovadora Oficina del Dato?
Sí, era necesario crear un Chief Data Officer en España, algo en lo que había sido pionero Estados Unidos por la administración Obama. Sólo existía en Alemania y en Gran Bretaña, donde tenían un CDO, y éste es el cuarto país del mundo que tiene una Oficina del Dato.
¿Con qué vectores se ha abordado una tarea tan compleja como esta?
Tenemos [enumera con una mano] un Plan de digitalización de las pymes españolas, un Plan de modernización de las Administraciones Públicas, un Plan Nacional de Competencias digitales y una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial.
Ahora estamos ya con la Agenda 2026. Aunque el gran reto de esta Secretaría de Estado es tener en cuenta el corto, el medio y el largo plazo.
¿A qué se refiere?
Con el corto plazo, nos referimos a no dejar a nadie atrás, especialmente a las pymes de nuestro país, que no estaban en el carril de la digitalización. Por ejemplo, durante la pandemia han crecido un 50% las ventas online, un 70% en sectores como el de retail. Pero en cambio, las pymes españolas solo han captado un 9% de ese mercado.
¿Cómo ayudarán en esto?
El primer foco de urgencias es el Plan Kit Digital. Se han destinado tres mil millones de euros para llegar a un millón de pymes. A corto plazo debemos revertir urgentemente la falta de habilidades digitales de la población.
Hemos aumentado más de 8 puntos el nivel de digitalización de nuestro país respecto a cuando comenzamos, pero aún nos queda un 30% de la población española que no tiene habilidades digitales básicas.
¿Algún ejemplo que explique la importancia de esto?
Por ejemplo, durante la pandemia tuvimos que hacer frente a situaciones como que había 500.000 hogares que no podían dar educación digital a sus hijos, porque no tenían conexión a Internet o un ordenador. Desde Red.es desplegamos el plan Educa en Digital, para distribuir 500.000 ordenadores a 500.000 hogares españoles y ayudar con la conectividad, para que sus hijos pudieran seguir las clases por Internet.
La pandemia lo que puso de relevancia fueron las brechas que aún existen en nuestra sociedad. El plan nacional de competencias digitales involucra, por supuesto, también al Ministerio de Educación y a las Comunidades autónomas que tiene transferidas competencias y al SEPE. Ahora vamos a desplegarlo de una manera muy masiva durante la segunda mitad del año y el año que viene.
¿Y a medio plazo?
Se trata realmente de cambiar el peso de la economía de un país. Hacer que los sectores productivos sean más digitales. En dos años hemos pasado del 19% al 22% en la contribución de la economía digital al PIB nacional. Ahora mismo, si fuera un sector vertical, sería el segundo, sólo detrás de la construcción.
Subraya usted la importancia de la medición…
Es que si algo no se mide, no existe. ¡Por fin estamos midiendo la economía digital! Si de entrada no tienes datos de algo, no puedes tomar decisiones ni adoptar políticas.
El PIB nacional no mide el PIB real, porque hoy en día solo mide la economía que transacciona con dinero, pero todo lo que pagamos con datos en la economía de plataformas no está capturado en el PIB. Si cada español, a la vez que hace un click en la Wikipedia tuviera que pagar un céntimo de euro, el PIB nacional subiría un 5%, así que no estamos capturando aquello que pagamos en datos.
¿Qué opina de la incertidumbre actual alrededor de las plataformas sociales?
Toda esta incertidumbre económica tiene que ver con un cambio de modelo. Si se está despidiendo a gente de Twitter, Facebook y otras plataformas es porque hay un reajuste, porque se trata de compañías que tenían pérdidas y sin embargo valían miles de millones de euros en las bolsas…
¿Y por qué cree que sucede eso?
Porque estamos con empresas del siglo XXI pero con balances del siglo XIX, que no capturan el valor del dato, el valor del talento y el valor de la capacidad de disrupción en otros mercados.
Claramente, si una empresa tiene mejores datos que otra debería valer más en Bolsa que otra. Yo me pregunto, ¿cómo las empresas van a invertir en talento si el talento no aparece la cuenta de resultados? Ese cambio de paradigma es lo que estamos viviendo y es histórico.
¿Cuál es para usted la clave?
Digitalizar los procesos de negocio, incorporar la inteligencia artificial en la cadena de valor y ayudar al emprendimiento digital.
Con la nueva Ley de Start-ups se crean todas las condiciones para que nuestro país sea un país atractivo para la inversión en talento. Por mucho dinero que tengamos ahora del Plan de Recuperación Europea, si estas inversiones no van a compañadas de reformas no van a servir para nada.
¿Y a largo Plazo?
Se trata de invertir hoy en las oportunidades de futuro. Lo más paradigmático sería la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial.
¿En qué consiste?
Queremos tener un país pionero a nivel internacional en inteligencia artificial, en lengua española, para un mercado de 600 millones de personas, porque la mayoría de los proyectos internacionales importantes hasta ahora son en inglés o en chino.
Queremos proyectos con una concepción del mundo y una potencialidad de herramientas basadas en lenguaje natural que asistan también a los abuelos y niños y que mantengan la riqueza del lenguaje y no la simplifiquen.
Habla usted de la importancia de los ‘algoritmos verdes’…
Las dos transiciones se retroalimentan, la digital ayuda a la ecológica y viceversa. Esta digitalización en el plan contempla una reducción del 10% de CO2. Y a la vez tenemos que empezar a pensar cómo crear tecnología para que sea eficiente en términos energéticos.
El Plan Nacional de algoritmos verdes habla de que sea verde por diseño y empezar a medir los impactos. Ayer anunciamos 32 cátedras entre universidad y empresa, 16 para Inteligencia Artificial y 16 para Ciberseguridad, 8 internacionales y 8 nacionales, eso va a movilizar 44 millones de euros y alrededor de 150 investigadores durante 4 años en España.
¿Y en relación a la computación cuántica?
Se trata de posicionar a España como líder en el desarrollo del ordenador cuántico. Primero te hablaría de Quantum Spain, pero ahora tenemos ayuda de los fondos europeos para crear un segundo ordenador cuántico que será digital y otros dos simuladores. En resumen, vamos a convertirnos en uno de los países más avanzados en el desarrollo de la tecnología cuántica.
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¿Esto implicará un cambio de paradigma?
Totalmente, es un cambio de paradigma, por ejemplo en criptografía. Si mañana alguien encendiera el primer ordenador cuántico, todas las passwords y contraseñas existentes en el mundo desaparecerían por inservibles, porque están pensadas para la capacidad de computación actual, y pasaríamos de tardar veinte años en resolver una pasword actualmente a milésimas de segundo.
La idea es que antes de 2025 tengamos un ordenador cuántico de 4 qubits y después otro de 25 qubits. Tener un ordenador cuántico estable es complejo, aún no se ha encontrado una piedra filosofal. Pero la Red Española de Supercomputación tiene 24 centros que ya está trabajando en Quantum machine learning algorithms y estamos creando el primer Centro Europeo de Desarrollo de Neurotecnologia.
Los derechos digitales
“Una premisa importante son los derechos digitales”, explica la secretaria de Estado con énfasis. “Hoy mismo se presentaba la Declaración de Principios y Derechos Digitales europeos, que está inspirada de hecho en la Carta de veinticinco Derechos Digitales española”. Se refiere con esto al documento que resultó de un grupo de trabajo de “más de dieciocho expertos durante más de un año y un proceso de dos consultas públicas”.
Para la experta, “España está liderando el humanismo tecnológico, es decir, todo este avance está muy bien pero no a cualquier precio, perdiendo derechos o garantías que nos ha costado siglos conquistar cómo sociedades democráticas”.
La transición “tiene que realizarse”, como ella misma explica, “trasladando los derechos del mundo físico al mundo digital, es decir, derechos como la libertad de expresión o el derecho a la intimidad, etcétera... y reclamamos ahora nuevos derechos, como por ejemplo el derecho a no ser discriminados por un algoritmo o derechos vinculados a las neurotecnologías, como el derecho a que no se intervenga mi pensamiento o a que no me aumenten mis capacidades si yo no estoy de acuerdo”.
“Hay todo un debate ético muy profundo alrededor de estos temas”, sigue relatando, “y lo estamos debatiendo ahora en Naciones Unidas, sobre todo respecto a los neuroderechos, y estamos intentando elevarlo porque se requerirá una legislación internacional”.
Se refiere, en este momento a la posibilidad, más que factible, de lo que se conoce como “una raza suprahumana”, en un momento clave en que “estamos hablando ya del transhumanismo”.
“España ha sido el primer país del mundo en crear una Agencia estatal de supervisión de la inteligencia artificial”, que existirá antes de fin de año, explica la Secretaria de Estado.
“Es como el cambio climático, quizá si hubiéramos hecho algo así hace diez años, hubiéramos podido revertir hacia atrás muchas de las cosas que ya no podemos cambiar. No queremos que eso ocurra con la inteligencia artificial, que luego tengamos moratorias de varios años o que llegue el metaverso sin regulación y que luego no podamos revertir el impacto que eso tenga en las democracias o en el cambio de equilibrios”.
La Administración
"El control casa muy mal con la agilidad”, sentencia como resumen la dificultad de modernizar la Administración. “Vivimos en una sociedad que no tiene esa cultura aún y que no detecta la necesidad y a nivel de la Administración Pública te encuentras que tienes unos sistemas heredados durante muchos años que son muy robustos pero nada user-friendly, y que no puedes transformar de la noche a la mañana”.
Ahora se dispondrá de 2.600 millones de euros en un plan específico para modernizar las Administraciones Públicas. “Durante la pandemia”, explica, “tuvimos que absorber el 500% de los trámites online de la noche a la mañana, menos mal que los sistemas existentes aguantaron ese momento. Otra cosa que no se puede cambiar son la cantidad de controles que existen en la Administración, y viniendo del sector privado eso te puede chocar, claro”, reconoce.
Sin embargo, se muestra orgullosa de una acción, en concreto “del Kit digital, que es un ejemplo de cómo los fondos de recuperación están llegando a las personas con gran impacto y de cómo, cuando tú te modernizas desde la Administración, consigues cambios exponenciales. Se trata de una movilización sin precedentes”, explica.
Y aclara que “más de 60% de las empresas que lo podían pedir ya lo han pedido, porque los trámites han pasado de 36 documentos y días de gestión a 0 documentos y 20 minutos”.
Liderazgo femenino
Sobre el liderazgo femenino, se muestra categórica al afirmar que “tendría que haber más mujeres del sector tecnológico: la mujer está infrarrepresentada por un tema histórico que hace que las niñas no elijan las ciencias. Cuando yo estudiaba ingeniería, éramos un 16% de mujeres y 25 años después somos un 20 o 25%, es decir ha cambiado muy poco”.
Se expresa de forma directa: “Somos el único colectivo que no es un colectivo, porque somos el 51%, es decir, somos una mayoría. Hay más porcentaje de chicas que estudian en la Universidad y normalmente sacamos mejores notas, pero cuando llegamos al mundo laboral, al cabo de 10 años, las diferencias se han equiparado, y poco después el hombre sobrepasa a la mujer en posiciones directivas y en sueldo. En el mundo tecnológico es aún es peor”.
“La clave”, continúa, “está en que las mujeres participen del mundo digital pero ya en su diseño. Somos las mayores consumidoras del mundo online pero la mujer sigue teniendo un papel pasivo. No solo tenemos que ser consumidoras de tecnología, sino creadoras y eso requiere muchos cambios, ya desde la escuela primaria”.
En el futuro, “las grandes salidas profesionales pasarán por entender de datos y de tecnología, porque ya no va a ser un valor diferencial, los datos van a ser el nuevo inglés, es decir, si tienes esta competencia, no te dará ninguna ventaja competitiva; pero como no la tengas… te creará un enorme desventaja competitiva”.