Lucía Eguiluz, la rescatadora española que se lanza al mar cada día colgada de un helicóptero
Ella es una de las dos mujeres en toda España, dedicada a salvar vidas en el mar, y asegura que muchos de los aspirantes, se dan cuenta en las pruebas de acceso de que no sirven para esto.
19 febrero, 2023 01:15A primera hora de la mañana, los aspirantes se enfrentan a la prueba de dominadas, un mínimo de 10 para ellas, y 15 para ellos. Tras la fuerza, llega la resistencia. El difícil test de Course-Navette, que consiste en desplazarse de un punto a otro situado a 20 metros de distancia, realizando cambios de sentido al ritmo indicado por una señal sonora que va acelerándose progresivamente.
Después, todos al agua. La prueba consiste en realizar una apnea de un minuto y 45 segundos. Y tras ésta, tirarse desde una altura de diez metros a la piscina para nadar 125 metros en menos de dos minutos y veinticinco segundos, con un lastre de cinco kilos. Y si aún no estás cansada, baja a salvar a un maniquí en una piscina con olas.
Esta es sólo la parte física de las pruebas a las que se enfrentan mujeres y hombres aspirantes llegados de toda España que buscan formar parte del equipo de trabajo de Babcock, servicio aéreo de rescate.
Hoy sólo dos mujeres han conseguido un puesto en esta exclusiva plantilla dispuesta a asumir todo tipo de riesgos para salvar vidas, colgados de un helicóptero.
Hablamos con una de ellas, Lucía Eguiluz, que tiene su base en Reus, en Tarragona.
Las pruebas de admisión si bien son durísimas, se realizan en un centro. Pero no es lo mismo tirarse desde una piscina, que ir colgado en un helicóptero y tirarse al mar...
Efectivamente, no es lo mismo. Hay mucha gente que se da cuenta luego de que no vale para esto, y que no es capaz de enfrentarse a estas alturas. Cuando se abre la puerta del helicóptero estás tú sola.
Una vez que entras en la compañía, recibes una formación teórica de una semana y una formación práctica, así como 10 vuelos bajo supervisión, que es donde te das cuenta de si eres apta o no para desempeñar este trabajo. En la última convocatoria hubo quien vio en esta fase que no estaba preparada o preparado y no era capaz...
¿Cómo llegaste a esta profesión tan arriesgada?
Para entrar tienes que tener una serie de requisitos mínimos, y unas condiciones óptimas para desempeñar este puesto de trabajo. Yo hice el curso de nadadora de rescate en el Centro de Seguridad Marítima Integral en Jovellanos, Gijón. Así como también el grado medio de Salvamento y Socorrismo, que es como una FP, un grado profesional. Dominio del idioma castellano, conocimientos del inglés hablado y escrito, y el permiso de conducción.
¿Cuánta gente del equipo viaja en el helicóptero para un rescate normal?
En la mayoría de los centros de España somos cuatro con el modelo 139 en helicóptero. Pero tanto en Galicia como en Santiago, hay otra máquina, el 225, en el que van cinco. En la nuestra van un piloto, un copiloto, el operador de grúa y el rescatador. En el 225 se suma un rescatador más de apoyo y el helicóptero es mucho más grande que el nuestro. Tampoco sabes lo que te vas a encontrar ahí abajo en el mar, y a veces son necesarios dos rescatadores para bajar.
Tu estás muy habituada a desenvolverte en el mar...
Soy de Cantabria y desde pequeñita hice socorrismo deportivo y a día de hoy aún compito. Así que estaba muy familiarizada con el mar y el rescate antes de entrar a trabajar en este sector.
Cuando llevas toda la vida haciendo socorrismo, se trata de llevar tu ocio a la vida profesional. Cuando me preguntan qué haces en tu tiempo libre, yo siempre digo que socorrismo también, todo muy vinculado.
¿Cómo te preparaste antes de presentarte a las pruebas?
Estudié INEF y cuando terminé la carrera trabajé como entrenadora en un club de socorrismo y aunque no estaba trabajando en ello, sí estaba fomentando el socorrismo deportivo.
¿Por qué crees que hay tan pocas mujeres que se suman?
Cuando decimos a qué nos dedicamos, la mayoría de la gente piensa que es una profesión con mucho riesgo donde te la juegas cada día. También creo que nosotras no tenemos suficiente visibilidad como para que otras mujeres se interesen por ella.
Sí que es verdad, que en el norte de España hay mucha más visibilidad, por ejemplo, en Galicia todo el mundo conoce la profesión de nadadora de rescate, pero donde tengo base, en Reus, en Tarragona las personas desconocen la profesión.
Así que ahora, que entreno a otras chicas, reconocen que esta profesión les gusta. Pero no todo el mundo se ve con 40 años, en un helicóptero jugándose la vida bajando al mar.
Yo ya hecho mis cálculos, y como entré con 25, y si la situación no cambia podría estar jubilada con 54 años cobrando el máximo.
Si que es verdad, que dentro de la empresa se cuenta con nuevas figuras, como el nadador de rescate senior, y el operador de grúa cuando llevas determinados años en la compañía, es decir, son puestos que ya no tienen que bajar al mar y las condiciones físicas son diferentes.
Aparte de saber nadar como una sirena, ¿qué otras condiciones físicas requiere el estar colgada en el helicóptero?
El factor físico es fundamental y necesario porque como estés mal físicamente tenemos dos problemas, porque en vez de tener a una persona en apuros abajo, tienes dos. Pero también es importante el factor psicológico y el saber analizar la situación, tener mucha templanza, controlar nervios, porque muchas veces una misión fácil se convierte en difícil. Templanza, cabeza y mente fría.
¿Cuál es el último rescate que has realizado?
El último que he tenido que hacer ocurrió en el anterior turno, en el Delta del Ebro, nos llamaron a las 11.30h. de la mañana avisándonos de un surfista en apuros. Se trataba de un chico se encontraba en el agua que no era capaz de levantar la vela, y pegaba mucho viento, y alguien desde la costa avisó y nos activaron desde la torre de Tarragona. Fuimos allí y era un chico con poca experiencia, iba bien equipado pero con mucho peso extra: mochila, bolsa, equipo nuevo... Nosotros podemos subir a la persona pero no todo el material, asi que bajé con él y esperamos a una moto de agua, hasta que un compañero lo recogió.
¿Cuántos equipos de rescate hay como el vuestro?
Hay 13 bases. En Galicia, tenemos Coruña, Santiago, Viveiro y Vigo; Gijón, Reus, Valencia, Almería y luego Palma de Mallorca. Y Las Palmas y Tenerife.
¿Es en verano cuando se requieren más rescates?
No te creas. Es verdad que en mi zona, viene mucho turista a Salou y demás, que suelen dar guerra. Pero por ejemplo, en Galicia, todo lo contrario, en invierno es cuando más se trabaja. En nuestra zona se trabaja más en verano, porque hay mucho bañista que aparece a las siete de la tarde, pero va por rachas.
¿Cuáles son los peligros a los que te enfrentas cuando realizas un rescate?
Numerosos, desde un acantilado. Por ejemplo una patera que tuve que ir en Valencia, me tuve que quedar con ellos allí en el acantilado a peligros como bajar a un velero y quedarte enredada en sus propios aparejos. Es que al final puede ser cualquier cosa, unos compañeros fueron a socorrer un mercante que se incendió. Y entonces dices ¡joder!. Riesgos multitud y cada rescate es completamente diferente. Entrenamos unos patrones muy estandarizados, como por ejemplo, hoy entrenamos bajar a un acantilado, hoy entrenamos mercante y ganar embarcación a nado... Pero cada situación real es completamente diferente. y una vez que llegas abajo te puedes encontrar mil cosas, desde una mujer con un embarazo prematuro, un señor con un ictus. A nosotros nos dicen: ¡Vete a tal sitio!, pero falta el resto de la información y no sabes qué te vas a encontrar.
¿Y cómo es tu entrenamiento diario?
Ahora estoy en casa entrenando por la mañana y por la tarde. Realizo sesiones de físico y sesiones de agua en piscina, porque las condiciones atmosféricas no me permiten realizar los entrenamiento de momento en el mar.
¿Somos muy inconscientes la población en general, nos exponemos y nos arriesgamos sin necesidad?
No vemos el peligro. La falta de conocimiento aumenta el peligro de la situación. Por ejemplo, un verano con los típicos flotadores de flamenco, la madre puso al niño en el flamenco y comenzó a volar con el niño dentro. Tuvo que bajar el rescatador rasgando todos los flotadores que el viento se llevó, porque no sabía si había algún niño debajo... No vemos el peligro.
¿Te ha costado más como mujer que a ellos para llegar donde estás hoy?
La verdad es que no soy de las que están viendo las diferencias entre hombres y mujeres. Sí que es verdad que por ejemplo, en las pruebas físicas, se cambio el baremo, pero yo siempre me considero una más y siempre me han tratado así, sin diferencia de género. Soy la única chica de mi base y no he tenido ninguna experiencia negativa.
Cada vez somos más mujeres tanto en pilotos, como en rescatadoras.
Sí. En las Islas Canarias ya hay piloto y copiloto, mujer. Y en Gijón también hay una piloto que lleva tiempo.
Y luego me decías que estabas dando formación a las más jóvenes.
No tengo una programación fija anual y por tiempo no le puedo dedicar el tiempo que antes dedicaba a esto. Me gusta hacerlo cuando el tiempo me lo permite pero no lo asumo como una responsabilidad.
¿Y cómo crees que debemos motivar a las niñas para que ocupen estos espacios como vosotras?
La única fórmula es que existan referentes y que tengan visibilidad, para que ellas puedan elegir si les gusta, y que después se formen y luchen por estar ahí. Yo siempre recomiendo hacer algo más previamente. Una formación inicial en otra cosa y después especializarse en esto.
Tengo dos carreras universitarias, INEF y Nutrición. Y es verdad que no ejerzo, pero estoy acabando la segunda y en un futuro nunca se sabe. Tengo un respaldo de estudios y yo siempre lo aconsejo.
¿Cómo te ves en el futuro?
No me veo cambiando mi estilo de vida ni nada por el estilo. Sé que llegará el momento en el que deje la carrera deportiva, pero ni me lo planteo. Me tira mucho montar mi propia consulta de deporte y nutrición para ayudar a las personas, pero de momento, no me veo en otro sitio ni haciendo otra cosa. Me encanta lo que hago.