Reyes Oteo, compositora y luthier electrónica: "Camino deliberadamente por mi arte como una sonámbula"
La artista participa en 'ByBy', una colección solidaria de capas de PdH cuyas ventas irán destinadas a dar impulso a un proyecto de microemprendimiento femenino entre los 8 que se presentan para colaborar con la iniciativa.
8 noviembre, 2023 01:59El 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, la firma Pedro del Hierro presentó la colección solidaria ByBy. La integran ocho capas diseñadas por su director creativo, Nacho Aguayo, junto a 8 mujeres inspiradoras para decir adiós a barreras y discriminaciones.
Magas se da cita con una de estas mujeres inspiradoras: Reyes Oteo (Sevilla, 1982). Es compositora, inventora de instrumentos interactivos, intérprete electrónica y artista gráfica de partituras gráficas. Y, además de todo esto, sus óperas son las primeras en introducir holografía en 3D.
Esta artista inclasificable, catedrática de Composición Musical, que camina "deliberadamente como una sonámbula", trabaja incansablemente al servicio de su fantasía y sueños. Siente la obligación de materializarlos en espectáculos multimedia de alto impacto. Una creación de vanguardia que, dice, "se considerará clásica en 100 años".
Los beneficios de la venta de su capa, así como las del resto de co-diseñadoras de ByBy, servirán como impulso a un proyecto de microemprendimiento femenino, que será seleccionado por un jurado entre las ocho iniciativas que se presentan para colaborar con la propuesta de la firma.
Como mujer inspiradora para Pedro del Hierro, ¿en qué cree que puede inspirar?
En que es posible labrarse una carrera no convencional. Yo estudié composición musical, y como tengo mucha imaginación estoy abocada a tener que realizar las cosas que imagino. Estaba enamorada de la música electroacústica desde antes de estudiar composición, porque se hacen sonidos desde la fantasía que no existen en la naturaleza.
Cuando llevas al escenario esa música ilimitada en sonidos se crea una comunicación visceral, directa e impactante con el público. Es cierto que siempre hay cierto resquemor y que hay que hacer un pacto de ficción.
¿Qué barreras, si las ha habido, ha tenido que romper?
Tal vez, la dispersión derivada de mi imaginación me lleva a romper las barreras de los conceptos de compositor y de instrumento. Más allá de la partitura, yo como compositora toco, pinto, hago partituras gráficas en distintos soportes... En cuanto a expectativas depositadas en mí como mujer, realmente no he sufrido barreras, sino tal vez el privilegio de poder brillar por ser de las pocas en este ámbito.
¿Es difícil encontrar financiación? Usted ha compuesto música para diferentes países: España, Estados Unidos, México, Suecia, Finlandia...
En la música parece que siempre estamos en crisis, sobre todo en la que no es de consumo, sino del arte por el arte. En mis proyectos intento no depender de nadie. Si inventas tienes que materializarlo porque, si no lo haces, te quema las entrañas. En alguna ocasión puntual sí he recibido apoyos a la producción. Por ejemplo, una residencia en la Universidad Laboral para mi primera ópera de interactivos, Cosmovisión. También, gracias a la asociación Ritmo Vital, podré estrenar mi segunda ópera, El libro de la ley.
¿Cómo definiría su arte?
Es difícil, porque yo estoy sumergida en él y camino deliberadamente como una sonámbula. Simplemente, sirvo a lo que pienso que solo yo puedo hacer: lo que sueño o lo que veo en mí en el momento de creación. Así que quizás le correspondería a otro, un psicólogo, por ejemplo, analizar mi obra. ¿Cuál era la pregunta?
Era "cómo definiría su arte"…
Como una música del cuerpo, basada en el pensamiento y en la esencia del mundo. Por decir algo menos rimbombante, tal vez, como la relación entre el arte y la tecnología, e incluso la naturaleza. Yo cojo la hoja de un árbol, la estudio, me maravillo y mido su conductividad, cuánta luz traspasa… Todo eso estimula mi imaginación. Al final, llevas las verdades pitagóricas del mundo al arte. Luego yo lo traduzco en sonidos. Ahí va la fantasía.
Le han definido como una artista visual, sonora y psiconauta. ¿Psiconauta tiene relación con viajes alucinógenos?
No. A los artistas no nos hace falta. Psiconauta significa navegar por los pensamientos y también es el subtítulo de una de mis últimas obras.
Usted ha compuesto 70 piezas sinfónicas y electrónicas. ¿De dónde saca el tiempo?
Además, soy madre de tres hijos. De los 20 años que llevo componiendo, los últimos 15 han ido prácticamente acompañados de la crianza. A veces, involucro a mis hijos en el proceso creativo. En mi salón, las cortinas están quemadas por los láseres y, cuando voy a encender la tostadora, el pequeño me dice "no, mamá, no eches humo por la máquina", y yo tengo que asegurarle que solo le voy a hacer una tostada. En mi caso, el espacio doméstico es mi propio laboratorio.
[María Sañudo: "En Hoss Intropia apostamos por mujeres con personalidad que valoran lo artesanal"]
¿Cómo le da tiempo a tanto?
Porque casi solo voy del laboratorio a las clases. Apenas me relaciono con personas.
¿Cuál es su proceso creativo? ¿Cómo pasa del concepto a la obra? ¿Y cuánto difiere la obra del concepto inicial?
Mis clases de composición se centran en eso, en hacer pasar a los estudiantes por las tres fases: idea, proceso y obra. Yo tengo ideas muy alocadas que sueño o imagino. Por ejemplo, soñé que yo estaba colgada boca abajo y que el instrumento era mi cuerpo. Entonces el sonido iba cambiando según el otro intérprete, con sus manos, acariciaba, tocaba o presionaba.
Como me convierto en esclava de lo soñado, tengo que materializarlo y empecé a medir la conductividad de la piel. Tiene bastante dificultad técnica en cuanto a la electrónica. Por otra parte, estudié cómo colgarme boca abajo sin pedirle a nadie que tirara de una garrocha.
Así que encontré la solución electrónica para lo del sonido y utilicé sedas acrobáticas de circo para poderme subir y colgar. En El libro de la ley materialicé ese instrumento interactivo que es la piel. Es la meta de muchos años.
¿Usted lleva una especie de traje con sensores?
No. Es la piel. Para que no sea un desnudo me pongo una pequeña falda y un top. Si aprietas, la propia humedad hace que salten sonidos con más fluidez, si acaricias suenan campanillas. También hay sonidos graves, gritos…
Es música electroacústica o electrónica de interactivos. ¿Qué es interactivo exactamente?
Interactivo quiere decir que la música cambia en tiempo real según los parámetros físicos: el grado de humedad, de luz, la temperatura. Yo traduzco a música la variación de ese parámetro físico que puedo medir.
¿Sus obras se pueden representar varias veces?
Sí. Están formuladas en partitura cerrada, con todos los detalles de cómo hay que hacerlas. El margen de improvisación no es muy amplio.
Usted es luthier de instrumentos electrónicos. Ha inventado más de 30.
Empecé tocando música con ordenador con grupos de danza, pero me veía limitada por el instrumento en cuanto a expresión y rapidez de respuesta. Entonces me puse a inventar instrumentos que podía tocar y reaccionaban a la luz, a la humedad de la piel, etc. Seguí haciendo música con biomateriales: fruta, carne… Eso fue hace muchos años. Ahora parece que está en boga. Después con vestimenta: delantal interactivo, casco interactivo, falda...
Luego estuve cuatro años con el proyecto Cíborg, que voy a reflotar el año que viene. Soy yo misma con ciertas pistas conductivas sobre la piel que voy tocando. Introduje una parte visual, láser y LED, que estimulan el sonido también de manera interactiva. Últimamente, he incorporado la holografía 3D. Mis dos óperas son las primeras que han introducido esta tecnología.
¿En sus óperas hay voces humanas?
En Cosmovisión hay tres roles: un tenor, un organista y yo misma como intérprete electrónica. En la segunda ópera somos Juanjo Guillén, el solista de percusión de la ONE, yo como intérprete electrónica, mi voz en directo y el registro grabado de mi voz.
¿Cuál es su manera de componer?
Tengo una formación clásica en composición. Ligeti decía que él, primero, recreaba cómo suena la obra en su cabeza y, después, la técnica venía al auxilio de intentar recrearla de la manera más fiel posible. Tengo un compromiso estético con la verdad de la obra. Cada obra requiere una cosa distinta. No hago tal cosa como repetir ciertas fórmulas para que se reconozca mi música. Soy esclava de la idea.
¿Podría matizar a qué verdad se refiere?
A adecuar el concepto de la obra a lo que tiene que comunicar. Uso para ello las técnicas más adecuadas. Al final, es un acto de comunicación en sentido amplio.
¿Y qué quiere comunicar?
En las obras de arte por el arte, de arte no aplicado, se tratan los grandes temas de la humanidad y también los medianos: lo pequeños que somos en el mundo, cómo funciona todo, por qué estamos aquí, el amor, qué pasa cuando muere una persona querida...
¿Qué diría a la gente que no está acostumbrada a su música?
Les diría que la música artística se considerará dentro de 100 años música clásica. Esta música recoge la inquietud, la sensibilidad y la estética del momento. No tiene mucho sentido vivir anclado en el pasado. El público debería estar abierto a escuchar y tener experiencias nuevas de alto impacto.
No puede pasar con los artistas de hoy en día lo que pasó con Van Gogh, que te valoren cuando hayas muerto. Creamos con nuestro sentido del deber hacia el arte a pesar de la falta de medios y el desprecio. Se debería apoyar la creación actual en todas las disciplinas.
¿Qué le ha llevado a participar en este proyecto de Pedro del Hierro? ¿Cómo es la capa que ha diseñado?
Es una capa muy enfundada. En la parte de arriba aparece una imagen impresa bien grande, donde sale mi Cíborg con su capa de luces como luciérnagas. El resto del cuerpo también es un print de una partitura gráfica mía como artista plástica. Va a ser toda verde y con colores. Es como una radiografía con unos trazos que yo grabé sobre un metacrilato que luego estaba iluminado. Muy bonita y misteriosa.
¿Va a sonar la capa?
No, porque se tiene que producir en serie.