Carlota Pérez de Castro, la mujer más joven en exponer en Cibeles: "A mucha gente le da morbo el dolor del artista"
La madrileña es una de las co-diseñadoras de ByBy, una línea de capas solidarias firmadas por Pedro del Hierro para impulsar una iniciativa de microemprendimiento femenino entre las 8 que se presentan al proyecto.
6 diciembre, 2023 01:23El pasado 8 de marzo, Pedro del Hierro presentó la colección solidaria ByBy. En ella se integran ocho capas diseñadas por su director creativo, Nacho Aguayo, en colaboración con mujeres inspiradoras como Carlota Pérez de Castro (Madrid, 1998), que se unen con la firma para romper con las barreras y prejuicios que frenan el desarrollo profesional de las mujeres en España.
[Pedro del Hierro presenta a las 8 mujeres que co-diseñarán su colección ByBy]
La madrileña, una de las ocho profesionales que forman parte de la campaña, es la artista más joven que ha expuesto en el Palacio de Cibeles. Desde entonces, hace ya cinco años, no ha parado: Australia, Almería, Barcelona, Madrid… Artista interdisciplinar, para quien el proceso creativo comienza como un juego, pinta sobre todo tipo de superficies con gran protagonismo del cuerpo, hace performances, incluye elementos de moda en su obra…
Su iniciativa, Exposición andante, comenzó como un proyecto que ella misma aprovechaba para alzar su voz, es decir, para mostrar sus propias obras, y ahora que la iniciativa va por la novena edición, también sirve de trampolín a artistas noveles.
Los beneficios de la venta de su capa, al igual que las del resto de co-diseñadoras de ByBy, irán destinados a apoyar un proyecto de microemprendimiento femenino que será seleccionado por el jurado entre los ocho que se presentan para colaborar con la colección.
Como mujer inspiradora para la firma Pedro del Hierro, ¿en qué cree que puede inspirar?
Qué difícil. Yo estoy todo el día disfrazada, pintándome, haciendo lo que mucha gente diría que son tonterías, locuras… Permitirme ser libre, incluso hacer el ridículo, publicarlo, no ser perfecta, a lo mejor invita a otras personas a liberarse. Soy partidaria de que cada uno haga lo que quiera.
¿Qué barreras, si las ha habido, ha tenido que romper?
Las ha habido todo el tiempo. Romper la barrera de decir "soy artista" fue duro. ¿En qué momento eres artista? ¿Qué tienes tú que no tengan los demás? Sentí una gran inseguridad... Esa barrera la tengo bastante superada, pero todavía, a veces, la palabra artista me sigue quedando grande.
Luego están las barreras que encuentras al abrirte paso. En Australia, llamé a la puerta de muchísimas galerías. "¿Quién eres? ¿A qué vienes?", me decían. ¿Por qué el mundo del arte es así de esnob y de elitista? ¿Por qué tiene tantos tabúes? Esas son barreras que yo estoy constantemente intentando romper.
Usted es hija y nieta de pintoras. ¿Ha sido más difícil para ellas?
Mi abuela es una gran pintora. Tiene una sensibilidad y un conocimiento del color inmensos. Es feliz pintando y fue profesora de pintura, pero nunca ha expuesto, ni vendido, ni ha sido considerada artista por la industria del arte. No tiene la necesidad.
Eran otros tiempos y ella te lo dice sin dolor. Tenía que estar en casa, hacer otras cosas. Ella pinta porque no puede evitarlo. Pero nunca hizo una carrera de ello porque tenía otras prioridades. Mi madre ha hecho carrera de artista. Ha expuesto en todo el mundo. Es un cambio generacional increíble.
Su madre es buena pintora.
Es mi mayor maestra. Las dos lo son y me han apoyado muchísimo. Dicen, primero, que te consideran demasiado joven para ser artista, hasta los 35, y luego, de repente, que ya eres demasiado vieja.
Usted ha sido la artista más joven en exponer en el palacio de Cibeles. ¿Qué edad tenía?
20 años. En Cibeles no era muy consciente del lugar en el que me estaba metiendo. Yo pintaba, me apetecía compartirlo con mis amigos. Se presentó la oportunidad y dije "venga, claro que sí, qué divertido".
Cuando fuimos a ver la sala, mi abuela me dijo "Carlota, tú esto no lo llenas". Me dieron un año para pintar la exposición. Estuve como loca pintando todo lo que se me ocurría. Colgué 70 obras. Fue increíble, muy bonita. Cibeles me abrió puertas. La gente, de pronto, me veía como artista.
Desde que ha expuesto en Cibeles ha hecho 30 exposiciones...
Sí, en cinco años. Primero me fui a Australia ocho meses a ver si podía hacerlo sola, porque en Madrid tengo mucho apoyo y amor. Conseguí una exposición de 12 piezas enormes de 12 músicos y también se vendió entera. Entonces pensé que era posible y encima me salía de dentro. Me puse como una loca a pintar, tenía una necesidad de hacerlo como si me fuera a morir en un año.
Para exponer llamé a mil puertas. De vez en cuando, alguien me decía que sí. Esas exposiciones eran como una necesidad que yo tenía de compartir, experimentar, probar, enseñar, hablar... Han sido unos años frenéticos, muy locos. También hicimos la primera Exposición andante. Acabamos de hacer la novena edición.
¿En la Exposición Andante los artistas andan con sus obras por la calle?
Cada día hacemos un recorrido. Empezó en el Retiro, que es un poco como su casa, por así decirlo, pero hemos ido por Madrid Centro, por Goya… La primera fue pospandemia, por la necesidad de compartir, propia y de otras dos chicas. Como el mundo no nos iba a dar oportunidades, hicimos esta exposición para nosotras. Nos abrió un montón de puertas. Ahora, no es tanto para nosotras, sino para dar voz a otros artistas que están empezando. Nosotras, tras cinco años, tenemos un poco de voz.
¿Usted se considera pintora o artista multidisciplinar?
Lo más multidisciplinar que se pueda ser quiero serlo yo. Concibo el arte como poder pintarlo todo, sea un lienzo, una persona, una pared, un coche, una casa… Es otra barrera que me he encontrado cuando me preguntan "¿pero qué eres, pintora, performer, diseñadora de moda o de interiores?". Todo eso está dentro de mí y bailo entre ello. Todos son uno, porque al final el arte es un completo.
¿Qué influencias tiene, además de su madre y su abuela?
En casa hay más. Mi tío es escultor y todas mis caras abstractas vienen de él. Me ha enseñado referentes increíbles: Picasso, Matisse... Desde muy niña copiaba caras de Modigliani como una loca, y a los impresionistas, para ver qué quedaba de ellos en mí. También admiro mucho a la española Lita Cabellut. Es maravillosa y tiene un éxito enorme. Y a la artista francesa, Inès Longevial, que es la mejor de nuestro tiempo.
¿De su obra qué destacaría?
Las caras y las rayas. Me llevan acompañando desde niña y se repiten constantemente. Voy de unas a otras, es mi equilibrio. Rayas cuando hago body painting o retrato personas. Rayas como figuras sin contorno, con una técnica súper mixta, con papeles, todo tipo de tintas…
Pinto las caras repetidamente por su belleza: chiquititas, más grandes, más locas, en piedras, en sillas, en el estudio, en paredes, en mesas, en todo... Si yo tengo un lápiz en la mano siempre estoy pintando caras. Es algo que no sé muy bien de dónde me sale.
¿Cuál es su proceso creativo?
El comienzo es como un juego. En mi infancia jugaba con mi hermana a pintarnos, disfrazarnos, a pintar en el cuadro de mi madre, a mancharnos… Eso lo cuido mucho y lo prolongo a día de hoy. Aquí mismo, en el estudio, hago body painting, pongo cartulinas, colores, saco no sé cuántas cosas colgando, me pongo otro papel encima, me disfrazo. Entonces, empiezan a surgir cosas, algunas interesantes. A lo mejor, alguna foto, luego un boceto. A continuación, ya empiezan a salir cosas más serias, por así decirlo, y comienza un proceso creativo mucho más plástico, más pautado, más sólido. Lo escribo, busco la conceptualización. Pero empieza como un juego.
¿Cuánto se transforma la idea hasta el resultado final?
En mi caso se dan mil vueltas y mil viajes. Casi de cada proyecto se podrían sacar diez.
¿La idea del artista atormentado está pasada de moda?
Es otra barrera con la que lucho. A mucha gente le da morbo el dolor del artista. Lo veo venir cuando empiezan a preguntarme sobre mi obra y a rebuscar traumas y dolor. No quiero que nazca de ahí. Todos tenemos problemas y hemos tenido momentos muy duros en la vida. No quiero que eso sea el alimento y la comidilla de mi trabajo. Que a lo mejor es un motor en algunos momentos, sí. Pero, de ser así, quiero transformarlo y que los ojos del espectador disfruten al ver mi obra.
¿Qué temas le inquietan y quiere reflejar en su arte? ¿Cuáles son sus fantasías?
Yo he sido una niña muy social, me he hecho amiga hasta de las plantas. Me encanta la gente, observarla, ver cómo se comunica, cómo se viste, cómo se mueve… Todo lo que envuelve a la persona es mi punto de inspiración. ¡Qué mejor lienzo que alguien con personalidad! Impone muchísimo pintar a una persona y es muy enriquecedor.
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¿Tiene el arte o el artista que ser comprometido?
Todos tenemos responsabilidad y cada uno le tiene que dar la forma que pueda en su campo. Yo intento siempre usar materiales reciclados, coger maderas, lienzos que ya han sido utilizados y darles una segunda vida. En mi estudio no se tira nada. Reciclo o reutilizo.
¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrenta una artista joven?
Ya hemos hablado de alguna. Tener la primera oportunidad, encontrar un lugar donde exponer tu obra, enmarcarla, poner precio, invitar a los amigos y decir de un día a otro "soy artista". Ese momento está lleno de inseguridades. Obviamente, la primera vez no vales, es un experimento. Una vez dado ese salto, empiezas a entender muchas cosas, los conocimientos se van asentando, hay otras dinámicas. Por eso, hemos continuado con la Exposición andante. Vamos ya por la novena edición. Para ayudar en esa primera oportunidad, porque es la más difícil.
¿Qué le ha llevado a participar en este proyecto de Pedro del Hierro?
Poder diseñar una capa con una marca tan eminente como Pedro del Hierro es para mí un sueño. Encima, que te brinden un equipo tan sólido para hacerlo realidad. A mí me vuelve loca la moda. De hecho, estudié Moda y tengo una marca pequeñita para mis amigas de cosas que veo cuando viajo y pienso que tengo que traerlas.
Finalmente, ¿cómo es la capa que ha diseñado para Pedro El Hierro?
Es una capa hasta el suelo de larga con una caída hermosa. He pintado una cara en toda la espalda, enorme. Me divierte muchísimo que alguien pasee por la calle con una de mis caras mirando, interactuando. Es una performance diaria. Esas caras son un reflejo del ser humano. Al ser abstractas, la persona que la mira proyecta sus emociones. La capa es monocromática, blanca y negra. Por el otro lado, de rayas.