Anouk Aimée (1932-2024) fue una actriz francesa dedicada al séptimo arte en cuerpo y alma. Nominada al Oscar por la película Un hombre y una mujer, del director Claude Lelouch, cuando tenía 35 años, su rostro era auténtico e inconfundible y marcó décadas en la historia del cine francés. 

El martes 18 de junio de 2024 nos decía adiós, a sus 92 años de edad, en su casa de París. Así lo hacía saber su hija, la también actriz Manuela Papatakis, mediante un comunicado en la red social Instagram.

Aimée, o mejor dicho Nicole Françoise Florence Dreyfus, nombre real de pila, se puso al servicio de los genios cinematográficos desde la temprana edad de 14 años. 

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Bebió de la influencia del cine desde la infancia, pues su madre también se dedicaba a la actuación, e hizo de esta crianza artística su manera de vida.

Enigmática, bella y de imperativo talento, se convirtió en una leyenda que tras su marcha deja un halo de nostalgia recogido en sus recuerdos interpretativos. 

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    Dulces inicios

    La actriz nació en la capital francesa en el año 1932 en el seno de una familia judío-cristiana. Aprovechó el apellido de soltera de su madre para recorrer la Francia ocupada y formarse en danza en la Ópera de Marsella, dando así por iniciada su carrera en el cine con solo 14 años. 

    La maison sous la mer fue su primer trabajo y de él extrajo su nombre artístico Anouk. El apellido, sería obra del poeta Jacques Prévert, que hizo la adaptación del texto de Romeo y Julieta en la película Les amants de Vérone: el primer protagonista de la actriz.

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    Décadas de éxitos

    Los trabajos comenzaron a invadir la vida de la actriz francesa. De Los amantes de Montpanasse Rojo atardecer… hasta el éxito que detonaría su carrera en la gran pantalla como Maddalena en la película La dolce vita en el año 1960.

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    Un reflejo de sensualidad

    Bohemia, sexual y liberada. Su papel como Maddalena marcaría la década de los 60, sus posteriores papeles y a ella misma. 

    Tanto se entregaba a sus personajes que tras el rodaje de Lola (1961) declaró que no sabía dónde acababa ella y dónde empezaba Lola. 

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    Reconocimiento mundial

    En el año 1966 llegó su estrellato más allá del cine de autor con el título Un hombre y una mujer.

    Con ella conseguiría un Globo de Oro, un Bafta e incluso la nominación a los Oscar. Tal fue el éxito, que décadas más tarde continuó con Los años más bellos de una vida, siendo este su último trabajo. 

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    Actriz incesante

    Sin descanso, los títulos de sus trabajos conforman una larga lista: La historia de un hombre ridículoUna citaPrêt-à-Porter, Salto en el vacío, La sombra del pasado...

    Más de 90 son los títulos que contaron con Anouk Aimée en su reparto.

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    Inconfundible estilo interpretativo

    Para la francesa, el secreto de su éxito a la hora de interpretar tantos papeles era escuchar qué tenían para decirle sus personajes. También no tomarse a sí misma demasiado en serio, y esto lo aprendió de Fellini. 

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    Libre y muy suya

    La actriz vivió como quiso sin entender de tradiciones o ataduras sociales. Llegó a estar casada en cuatro ocasiones y tuvo una hija, Manuella Papatakis, quien no se separó de ella hasta el último aliento a los 92 años, en 2024. 

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