La actriz recibe a Magas en la Fundación Mapfre.

La actriz recibe a Magas en la Fundación Mapfre. Esteban Palazuelos

Protagonistas

La gran dama Núria Espert, a los 89: "Mi energía nace de la voluntad y de la buena salud que me regala la vida"

La actriz, empresaria teatral y directora de ópera, recibe el 'Premio a Toda una Vida Profesional José Manuel Martínez Martínez' de Fundación MAPFRE.

26 septiembre, 2024 08:37

Impone entrevistar a una mujer con una trayectoria profesional tan prolífica como exitosa, una gran dama del teatro, una pionera en la dirección de ópera, una mujer que ha dejado una huella imborrable y eterna en el mundo artístico. Y, sin embargo, sencillez y humildad es lo que emana cada poro de la piel de Núria Espert, una de las grandes que siempre ha volado alto pero teniendo los pies en el suelo. 

A sus 89 años, lleva más de siete décadas trabajando incansablemente y, por el momento no piensa en la retirada pues ya prepara su nueva obra, Todo pájaros. La lista de los reconocimientos que ha recibido es larga, entre ellos el Premio Princesa de Asturias de las Artes, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y este mismo año el Premio Max de Honor. Pero no son suficientes... Este 26 de septiembre se anuncia que la actriz, empresaria y directora de ópera, recibirá otro que, además, es muy especial para ella. 

La Fundación MAPFRE le entregará el próximo 8 de octubre el Premio a Toda una Vida Profesional José Manuel Martínez Martínez, un galardón dotado con 40.000 euros, que la institución concede anualmente a las personas que dedican su vida a mejorar la de los demás para reconocer y agradecer ese carácter de generosidad y entrega. Será la reina Sofía quien haga los honores en el Casino de Madrid, algo que aporta un plus de emoción para ella.

La actriz pronto empieza a ensayar su nueva obra de teatro.

La actriz pronto empieza a ensayar su nueva obra de teatro. Esteban Palazuelos

Espert ha protagonizado infinidad de obras desde su debut en 1950 con La vida es sueño de Calderón de la Barca. A los 24 años, creó su propia compañía y forjó una sólida reputación con títulos como Anna Christie de Eugene O’Neill, Las criadas de Jean Genet y Yerma de Federico García Lorca. Por si esto fuera poco, a los 50 comenzó a dirigir ópera y fue también directora del Centro Dramático Nacional.

Además de su impecable trayectoria sobre los escenarios, la actriz ha demostrado un fuerte compromiso con diversas causas sociales y humanitarias que buscan hacer del mundo un lugar más igualitario, inclusivo y solidario. En 2019, recibió el Premio Internacional Humanismo Solidario 'Erasmo de Rotterdam', un galardón que reconoce el valor humano y la interculturalidad de personalidades e instituciones. Durante la pandemia de COVID-19, también participó en varias campañas destinadas a mitigar el impacto económico y social de la crisis sanitaria, a través de la ayuda a las personas y colectivos más afectados. Y en 2022, aportó su donación para la recaudación de fondos para los damnificados por el volcán Cumbre Vieja de La Palma. 

Este apabullante perfil profesional es de sobra conocido, pero detrás de él se esconde una mujer avanzada, amante de la libertad y de la igualdad, esposa, madre y abuela orgullosa. Asegura con una sonrisa serena que ha tenido "una vida feliz", aunque a veces también ha sido "desgraciada". La muerte de su marido, Armando Moreno Gómez, y una pequeña depresión han dejado su cicatriz, pero Núria sigue mirando la vida con ilusión y ganas. Y tiene sucesora, su nieta, Bárbara Lluch, de la que confiesa estar "muy orgullosa".

Otro premio más después de tantos y tantos, ¿sigue haciendo ilusión?

La ilusión permanece, absolutamente. Sobre todo este premio, que da la posibilidad de convertirse en algo para más gente. Es un regalo preciosísimo. Además, me hace mucha ilusión que me lo entregue la reina Sofía, porque la respeto enormemente. Será un placer poder hablar con ella y recordar cuando estuvo en Londres viendo el estreno de La casa de Bernarda Alba en 1986.

Está preparando un proyecto nuevo...

Sí, es la obra Todo pájaros, que dirige Mario Gas y cuenta con actrices y actores maravillosos. Empiezan los ensayos el 14 de octubre y estrenamos en Navidad. La verdad es que tiene muy buena pinta.

Núria, tiene usted 89 años y lleva trabajando desde que era una adolescente. Parece que la palabra 'retirada' o 'descanso' no entra en sus planes. ¿De dónde saca esa energía, esas ganas?

Mi energía nace ahora de la voluntad y de la buena salud que la vida me ha regalado en general, con algunos tropiezos como todo el mundo. Pero estoy muy feliz, contenta.

"Incluso en la parte más carca de la sociedad que puede haber sienten que las mujeres hablan y no son meras espectadoras"

¿Qué le ha dado y qué le ha quitado la profesión? ¿A qué ha tenido que renunciar?

Yo creo que mis hijas, cuando tenían dos o tres años, me debieron echar de menos, porque entonces papá y mamá trabajaban como locos para hacerse un lugar en el mundo. Sin embargo, nunca me han dicho nada, nunca se han quejado. Pero de pronto piensas que trabajas demasiado, que debes pasar más tiempo con ellas...

Aún así, las renuncias han merecido la pena, también para mi marido, que luchó como un tigre. Si mis hijas alguna vez pensaron en esas ausencias, se les habrá olvidado, espero. No ha habido ni una indirecta, y eso que he estado muy atenta a eso (risas).

Usted ha sido una mujer luchadora y pionera en muchas facetas, por ejemplo dirigiendo ópera, un terreno casi exclusivamente de hombres. ¿Cómo cree que ha evolucionado el papel de la mujer en el mundo artístico?

Creo que las mujeres han caminado con pasos gigantescos. Incluso en la parte más carca de la sociedad que puede haber sienten que esa tierra se mueve y que las mujeres hablan, no son solo oyentes. Estamos obligadas a hablar y a no ser meras espectadoras y eso me gusta muchísimo.

Recuerdo una vez que había un follón fuera del teatro, una manifestación con mujeres jovencísimas que gritaban. Se me acercó una persona y me preguntó que por qué gritaban tanto y yo le contesté: "Déjalas, que llevan 50 años sin poder abrir la boca". Siempre hay que avanzar en el camino de la igualdad y el respeto. Somos millones de mujeres y estamos calladas en buena parte del mundo. En occidente algo se consigue a ese respecto. Ahora hay mucha literatura femenina, por ejemplo, porque han decidido publicarlas, cosa que antes no pasaba. Los hombres se apoyan muchísimo entre ellos, pero creo que falta que las mujeres nos apoyemos más. 

"En el cine, medio kilo más y un año más y la carrera de una actriz está kaput. Afortunadamente, en teatro no pasa tanto"

Muchas actrices se quejan de que no hay papeles para las mujeres maduras...

Bueno, eso pasa en el cine, por supuesto, medio kilo más y un año más y la carrera está kaput. Afortunadamente, en teatro no pasa tanto. Quizá no hay toda la oferta que necesitaríamos, pero las buenísimas actrices cumplen años igual que las mediocres, con lo cual siempre hay un pozo del cual sacar tesoros.

Leía recientemente unas declaraciones suyas en las que decía que cuando se atraviesa por un momento maravilloso de felicidad, muchas veces no es consciente hasta que ha pasado. ¿En qué estado se encuentra actualmente? 

De máxima felicidad, pero solo si una no sale de casa o no pone las noticias. Para ser feliz ahora hacen falta muchas ganas, ganas de que las cosas mejoren. Te vuelves como una luchadora ahí sentada viendo todo ese horror en la televisión. Después la apagas, trabajas, te dan este premio maravilloso... y te olvidas de todo, porque el cerebro te permite pasar de una cosa a la otra en un segundo sin dejarte la vida, salvándote un ratito para volver de nuevo.

Le inquieta la actualidad...

No sé si se dan cuenta de lo que está pasando. Medio mundo se va hacia el otro medio y no cabemos todos en un continente. Habrá que empezar a moverse ya, pero ¿qué se puede hacer? ¿Puede Netanyahu acabar con lo que pasa en Gaza? Claro, pero no quiere, debe pensar que no ha muerto gente suficiente. Es una vergüenza que lo estemos viviendo y que luego nos vayamos todos a comer, al teatro... Pero la vida se impone. Tenemos la gran facultad para cambiar de chip en un segundo.

Confesiones íntimas de una estrella

La actriz es una trabajadora incansable desde hace siete décadas.

La actriz es una trabajadora incansable desde hace siete décadas. Esteban Palazuelos

Durante esta entrevista, Núria Espert habla pausadamente, se emociona en algunos momentos, pero su gesto y su maquillaje se mantienen inalterables. Se define como una mujer coqueta que siempre ha cuidado "mi cuerpo y mi cabeza". Pero en ocasiones la vida te pone pruebas y has de lidiar con la pérdida de los seres queridos o el estrés laboral. En una sociedad actual donde hablar de salud mental es importante, la actriz también ha visibilizado sus problemas.

"Me gusta decir que pasé por una pequeña depresión, aunque no fue tan pequeña. Fue dolorosísima, porque la depresión es implacable. Todo el mundo se moviliza y trata de ayudar, pero tú eres como una piedra. Siempre he creído que aquella depresión me la produjo la dirección de ópera, esa bajada de confianza... No podía con aquello, porque la ópera es tan grande... En aquel entonces solo pensaba: 'Me quiero ir a casa'. Rigoletto la hice ya enferma, pero aún dirigí Turandot, la más grandiosa de todas", nos cuenta. Y pese al éxito obtenido, lo dejó y volvió a su casa, el teatro.

En el terreno del amor, Núria tuvo a su príncipe azul, su marido, con el que se casó con 20 años y con el que tuvo dos hijas. Antonio Moreno murió en 1994, un duro golpe para ella. Nunca ha rehecho su vida. "No me han interesado los hombres, yo pensé que me interesarían, pero no ocurrió. Eso pasó una vez en la vida por lo visto. Tras la muerte de mi marido seguí trabajando porque, además, era el único lugar en el que podía pensar y actuar. Fuera era un dolor tan insoportable...", recuerda.

Ha concedido cientos, miles de entrevistas, ha publicado sus memorias... ¿Hay algo de Núria Espert que no conozcamos?

Uy, a estas alturas con 89 años creo que lo he dicho todo. Puedo contar que lo que más me gusta del mundo es leer. Antes me encantaba caminar, pero ahora apenas lo hago. He tenido muchísimos amigos, muchos ya no están y los echo de menos, pero no tengo miedo a quedarme sola. Todavía me quedan buenos amigos a los que mimo y cuido, mi familia... 

Terminamos este encuentro con una reflexión de la actriz que hace mirando de frente, con esa mirada serena que impresiona: "El final de la historia es que he tenido una vida estupenda. No me ahorró trabajo, ni me tocó la lotería y pienso que la he aprovechado y he sido feliz. Además, tengo una nieta portentosa a la que adoro, que ha empezado a dirigir ópera y a la que se le abren todas las puertas. Estamos felices".

Y también con una anécdota que cuenta Belén, su representante y una de las personas que mejor la conoce. En una ocasión la llamaron de Mediaset para invitar a Núria Espert a un conocidísimo programa de corazón y le ofrecían bastante dinero. "Cuando se lo comenté, ella me dijo: '¿Pero qué quieren, hundir la audiencia a cero?". Genio y figura.